LA GRAN ILUSIÓN. ESCULTURAS VERISTAS Y SUS TÉCNICAS

10/09/2014


 

 
     
     

Niño Jesús

Anónimo
Siglos XV-XVIII
Madera policromada, cristal, lana y textiles
Convento de Ursulinas (Landshut)

 

Busto Femenino (¿Dolorosa?)

Anónimo napolitano
Hacia 1750-1800
Madera policromada y ojos de vidrio
Liebieghaus Skulpturensammlung (Frankfurt)

 

La colección de esculturas (Skulpturensammlung) Liebieghaus de Frankfurt presenta del 1 de octubre de 2014 al 1 de marzo de 2015 una magna exposición dedicada a la tradición de la escultura hiperrealista.

Su título es La Gran Ilusión. Esculturas Veristas y sus Técnicas (Die Grosse Illusion. Veristische Skulpturen und ihre Techniken) y ofrece una fascinante visión del esfuerzo realizado por artistas de diferentes épocas estilísticas, a lo largo de más 4.000 años, para realizar las más fieles representaciones escultóricas del ser humano.

La muestra reúne 52 obras pertenecientes a distintos siglos para transmitir una impresión única e integral de este fenómeno histórico-artístico. El público podrá ver piezas extraordinariamente realistas que son al mismo tiempo impactantes, imponentes y hasta irritantes a los ojos del espectador.

 

 
     
     

Niño Sentado

Duane Hanson
1974
Resina, fibra de vidrio, pelo, madera y textiles
Museum Boijmans Van Beuningen (Rotterdam)

 

Cabeza de Joven Africana

Anónimo romano
Siglo II
Mármol negro y roca calcárea
Museo Nazionale Romano (Roma)

 

Asimismo, La Gran Ilusión. Esculturas Veristas y sus Técnicas (Die Grosse Illusion. Veristische Skulpturen und ihre Techniken) examina las variadas técnicas empleadas por los artistas para crear efectos ilusionistas, como el uso de cabello natural, ojos de vidrio y las pinturas más elaboradas. En ocasiones, el cabello de hombres y mujeres llegaba a recrearse con algodón, como en algunas máscaras de momias del Antiguo Egipto.

El abanico de obras presentes en la exposición abarca desde la antigüedad egipcia, griega y romana, pasando por esculturas medievales -Michel Erhart (hacia 1440-1445-posterior a 1522)-, renacentistas -Guido Mazzoni (hacia 1445-1518), barrocas -Pedro de Mena (hacia 1628-1688), Luigi Dardani (1723-1787)- y decimonónicas -Jean-Léon Gérôme (1824-1904), Charles-Henri-Joseph Cordier (1827-1905)-, hasta la tensión hiperrealista de artistas contemporáneos como Duane Hanson (1925-1996), John De Andrea (1941) o Ron Mueck (1958).

 

 
 

Sin Título (Hombre en la Sábana)

Ron Mueck
1997
Silicona, fibra de acrílico, látex, espuma de poliuretano y tela
Colección Olbricht

 

La confrontación de piezas de diversas épocas crea unas conexiones sorprendentes y a menudo trae a la mente la supervivencia sin cambios de técnicas milenarias entre los artistas de hoy en día. La muestra cuenta con préstamos de museos internacionales -Louvre de París, Boijmans van Beuningen de Rotterdam, Prado de Madrid, Kunsthistorisches de Viena, Museo Egipcio de Berlín- para ilustrar la ambición global de los artistas a la hora de plasmar una ilusión perfecta y un aspecto más realista de la forma humana.

El interés por las esculturas hiperrealistas es atemporal y va ligado a la necesidad igualmente antigua del hombre de recrearse a sí mismo, de manera sorprendente y a veces hasta dramática. Los artistas coetáneos como Hanson o De Andrea buscan también impresionar con sus obras de aspecto increíblemente realista. A veces se modela con las manos y otras se trabaja con moldes que reproducen perfectamente varias partes del cuerpo

Tampoco son nuevos los efectos ilusionistas de la esculturas, pues es un fenómeno de aproximadamente 4.500 años. Ya en la antigüedad se utilizaban pelucas hechas de pelo humano o de animales, joyas y prendas textiles para acentuar el realismo, y actualmente maestros como Mueck o De Andrea emplean métodos muy similares, además de las mismas materias primas -madera, piedra, metal, cera, resina-. La presentación conjunta de obras antiguas y modernas permite construir puentes artísticos desde los inicios hasta nuestros días.

 

 
 

Bustos de Apóstoles

Michel Erhart
1493-1494
Madera policromada
Ministerio Benedictino de Blaubeuren

 

Gracias a un enfoque centrado en los aspectos técnicos y los métodos artesanales de escultores para producir obras tan veristas, La Gran Ilusión. Esculturas Veristas y sus Técnicas (Die Grosse Illusion. Veristische Skulpturen und ihre Techniken) abre nuevas y más emocionantes perspectivas en un, hasta la fecha, poco investigado capítulo de la historia del arte de la escultura.

Junto con la precisión anatómica y el acertado uso de los postizos, una de las primeras técnicas del verismo es la sabia elaboración de la policromía, especialmente a partir de la Edad Media. Aunque el gusto imperante de los siglos XVIII o XIX, basado en una interpretación errónea de la antigüedad clásica -las figuras griegas o romanas, al igual que las egipcias, estaban ricamente policromadas, a veces hasta con colores muy brillantes, solo que el paso del tiempo borró cualquier rastro y dejó al descubierto el blanco mármol que tanto fascinó al neoclasicismo-, despreció y hasta suprimió a veces los colores; la pintura no dejó de tener una especial importancia a la hora de imitar la piel humana como un impresionante efecto realista, ya sea sobre la madera, el yeso, la piedra, la arcilla, el mármol o el bronce, e incluso la cera o el papel maché.

 

 
     
     

Cabeza de Franciscano

Guido Mazzoni
Hacia 1500
Terracota con su policromía original
Museo dell'Osservanza (Bologna)

 

Mater Dolorosa (detalle)

Cristóbal Ramos
Segunda mitad del siglo XVIII
Madera policromada, vidrio y telas encoladas
Museo Nacional de Escultura (Valladolid)

 

Frente al rechazo de siglos anteriores, la positiva respuesta hiperrealista de destacados artistas contemporáneos, que experimentan con fuerza este fenómeno ancestral desde diversos puntos de vista, ha hecho que cada vez se preste más atención al verismo escultórico hasta el punto de poder hablar de un glorioso resurgimiento.

Por último, indicar la estrecha relación del hiperrealismo con el contexto procesional -no solo las procesiones religiosas sino también la integración de las obras como parte de altares construidos en fechas especiales, con frecuencia para representar lo más fielmente posible al conmemorado- y el mortuorio, en este caso con intención de inmortalizar al difunto, para lo que se llegaban a sacar moldes de su rostro y/o de sus manos.

 

 
     
     

Flagelación de Cristo (detalle)

Anónimo de la región alpina
Siglo XVIII
Madera policromada y ojos de vidrio
Landesmuseum Württemberg (Stuttgart)

 

Busto de Anna Maria Calegari Zucchini

Filippo Scandellari
1742
Cera coloreada, vidrio, pelo, tela y madera
Colección Zucchini (Bologna)

 

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