JUAN MANUEL PARRA HERNÁNDEZ

Jesús Abades y Sergio Cabaco (07/03/2019)


 

"Mucha gente me considera un escultor hiperrealista pero disfruto tanto con una obra realista que con una clásica"

 

 

En 2019 se cumplen once años desde tu primer encargo profesional. No estaría mal un pequeño balance.

No tenía la cuenta echada ni sabía que eran once años ya. Ya va uno para pureta, madre mía. La verdad es que ha sido un ajetreo muy gordo desde entonces mi propia evolución, la búsqueda para encontrarme a mí mismo abarcando varios estilos en los que realmente todavía no me siento identificado con ninguno en concreto.

Empezaste en el taller de Lourdes Hernández Peña y fuiste discípulo suyo varios años.

Fue Lourdes precisamente la que me puso en contacto desde entonces con vosotros. No recuerdo ahora mismo si fueron tres o cuatro años los que estuve con ella, compaginando el trabajo en su taller con la formación académica. Lourdes no solo fue una gran maestra, sino una especie de madre que tuve en Sevilla. Siempre la asocio con la maternidad ya que, entre otras cosas, es muy protectora. Lourdes, además del trabajo, me ha aconsejado muy bien sobre lo que tenía que hacer y con lo que debía ir con cuidado. Ha marcado y marcará para siempre mis obras. Si no hubiera sido por ella, quizás ni siquiera estaría ahora en mi estudio ya que antes llamé a varios talleres y ninguno me dio la oportunidad. Lourdes me la dio en el momento.

Nunca has dejado de hacer copias, pero en tus principios se convirtieron en una auténtica especialidad.

De hecho, me quedan dos por realizar. Una vez las acabe, quiero cerrar un poco el tema de las réplicas porque, afortunadamente, tengo encargos de propia creación y las réplicas no me aportan nada; al contrario, me restan tiempo y creatividad. No quiero decir que las réplicas vengan mal, al contrario, pero prefiero dejarlas más al margen y fuera de encargo, porque me encuentro en un momento que no me motivan nada.

¿Cuál ha sido para ti la obra más difícil de copiar?

La réplica más complicada fue una de la Esperanza de Triana que no llegué a concluir porque el encargo se paralizó. La imagen original está modelada de forma diferente a como está policromada. Por ejemplo, tiene un modelado arqueado de cejas y, sin embargo, las tiene pintadas totalmente rectas. Yo soy hermano de su cofradía y le tengo mucha devoción, pero es realmente complicado copiarla.

Desde tus inicios han sido muy numerosas las figuras infantiles, bien a través de angelitos como los que realizaste para Rociana del Condado, tu localidad natal, bien a través de la iconografía del Dulce Nombre de Jesús, etcétera. Es también un tipo de obra muy complicado.

Totalmente, hay que tener muy en cuenta las proporciones de las figuras infantiles para darle el canon adecuado y no estilizarlas demasiado. A mí la verdad es que me salen fáciles, o al menos más fáciles que otro tipo de obras como un crucificado o una dolorosa de candelero; en la que, aunque parezca lo contrario, tienes que estudiar muchísimo las proporciones para que salga realmente bien. La verdad es que disfruto mucho modelando las mollas de los niños y otros detalles que tienen este tipo de figuras infantiles.

 

 
     
     
Boceto de San Miguel Arcángel

 

En el año 2011 te estrenas con la iconografía de la Virgen del Carmen, un popular icono mariano que has repetido posteriormente. Seguramente sea esa la primera de tus obras personales o al menos la obra con la que comienzas a definir un estilo propio.

Ahora que me lo dices te doy toda la razón porque había hecho muchas réplicas y no había tenido la ocasión de hacer obras de creación propia. Con esa imagen de la Virgen del Carmen realmente me sentí muy cómodo cuando la terminé porque busqué la naturalidad, sobre todo a la hora de mostrar al Niño apoyado con la manita sobre el pecho de la madre y más mayor de lo que se suele representar, mientras que para la Virgen preferí un estilo más clásico, de piel clara y cejas muy perfiladas, que después mucha gente me ha dicho que les recuerda a Montes de Oca. Siempre suelo mostrar esta obra cuando enseño mi trabajo de cara a un encargo porque estoy muy contento con ella.

Ese mismo año realizas tu primera Virgen Dolorosa, una iconografía que también has cultivado luego. Pese a ser Andalucía Occidental tu zona de influencia, en la que impera el modelo sevillano, sueles inclinarte hacia los modelos de la escuela granadina en tus dolorosas.

Hasta mi formación académica era una escuela que desconocía por completo, aunque siempre me ha llamado mucho la atención y había visto obras en exposiciones de Sevilla. Quedé especialmente asombrado cuando vi en directo las impresionantes obras de José de Mora, con esos párpados tan grandes y caídos y esa conmovedora expresión de dolor. En el caso de mi primera Dolorosa, ocurrió también que el cliente quería que fuese una obra inspirada en las de José de Mora, para lo que me dio muchísima información incluso de obras en clausura que no son visibles al público, lo que me permitió estudiar a Mora al completo. Desde entonces, la escuela granadina está para mí al nivel de la sevillana. No sabría decirte cuál tiene más nivel de expresión. Pero ambas escuelas son evidentemente una gran fuente de inspiración para todo artista.

Más o menos por esas fechas realizas tu primer encargo de envergadura: el Cristo de la Entrada en Jerusalén para Rociana del Condado.

Por muchos cristos que haga, ese siempre me va a marcar por haber sido para mi pueblo, para una procesión y porque fue mi primera obra importante a tamaño natural. Varios familiares eran incluso miembros de la junta de gobierno de su cofradía. Fue muy emotiva la bendición en la iglesia de Rociana, estaba a rebosar el día que se bendijo, más o menos como una boda. Toda la gente que asistió me daba la enhorabuena. Todos los años voy a verlo y ayudo a montar los cultos, en el paso, etcétera, me involucro bastante con la hermandad.

Entre los años 2012 y 2013 llevas a cabo tu creación más conocida: el conjunto escultórico de la Virgen Dolorosa con San Juan Evangelista. Con esta obra se puede afirmar que creas una escuela, algo que no solo decimos nosotros sino muchos expertos en arte, o cuanto menos creas un punto de inflexión dentro de la imaginería contemporánea. Se habla entonces de detallismo, hiperrealismo, acercamiento a artistas como Mueck, Salmon, Cattelan, Sijan, etcétera. No sabemos si todo eso fue intencionado o no, pero lo cierto es que el grupo tuvo bastante influencia. Compañeros tuyos que a lo mejor rondaban ese mismo estilo, se adentran abiertamente a raíz de esa pieza en una corriente que tú, de una forma u otra, abres con la Virgen y San Juan.

Sabía que no iba a pasar desapercibida, pero en ningún caso era consciente del revuelo que se creó alrededor de ella, o al menos no hasta el extremo de lo que llegó y actualmente llega, ya que a día de hoy sigue moviéndose por la redes sociales. Se llegó a decir que procesionaba en Málaga, cosa que no es cierto ya que es una pieza expositiva que no pertenece a ninguna hermandad.

La realidad es que es otra obra muy importante en mi carrera porque se me dio mucho a conocer a través de ella, pero yo, al contrario de lo que se piensa, no la considero una obra que esté dentro del hiperrealismo, entre otras cosas porque no se hizo ni con silicona blanda, pelo natural, ni con otro material típico de las esculturas hiperrealistas. Mi obra, de hecho, es todo barro, realizada con las técnicas que siempre se han utilizado en la imaginería, pero sí tratándola de una forma diferente. No presenta las características de las piezas hiperrealistas. Yo la considero en todo caso realista o naturalista, sobre todo si la comparamos con una imagen clásica.

A día de hoy mucha gente me considera un escultor hiperrealista, algo que no me da coraje pero que es solo una parte de mis intereses ya que, si uno observa al completo mi obra, podrá ver que disfruto tanto con una obra realista como con una obra clásica que funciona mucho mejor en el mundo de las cofradías.

Lo que sí me gustaría dejar claro es que, ya sea realismo o hiperrealismo, y no siendo un tipo de obra que vaya a dejar de hacer, sobre todo a título personal, no es el camino por el que quiero tirar de cara a las hermandades, pues considero que, al igual que escultura de los dioses representados a lo largo de la historia, los dioses griegos por ponerte un ejemplo, representados con un aura y un carisma que los eleva mas allá de lo terrenal, el corte de una virgen o de un cristo tiene que estar también a ese nivel superior para no perder su carisma y su atracción sobre la gente. Quizás con las imágenes secundarias se pueda acercar uno más a esa realidad que posee el grupo de la Virgen y San Juan Evangelista, una obra por otro lado de la que estoy muy orgulloso porque llevé con ella la imaginería al extremo y con la que me superé sobre todo a nivel técnico ya que fue todo un reto poner sus pestañas una a una y estudiar una policromía que al final resultó más fácil que una clásica a base de veladuras, en la que todo va trabajado en el mismo día cuando hablamos de la fase de los frescores, o por lo menos en mi caso, ya que las policromías más realistas, al ser mates, te permiten parar y continuar al día siguiente.

 

 
 
Virgen del Sagrado Corazón (detalle)

 

Tu obra ha tenido la suerte de ser objeto de una exposición monográfica.

Me lo propuso el Ayuntamiento de mi pueblo, como también hizo en la Casa de la Cultura con otro escultor de Rociana del Condado, Elías Rodríguez Picón. La verdad es que gustó mucho y vino mucha gente de fuera. Fue una pincelada de lo que tenía en el momento, pero volveré a realizar otra exposición una vez pase un tiempo, donde expondré obras de mayor envergadura.

En esa exposición presentaste un modelo de Cristo crucificado de pequeño formato que gustó mucho. ¿Existe la posibilidad actualmente de llevarlo a tamaño natural?

No, porque no responde al estilo más clásico de mis obras de encargo, sino al más realista y experimental de las que hago por afición a título personal. Estas últimas son auténticos trabajos de investigación, de hecho ese Cristo fue un estudio cadavérico irreal ya que representa a un hombre en la cruz varios días después de muerto. Quería recrear la muerte de Cristo y por eso insistí en la idea de la muerte y sus secuelas. No es un Cristo que responda al caso de Jesús, al que nada más morir descolgaron del madero y sepultaron. Existe un proyecto de llevar a tamaño natural un pequeño crucificado de corte muy clásico del que realicé un boceto previo y del que ya tengo sacado el frente y el perfil para hacer el embón y hacerlo de talla directa, pero se trata de una obra totalmente distinta al que comentamos anteriormente que, si se amplía de tamaño, será un estudio de corte clásico con policromía nacarada y amoratada.

En un futuro me gustaría organizar otra exposición monográfica en la que se plasmen esos dos polos opuestos: clasicismo y realismo, sin que en ningún caso me tenga que sentir identificado con lo uno o con lo otro. Lo contrario sería estancarse y volverse muy repetitivo. Para evitarlo hay que tocar muchos palos y no caer en el error, tan común hoy en día, de seguir el estilo de un escultor vivo. Hay influencias maravillosas que pasan muy desapercibidas, como por ejemplo Maragliano y otros artistas italianos del siglo XVIII de los que bebo mucho.

Entre los proyectos que estás haciendo ahora se encuentra un Niño Jesús para una de las famosas cruces de mayo del municipio onubense de Bonares, la Cruz de la Calle del Pozo, la misma para la que hiciste hace unos años una pareja de arcángeles que fue muy celebrada.

Fue la primera de mis obras en la que intervino el pintor Manuel Peña Suárez, quien también se estrenó conmigo en el tema de los estofados. Se lo propuse y ahí salió del tirón esa primera obra en común.

Pese a tu juventud, eres también muy conocido por ser un gran maestro de artistas. Has formado a una gran escuela de creadores y entre tus discípulos se encuentran varios de los nombres más interesantes de la última hornada de imagineros como Manuel Caliani, Santiago Carrera o Joaquín Barrera Cortés, cuyas calidades en sus obras primerizas nos han dejado sorprendidos a muchos.

Aunque me propuse no coger más aprendices por no acostumbrarme a afrontar un trabajo con la ayuda de los demás, y por lo que te resta de tiempo ya que tienes que enseñarles de cero, tengo actualmente a otro discípulo que está formándose conmigo. Con Manuel, Santiago y Joaquín estoy súper orgulloso. Nunca les he ocultado nada en cuanto a técnicas porque es absurdo, ya que más tarde o más temprano van a llegar a ejecutarlo todo. Creo que no guardarme nada se ha notado en esas evidentes calidades de sus obras. Por otro lado, ya que están en mi taller, creo que hay que prepararlos de la mejor manera posible, como también hicieron conmigo.

Has dicho antes que quieres espaciar la ejecución de copias, entre otras cosas por falta de tiempo. ¿Ocurrirá lo mismo en el campo de las restauraciones? Algunas de las que has realizado en los últimos años, todas con notable acogida por parte del público, se acercan más a una intervención con fines estéticos.

Sí, pretendo no coger ese tipo de trabajos. Pero depende del caso, como dices en la pregunta, más que restauraciones, hay que hablar de intervenciones ya que una restauración la tiene que acometer un restaurador. Todos los casos en los que he intervenido, como los cristos de la Vera Cruz y de la Victoria para Moguer, han contado con sus aprobados previos por parte del Obispado de Huelva. Un caso muy especial fue el de la Dolorosa de la Amargura de Rociana del Condado, una pieza que había sufrido intervenciones anteriores muy perjudiciales, retallando y alterando su morfología, y que llegó a mis manos sin nada de lo que había anteriormente, nada para poder conservar. La Dolorosa llegó a las manos de su actual dueño solamente con la cabeza en la madera, sin su policromía ni los ojos de cristal. Aun así se podían ver perfectamente en ella los rasgos de la escuela granadina, me atrevería a decir muy cercanos a José de Mora. Tras las remodelaciones que sufrió, dos en concreto, solo quedaba parte de la mascarilla, la cual ya estaba muy reformada, habían eliminado todo lo demás y la habían dejado con una policromía anaranjada y los ojos verdes, algo totalmente opuesto a lo que sería en origen. Aquí, con todo respeto, la labor es más la de un escultor que la de un restaurador, pues se parte de la "nada" a la que han llevado esas intervenciones. En la restauración se conserva lo que existe, en este caso sin embargo no había nada, solo fotos y una mascarilla retallada. Se hizo nueva morfología, manos, nueva policromía, nuevo cuerpo, etcétera. Hablamos de una imagen nueva utilizando la misma base.

 

 
     
     
Bocetos de Ecce Homo y de la Alegoría de San Juan Bautista

 

Entre tus últimas obras se encuentra el monumento a San Antonio de Padua para Carboneras (Almería), una obra en bronce que reproduce una talla en madera policromada que fue destruida en 1936.

El original era una obra de 1 metro, aproximadamente, que podía ser de la escuela napolitana aunque se acerca también al estilo de Salzillo. Para reproducirla he contado solamente con dos fotografías frontales, las únicas que se conservan del santo. El Niño, como casi ni se le ve por la postura y por estar envuelto en mantillas, ha sido prácticamente una pieza de nueva creación. Ha sido un encargo muy bonito porque se trata de mi primer monumento y de mi primera imagen que se ha pasado del barro al bronce. El trato además con los clientes de Carboneras ha sido genial. Ellos procesionan actualmente otra imagen de San Antonio, también de 1 metro, y querían conmemorar a la antigua con el nuevo monumento en bronce, un material al que hay que dar un trato más expresionista y cuidadoso con las texturas que a la imaginería.

El proyecto más ambicioso y complejo al que te enfrentas hasta la fecha es el futuro grupo escultórico de la Sagrada Cena para la localidad onubense de Ayamonte.

Es algo que ha ido muy lento por una serie de inconvenientes pero que afortunadamente ya va tomando forma. Yo personalmente estoy deseando hacerlo. La hermandad de momento quiere empezar con la hechura del Cristo por fines devocionales y de consolidación del proyecto. En el boceto del grupo he creado una composición muy estudiada y bonita, que funciona por todos los ángulos, en la que destaca sobre todo la imagen del Cristo, y que resulta muy innovadora por la disposición de la mesa y los apóstoles. Está previsto que la primera de las figuras del conjunto, la imagen de Jesús, se presente en el año 2020.

Aparte de los mencionados, ¿hay algún otro proyecto que te interese destacar?

Dos cosas muy interesantes y poco habituales hoy en día: una alegoría de San Juan Bautista para una colección privada de Granada y un San Miguel Arcángel derrotando al demonio, también para un particular. El conjunto de San Juan Bautista será a tamaño natural, mientras que el de San Miguel medirá 150 cm de altura. Ambos irán policromados, dorados y estofados. También son dos proyectos que estoy deseando empezar.

Recientemente hemos presentado la Virgen del Sagrado Corazón para Jerez de la Frontera, una obra que, según tus propias palabras, ha sido el encargo más complejo que has realizado hasta ahora y en el que has necesitado muchos colaboradores con vistas a conseguir el acabado más completo y eficaz.

La Virgen para Jerez ha sido la obra más completa por la envergadura de sus dimensiones y porque abarca casi todas las técnicas de la imaginería. Abarca incluso parte de las técnicas de la orfebrería, de hecho tuve que pedirle herramientas al orfebre José Manuel Bernet para poder matear y trabajar las diferentes texturas del vestido que imitan las telas antiguas. Fue un trabajo tan duro como bonito en el que han colaborado los chavales que estaban aquí, junto con el pintor Manuel Peña Suarez y los doradores Francisco Javier Gutiérrez y María Osuna. Ha sido también muy bonito porque Manuel, María y Francisco son amigos y fueron compañeros en la Escuela de Arte, donde nos conocimos todos. Hemos hecho una obra en común en la que todos los elementos han sido especialmente cuidados, desde los ojos de cristal soplados artesanalmente al vidrio, hasta los dientes de marfil, pasando por los dorados y los estofados. Al vernos trabajar en el taller con esta obra, que casi puede con nosotros, parecía que habíamos vuelto a la escuela. Ojalá vengan muchas obras más como ésta o mucho más difíciles, como por ejemplo un retablo. Ojalá que la Virgen para Jerez sea el principio de muchos encargos en los que haya que echar mucha imaginación y trabajo.

Una hora antes de realizarse esta entrevista has firmado el contrato para la ejecución de otro monumento. Se trata de un monumento funerario a la memoria de la cantante y actriz sevillana Paquita Rico.

Es un proyecto que llevaba fraguándose un cierto tiempo pero que no se ha podido afianzar hasta ahora por tener que acabar por mi parte varios encargos. Efectivamente, acabo de firmar hace un rato con los familiares un encargo muy ilusionante de tamaño natural para el cementerio sevillano de San Fernando que ahora empezaré a modelar y en el que se marcará tanto su faceta de actriz como de cantante de copla. Habrá referencias a su famoso papel de María de las Mercedes con la corona y la mantilla a su lado, así como a su éxito musical "El beso" a través del gesto señalando sus labios. Creo que irá entre las esculturas de Juan Belmonte y la Niña de los Peines. Espero estar a la altura a la hora de recrear a un personaje tan importante como Paquita Rico.

 

 

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