ANTONIO LABRADOR

Jesús Abades (01/11/2017)


 

"Si una escultura sacra no tiene esa divinidad que la distingue del resto, el artista se ha equivocado"

 

 

¿Cómo se pusieron en contacto contigo para encargarte el Cristo Caído de Madrid? Quizás sea la obra de mayor envergadura que hayas hecho hasta la fecha.

Eso es indudable, de todos los que he realizado hasta ahora, desde que me independicé de mi maestro Arteaga, es el mayor trabajo y con diferencia, tanto por envergadura como por repercusión. Contactaron conmigo a través de los trabajos que yo iba subiendo a las redes sociales; principalmente, según me comentaron, a partir de la réplica que realicé de la Esperanza de Triana para el galeón Andalucía, que coincidió con las fechas en las que se estaban constituyendo como Asociación Parroquial. Estuvieron valorando y viendo más trabajos de otros escultores pero quizás, el decidirse por mí, fue ese, la réplica de la Virgen de la Esperanza.

Ahora está previsto que se realice la Dolorosa titular.

Está previsto pero, de momento, no hay todavía una fecha. Lo que hay es una estimación de tiempo, sobre un año o año y medio, pero son fechas que pueden cambiar.

En efecto, tu paisano José Antonio Navarro Arteaga fue también tu maestro. Háblanos un poco de tus inicios y de cómo surgió esa vocación artística.

Para los que vivimos en esta tierra y siendo de Sevilla, y si encima tu familia está muy apegada con todo lo que conlleva las cofradías y la Semana Santa, tanto en la parte cultual como en la cultural, casi sin darte cuenta, aunque no quieras, te crías con ello. Aparte de esto, a mí siempre me había gustado dibujar, los trabajos manuales en el colegio era lo que hacía más a gusto. Empecé a tomar contacto con el barro y con el paso de los años, cuando estaba en B.U.P., tenía la idea de prepararme la prueba de acceso para entrar en Bellas Artes, que existía aparte de la Selectividad. Tenía conocidos en común con Arteaga, cuando él tenía el taller en la calle Pureza que, poco después, pasó a la calle Betis, zona por la que siempre he parado mucho, tanto por amistades como por ser hermano de la Esperanza de Triana. Nos dimos a conocer porque yo quería prepararme la prueba de Bellas Artes y me aceptó en su taller, pero desde que entré, mi visión de este mundo cambió totalmente. Cuando me di cuenta, estaba allí trabajando y olvidada ya la prueba de Bellas Artes. El B.U.P. lo terminé, pero el C.O.U. no porque fue una época en la que José Antonio tenía mucho volumen de trabajo, y entre una cosa y otra, me quedé allí trabajando, para bien, por supuesto. De los regalos que más puede uno estimar en ese sentido fue descubrir este mundo en todas las parcelas y literalmente, me pasó.

Como has dicho, colaboraste con Arteaga en años muy fértiles de trabajo. ¿En qué obras exactamente?

Por nombrarte las de más envergadura, el Misterio de la Exaltación de León, que es totalmente de talla completa y son cinco figuras. La talla completa te abre a otros puntos del trabajo, no te ciñes a un candelero o a un Cristo que vaya anatomizado o sin anatomizar, sino que te abres a otra Semana Santa donde la visión es totalmente distinta de la sevillana, y aparte conoces a gente de fuera, ya que en esos años las redes sociales no estaban como ahora. Internet ahí ha jugado un papel muy importante, ha sido un revulsivo que ni se podía pensar en esa época. Esto daba la oportunidad de darte a conocer fuera, como te he dicho. También colaboré con Arteaga en la Última Cena de Almería, del que quedaban cuando entré en su taller diez apóstoles y el Cristo, que debía ser la última obra a entregar para así tener más bagaje y que fuera la de mayor calidad; no es que las demás tengan menos, por supuesto que no, pero el trabajo y la pericia que se adquieren cada día en este trabajo, merecía que la imagen del Señor fuera la que se hiciera con una mano aún más experta. Actualmente no hay un salto de calidad, ya que los años dan mucha experiencia, pero en esa época podía ocurrir y Arteaga quiso ir sobre seguro realizando el encargo de esta forma. También trabaje con él en la Coronación de Espinas del municipio almeriense de Huércal Overa, otro misterio de talla completa, y en el caballo de la Lanzada de Sevilla. Imagina lo que supuso trabajar con él en obras tan distintas que requerían tanto estudio, morfología, etcétera. El estudio previo para el caballo, las fotografías, los libros sobre esta temática, bocetos previos... Imagina lo que supuso vivir todo eso y, además, en primera línea. Guardo esos años con mucho cariño.

Te independizaste hace más o menos diez años. ¿Todavía sigues conservando las técnicas del maestro?

Sí, hará más o menos unos diez años. Y claro, en ese sentido las técnicas son las suyas, salvando las distancias, evidentemente. Es como cuando te enseñan a escribir, tú al final desarrollas tu grafía y la vas adaptando, pero sí, mi manera de trabajar es la que yo aprendí con Arteaga. La manera de desarrollar, estudiar, el trato al cliente... todo ello es lo que aprendes en esos años, lo que viste y mamaste en ese sentido.

 

 
     
     
Cristo de las Tres Caídas (Madrid)
 
Dolorosa (Jerez de la Frontera)

 

Aparte de los maestros clásicos del barroco sevillano, ¿tienes alguna otra influencia en tu obra o te gusta ceñirte a lo más tradicional de la escultura de Sevilla?

Siempre me pasa que, al final, te sale muchas veces algo más clásico, menos contemporáneo. Hay muchos aspectos de la escultura contemporánea que me gustan, pero aplicarlos en este mundo de la imaginería es complicado. Por ejemplo, cuando hay ferias tipo ARCO, las performances me encantan, lo veo como un diálogo del siglo XX y del siglo XXI. Eso de crear una historia a través de distintos objetos que no son el barro o la madera, me crea mucha sorpresa, es algo que me gusta especialmente. Quizás el problema es que, a veces, no están bien explicadas, pero crear ese hilo conductor de la historia con distintos elementos es algo que me gusta. Es un tema que me encantaría tocarlo, la verdad.

Los que hemos vivido en Triana, sabemos que es una zona especial para dar pie al artista, al nacimiento de nuevos artistas. Aparte de tus inquietudes, ¿has sentido la influencia del entorno?

Creo que sí, que la zona influye. En ese sentido Triana tiene mucha personalidad, es muy tremenda para lo bueno y para lo malo. Es muy extremista, y lo digo como halago. Yo me he criado allí, vivo allí, mi familia es de allí, mis amigos... y en ese sentido Triana marca. Salvando las distancias, creo que es muy parecida a Jerez con el tema del flamenco, ya que son tradiciones muy profundas y muy de la calle. Aparte de esto, a mí me cogió una época, cuando estaba con Arteaga, en la que pervivían los últimos resquicios de la cerámica trianera. Quedaba solo un taller puramente artesanal, el de Antonio Campos en la calle Alfarería, al que llevábamos los bocetos para que nos los cociera. Y aunque la cerámica ya era industrial, todavía había tiendas con cerámica artesanal que, desgraciadamente, derivaron totalmente al tema industrial. Antonio Campos era el que mantenía la esencia. A día de hoy, Cerámica Santa Ana abrió un museo, Cerámica Santa Isabel está cerrada y Cerámica Virgen de la O también está cerrada, aunque creo que van a hacer un hotel en su edificio. En esa época, dicho edificio, que es magnífico, estaba abierto, y aunque también con cerámica industrial aún tenía restos artesanales, e incluso, si rebuscabas, encontrabas cosas que se habían hecho hacía veinte, treinta o cuarenta años. Eso aún estaba y, quieras o no, se palpaba. Por desgracia, la alfarería trianera se ha extinguido. Queda Antonio Campos, y el día que se jubile o cierre, Triana perderá su cerámica. Vamos a confiar en que siempre hay un retorno y que se volverá a lo antiguo en ese aspecto. La gente debe reclamar sus tradiciones y su cultura. No digo que tengamos que poner en nuestras casas cerámica como la que ponían nuestros abuelos, pero sí buscar una innovación en este aspecto y que estos oficios tengan salida. Hay que dar oportunidad a diseños más actuales, acordes con los tiempos, para que puedan abrirse al mercado. Algo similar a lo que ha pasado con los muebles, que han sufrido una gran modificación en su diseño manteniendo su funcionalidad.

Hablando de la contemporaneidad, dentro de tus compañeros dedicados a la escultura sacra, y aparte claro está de tu maestro, ¿qué otros nombres te interesan especialmente?

Actualmente hay muy buenos compañeros trabajando, aparte de los consabidos como Duarte, que es anterior a Navarro Arteaga. Darío Fernández me encanta, también Fernando Aguado, Parra Hernández... Hay muchísimo nivel, y no es por quedar bien. De la gente nueva que está saliendo, hay quienes trabajan muy bien como Juan Bautista Jiménez, ves los trabajos que hace y, literalmente, es para quitarte el sombrero. Me olvido de muchos nombres, pero hay un germen y ves que hay un futuro, una canalización, un aire fresco, y en ese sentido, cuando me plantean el tema de la competencia, creo que no es mala, la ha habido siempre. La Florencia renacentista da buen ejemplo de ello y, bajo mi punto de vista, creo que eso hace que todo el mundo tienda a mejorar, a ser más creativo, más ingenioso, con más calidad, en definitiva.

Centrándonos en tu trabajo, hasta el momento creemos que se halla muy centrado en dos iconografías: Jesús Niño y la Mater Dolorosa. En el caso de las figuras infantiles, opinamos que es un tema muy arriesgado y difícil de recrear en la imaginería, ya que puede acabar como un anciano o una dolorosa en miniatura.

Sí, exacto. Yo, de lo primero que hice cuando me independicé de Arteaga, fue un Niño Jesús para una familia de Triana, pues es de los encargos que más suele haber en las casas particulares. Es lo primero que empecé a tocar y, a Dios gracias, sigo tocando a día de hoy. Es verdad lo que dices, con la anatomía del niño tienes que tener especial cuidado ya que independientemente de su postura y de que lo revistan, debe estar totalmente anatomizado, y hay que tener cuidado de que no caiga en ser un viejo, que no pierda ni un ápice de lo que es la divinidad, la tan hablada unción sagrada y, a la vez, que atraiga a la gente, que no quede en algo ñoño o gracioso. Como dice un amigo mío, tiene que ser un Rey del Mundo, algo que se me quedó grabado. Tiene que ser el Hijo de Dios. Es Dios hecho niño en ese sentido. Eso lo que hay que transmitir a través de su anatomía y su expresión, siempre sin perder esa divinidad pero tampoco la dulzura. Debe estar enfocado a la gente, a que llame a la oración como cualquier otra figura sacra. Precisamente, acabo de modelar un Niño Jesús y, justo antes del Cristo de las Tres Caídas para Madrid, entregué otro. Ahora también tengo que modelar un Niño más. O sea que yo, en ese sentido, la verdad es que disfruto con esta iconografía.

La otra iconografía de la que hablábamos es la de la Dolorosa, quizás en la que más hayas investigado o, por lo menos, más has querido experimentar porque te hemos visto una inspiración arraigada en modelos del siglo XIX poco frecuentes. Ha sido tal vez tu iconografía "laboratorio", donde has experimentado más.

Claro. No es que con Jesús Niño uno no pueda experimentar, pero me da más respeto. Es como algo más intocable. Quizás con los años esto lo vaya cambiando, pero por ahora tengo claro la escuela que debo seguir. En las dolorosas me pasa todo lo contrario: de la primera, que era una virgen clásica, hubo gente que dijo que si estaba inspirada en la escuela malagueña o en la escuela antequerana, granadina... y yo lo que dije fue que estaba inspirada en todas porque hice muchos bocetos a dibujo, incluso con acuarela experimenté mucho el tema de la policromía y fue como una coctelera en el sentido de que lo que había estudiado, quería ponerlo en práctica para ver qué tal salía y, salió la Virgen que, a día de hoy, está en Jerez de la Frontera. Ya para la segunda dolorosa, que fue la que está ahora en Córdoba, quería una Virgen más morena, más de barrio, y ahí fue todo lo contrario, un barroco más realista, menos idealizado. Usé una mirada inspirada en la Amargura de Sevilla. También usé, porque me gusta mucho, detalles que recordaran a Sebastián Santos.

 

 
 
Trabajando en los arcángeles para Guillena

 

Con el Cristo madrileño afrontaste por primera vez una iconografía dramática y recia, alejada del encanto y la dulzura de las anteriores. ¿Te resultó muy difícil el cambio de registro?

No, me resultó totalmente apasionante porque era lo que yo quería realizar en ese instante, un Cristo titular para una hermandad de penitencia. Una de las mejores cosas que tiene este trabajo es que, aun ciñéndote siempre a un mismo proceso de modelado y talla, las diferentes iconografías, ya sea por ejemplo un Cristo, una Dolorosa, un Niño Jesús o un arcángel, hacen que cada imagen sea un reto, sobre todo si es una iconografía como la de mi Cristo de las Tres Caídas para Madrid, que no la tratas con frecuencia. Es una obra para la que encargué expresamente un torno más grande del que tenía y con la que disfruté tanto que casi no quería que se acabara. El hecho de que a algunos hermanos se les saltaran las lágrimas al ver el barro en mi taller me hizo pensar que iba por el buen camino.

Tú que además de artista eres hermano de la Esperanza de Triana, ¿crees que se ha tomado la decisión acertada con la restauración de tu Cristo?

Yo creo que sí. Era algo que estaba ahí latente, con lo que había miedo desde hace mucho tiempo, y creo que la actual Junta de Gobierno ha sido valiente y ha gestionado el tema muy bien. Se han ido a un referente, por no decir "el referente" en la restauración de imágenes como es Pedro Manzano, y a mí me ha dado mucha alegría porque la verdad es que había que hacerlo.

¿Qué les dirías a los internautas que están leyendo esta entrevista sobre tus obras? ¿Qué pueden encontrar en ellas que no encuentren en las de otros artistas?

Yo lo que principalmente le digo a la gente es que siempre quiero que mis imágenes llamen a la oración. Mi principal aspiración es que la técnica, las horas de trabajo, los estudios, la policromía... que todo eso vaya enfocado a la oración, ya que es la finalidad de una imagen. No me basta con que la obra sea preciosa y punto. Te lo vuelvo a resumir en la frase de mi amigo: cuando haces a Dios en madera, haces al rey del mundo; cuando haces a María, haces a la madre del rey del mundo, y eso debes transmitirlo, la gente lo tiene que ver. Si una imagen no tiene esa divinidad que la distingue del resto, el artista se ha equivocado.

¿Y qué tipo de proyecto te ilusionaría más hacer en este momento?

Dentro de la escultura más vanguardista y moderna, y siempre desde la mayor humildad, me encantaría hacer una performance. Muchas veces lo pienso, cuando veo ese tipo de obras en vuestra página, que además de un referente es siempre la que más visitamos los artistas que vamos corriendo, casi sin tiempo entre modelado y modelado. La variedad de vuestra página es una alegría porque te permite pasar de Juan de Mesa, de Martínez Montañés o de Darío Fernández, a cosas conceptuales como ARCO, por ejemplo. Con eso uno disfruta y se enriquece. En el plano de la escultura religiosa, me encanta la iconografía del Nazareno, pues siempre me ha interesado, desde que estaba con Arteaga, la figura de Cristo abrazado a la cruz. También el tema de la Piedad por la unión que ofrece de la Virgen con Cristo.

Consideras, por tanto, Internet como una buena influencia.

Todas las cosas que hace el ser humano son creativas. Algunas más que otras, pero al final el fruto de nuestra sociedad es fruto de esa creatividad. Internet por supuesto está incluido, igual que la medicina, el cine, la literatura, el teatro o la ciencia. Unas son creaciones plásticas, otras científicas, pero todo forma parte de la creatividad humana y su desarrollo.

 

 
     
     
Virgen del Rosario (Almería)
 
Niño Jesús (Córdoba)

 

Has presentado recientemente el Cristo madrileño en Triana. Se vive en Sevilla cierta polémica de cara a la presentación de nuevas imágenes en los templos, ¿qué opinas tú al respecto?

Todo lo que se haga desde el respeto, consensuado y no sea ajeno a la doctrina de la Iglesia me parece bien. Las mismas hermandades tienen una tienda de recuerdos. Además, las nuevas imágenes no se exponen para ponerlas a la venta, tienen ya su destino, y su presentación en Sevilla, Málaga o cualquier otra ciudad se hace siempre para que el público del sitio donde se han hecho puedas verlas en directo antes de que se vayan.

Hemos reclamado varias veces para Sevilla, no ya un museo, sino un centro de interpretación de la imaginería. Una entidad destinada a mantener y fomentar la escultura sacra que incluso podría servir para evitar la pérdida de oficios tradicionales relacionados con la misma, caso de la cerámica que antes comentabas.

Las raíces son las ramas que te van a llevar al futuro. La imaginería y la cerámica son tan antiguas como la arquitectura y no por ello ésta última se ve como algo antiguo, pasado y anquilosada. Lógicamente, la imaginería religiosa tiene un contexto y la gente busca un sentido, más o menos realista. Un centro que la interpretara, desarrollara y fomentara sería de lo mejor por lo que podría apostar Sevilla. También para el flamenco y otras ramas de la cultura. De hecho, Sevilla tiene dos espacios mastodónticos muy desaprovechados, las Atarazanas y la Fábrica de Artillería, que podrían perfectamente ser dos centros culturales en los que se mezclaran vanguardia y tradición, historia y modernidad. Si Sevilla lo montara bien podría ser un referente. Un centro de interpretación, principalmente de lo que es tu esencia, y a partir de ahí mirar al futuro.

En casa del herrero, cuchillo de palo. La imaginería se valora más fuera que dentro. Quizás nos pasa como los italianos, hemos vivido rodeados de santos y no apreciamos que muchos de ellos, actualmente muy descuidados y desaprovechados, son también grandes obras de arte.

Claro. Cuando hay un patrimonio tan extenso, tan vasto y tan grande, hay veces que no valoras lo que tienes al lado. Sevilla, por ejemplo, que fue capital del mundo, vive de espaldas a muchas realidades. Un ejemplo lo tenemos en el mismo Guadalquivir. Ciudades como Londres y París se han reinventado en torno a sus ríos, cosa que Sevilla no ha hecho. No existen sitios culturales, recreativos, de lectura, de exposiciones... cuando hay muchos locales municipales que no se ponen a disposición de la ciudad. Ahora se ha hecho una obra en el paseo del Marqués de Contadero que será muy grande pero que carece totalmente de funcionalidad.

Este año eres el escultor homenajeado en la última edición de la muestra "Jerez, paleta de colores", que podrá verse hasta el próximo 19 de noviembre en los claustros jerezanos de Santo Domingo.

Se trata de una exposición en la que he participado varias veces. Estoy muy contento, porque es la primera vez que recibo un reconocimiento de este tipo. Es una lástima que la muestra tenga tan poca repercusión.

Por rematar con un final clásico como tu estilo, cuéntanos tus proyectos más inmediatos.

Además del Niño Jesús que acabo de modelar, estoy trabajando en unos arcángeles que flanquearán al Niño Perdido de la Hermandad de la Candelaria de Guillena, y en otro Niño Jesús para la parroquia donde está mi Dolorosa de Córdoba. Y por supuesto la Dolorosa para Madrid, de la que ya estoy dibujando bocetos.

 

 

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