JUAN BAUTISTA JIMÉNEZ

Jesús Abades (07/08/2017)


 

"Que me tengan como referente con una trayectoria tan corta me enorgullece y me emociona"

 

 

Empezaste muy niño a formarte en el taller de Lourdes Hernández, ¿tenías muy claro desde ese momento que te ibas a dedicar a la escultura sacra?

Yo entré a formarme con Lourdes Hernández justo con 17 años de edad, estando en segundo de Bachillerato Artístico. Hombre, esa dedicación era mi ilusión desde pequeño, lo que tampoco pensaba era que pudiese lograr llegar a encaminarme por estas dimensiones; o sea, ir haciéndome hueco poco a poco, pero sí tuve ilusión en formarme e intentarlo por lo menos.

Un chaval de Puente Genil que viene a Sevilla, se tira a la piscina y encuentra el regalo que encuentra, porque Lourdes es una gran maestra. Afortunado, ¿no?

Muy, muy afortunado. La suerte mía, en gran parte, se la debo a mi padre, que se dedicaba a la enseñanza y se trasladó a Sevilla, cuando era yo muy niño, para dar clases en un instituto de Castilleja de la Cuesta, donde se ha llevado dando clases 30 años aunque ahora ha vuelto con mi madre a Puente Genil. Entonces yo, aunque soy de Puente Genil, he pasado aquí toda mi infancia. En Sevilla, donde se vive tanto el tema cofrade, residíamos en la Plaza Virgen de la Amargura, donde Lourdes Hernández tuvo su primer taller; de ahí que ya desde pequeño, cuando solo tenía tres o cuatro añitos, pasara con mi madre por la puerta de su estudio, captando ya mi atención lo que había allí dentro. De la mano de Lourdes por tanto comienza mi inquietud por la imaginería.

De Lourdes no aprendes solamente a nivel artístico, sino otras muchas cosas, incluso en el plano personal. Aprendes cómo tienes que llevar tu trabajo, y no solamente a trabajar, sino cómo llevar un taller.

Claro, con ella no sólo aprendí lo que son los datos técnicos de la profesión, conceptuales, artísticos... sino también el trato al público, cierto tipo de comportamiento que tienes que tener dedicándote a la imaginería, de qué manera quieres enfocar tu profesión, según lo que quieras conseguir, etcétera. No solo te formas en el plano artístico y profesional, también en el personal te ayuda, o por lo menos en mi situación personal. Lourdes me ha ayudado también a intentar darle una visión y encaminarme de la mejor manera posible.

Empezaste, como muchos, haciendo figuras para particulares.

Más o menos todo mi proceso de comienzo va en tres fases. Todo compaginándolo, claro, con el taller de Lourdes Hernández. La primera, modelar piezas para mí mismo y para aprender, que lógicamente respondía a mi gusto personal; luego empezaron a venir poco a poco los primeros encargos de pequeño formato para particulares, que venían al yo publicar estos trabajos de aprendizaje en redes sociales, y luego, con el Cristo para Cabra, fue cuando ya di el salto a trabajos de mayor formato y de mayor importancia; de hecho fue mi primera obra en madera y a gran formato. Por tanto, he trabajado las ampliaciones y todo ese tipo de aspectos, o sea que he tenido un proceso de menos a más.

Sí, pero aunque haya sido un proceso, la verdad es que dicho encargo fue de mucha envergadura y más con los años que tenías entonces. Aunque la verdad es que no ha pasado mucho tiempo, sigue siendo un trabajo muy codiciado incluso para gente que lleva muchos años que tú en este oficio.

Ahora ha hecho dos años que lo entregué, es relativamente poco tiempo, y es cuando vino el gran cambio hacia trabajos de más importancia. De no conocerme nada, gracias a este Cristo me han conocido. Y sí, es un encargo muy importante, de un Cristo titular, con el que salí del anonimato y me empezaron a llegar cierto tipo de oportunidades. Entonces sí que fue un cambio, dada su importancia, sobre todo teniendo en cuenta que no había terminado la carrera, estaba justo en el cuarto y último curso cuando me llegó, en noviembre de 2014 y todavía en el taller de Lourdes. Ese también fue precisamente el último año que estuve con ella. Aún no tenía estudio propio, el Cristo lo modelé en mi casa, en un piso; o sea, que ya no era solo la importancia que tenía la obra, sino las condiciones en las que yo estaba si yo aceptaba el encargo. Lógicamente, ni me lo pensé un segundo, y no pensé tampoco en las condiciones en las que yo lo tuve que hacer.

¿Cómo surgió ese encargo? Porque fue un Nazareno muy dirigido a la Procesión Magna que hubo en la localidad cordobesa de Cabra ese mismo año.

Un poco de rebote, porque resulta que iban a adquirir un Cristo de Sergio Torres, donado por una persona que lo tenía en su casa desde hace unos diez años o más. Conmigo para lo que habían contado era para tallar las tres figuras del misterio, que iban a acompañar a los dos titulares de cara a un futuro y que, por cierto, de momento no se han llegado a realizar. Entonces hubo problemas entre la cofradía y el donante, y los cofrades me preguntaron si yo me veía capacitado y dispuesto para hacer el Cristo que acompañara a la Virgen, que ya la tenían. Como te digo, yo con ellos ya había pactado, no por medio de un contrato sino de palabra, la realización de las figuras misterio, y no me lo pensé dos veces y dije que sí.

Supongo que fue un trabajo muy difícil no solo por tener que hacerlo en una casa, sino también por la enorme responsabilidad que tendrías en aquellos momentos. Sabías que el Nazareno era una puerta de entrada.

La verdad es que sí, pero tenía tanta ilusión, que la ilusión eclipsó a la presión. De hecho, no estuve presionado en ningún momento; si acaso por el tiempo, porque el encargo llegó con muy poco tiempo de antelación teniendo en cuenta las condiciones: eran justo nueve meses hasta su estreno en la Procesión Magna que se realizó en Cabra en 2015. Limitaba el tiempo, limitaba que estaba terminando la carrera, limitaba que estaba con Lourdes... encontrar tiempo fue difícil, pero yo le dediqué todo lo que pude y más. Trabajaba mucho por las noches, al llegar de la facultad. Lógicamente, al taller de Lourdes iba menos. Pero como ya te digo, tenía tantísima ilusión que no pensé en los contras en ningún momento, ni me sentí presionado para nada.  

 

 
     
     
Nazareno de la Salud
 
Rey Celestial

 

Hace poco tuviste un revés en Córdoba con el futuro grupo del Caído para la Pro-Hermandad de la O. Tu proyecto no fue elegido, aunque mucha gente no se quedara conforme con ello. ¿Es posible reubicarlo? ¿Se ha mostrado gente interesada en tu diseño o sigue esperando nuevo dueño?

Es que era un proyecto expresamente creado para ellos con la ilusión de acompañar a la titular mariana que ya tienen. El Cristo, un boceto con mucha fuerza y potencia, estaba especialmente pensado para Córdoba. Ahora precisamente estoy trabajando en otro Caído, que será para Filipinas, y en el que también se me ha dado total libertad para hacerlo. Aunque es la misma iconografía, decidí hacer otro tipo de Cristo Caído que no se pareciera al cordobés, teniendo otras referencias y otras fuentes de inspiración. El de Córdoba es un Cristo que ideé para ellos y no me gustaría realizarlo para nadie más; de hecho, si me plantearan ahora realizar otro, seguramente intentaría buscar otra idea. Por otro lado, desde un primer momento ese Caído para Córdoba no estaba para mí, ya que yo era una entre varias opciones. Que quisieran contar conmigo con tan corta trayectoria me hizo muchísima ilusión, y más al lado de Antonio Bernal, autor de la Virgen de la O y cuyo proyecto tenía muchísimas más probabilidades de ser elegido, aunque finalmente hubo muy poca diferencia de votos entre el suyo y el mío, los dos únicos proyectos que se quedaron al final. Entonces, estar a un paso de conseguirlo y que al final se lo lleve otra persona, pues sí que se te queda un poco de mal sabor de boca.

Antes de realizar el Nazareno para Cabra, tu primera obra de envergadura, modelaste una Dolorosa que fue motivo de elogio y admiración por parte del cotizado artista Santiago Ydáñez, quien la inmortalizó en uno de sus mejores polípticos.

Ydáñez la pintó primero como un apunte en pequeño formato y luego la ha reproducido hasta tres veces. La última y la más importante, para formar parte de la obra que comentas flanqueada por dos caballos y que, si no recuerdo mal, se halla actualmente expuesta en el CAC de Málaga. La referencia la cogió de una fotografía que yo colgué de un proceso de policromía de la Virgen, en el que aún no le había pintado ni el iris ni las pupilas. Parece ser que a le gustó mucho, y esa fotografía, precisamente, es la que ha pintado varias veces.

También lo ha hecho con otros artistas especializados en imaginería como Lourdes Hernández o Juan Vega. ¿Te has puesto tú en contacto con Ydáñez en alguna ocasión?

La primera vez me puse corriendo en contacto con él. Yo creo que ni sabía que era yo el autor. Ydáñez había cogido la foto de manera aleatoria, sin saber quién había hecho la Virgen. Hablé con él para darle las gracias y decirle que lo admiraba mucho porque, precisamente, en la facultad tuve que hacer un trabajo de su obra. Fíjate la casualidad que, años después, él pintase una obra mía. Imagínate.

O sea que conoces muy bien compartes el tipo de trabajo que hace Santiago Ydáñez.

Por supuesto, porque Ydáñez además lo utiliza como una referencia, pero después lo hace suyo y lo impregna de toda su personalidad.

¿Y eso te inspira a ti en tu trabajo aunque estemos hablando de un campo mucho más acotado? ¿Te inspira la idea de transformar algo que no es tuyo y darle toda tu personalidad?

Me encanta la personalidad que Ydáñez introduce en sus obras y que hace que hablen por sí solas y que se sepa de quién son sus pinturas. Por supuestos, soy partidario de eso, de que tú toques una referencia de algo concreto y te lo lleves a tu terreno, pero siempre y cuando tu personalidad salga y te refleje a ti mismo. Si vas a utilizar una referencia para apropiarte de algo, pero al final no se refleja tu personalidad o no sale tu creatividad por ningún lado, de eso no soy partidario.

Desde el primer momento que vi tus trabajos en el taller de tu maestra Lourdes Hernández, vaticiné que ibas a ser uno de los nombres más interesantes de la última hornada de escultores. Supongo que te lo habrán dicho también más personas especializadas en el tema.

Realmente sé cómo me veo yo, no sé cómo me ven los demás. Yo me veo empezando, con mucho que dar todavía, seguir mejorando todo lo que pueda y más, puliendo muchísimas cosas y corrigiendo muchos defectos que tengo, formalmente hablando. Sí que hay gente que me comenta que le gusta mucho lo que hago y el enfoque que le doy, la personalidad, lo que sugieren algunas imágenes. Lo que más me llama la atención es cuando alguien comenta que le doy un foco distinto a la imaginería. Eso sí me gusta mucho, porque es lo que pretendo. Desarrollar una personalidad propia y no parecerme a nadie es mi pretensión.

¿Te pones metas?

Sí, ya no solo a diario, sino en concreto, cuando estoy con una obra y la comienzo siempre tengo cien metas distintas, lo que pasa es que, de esas cien metas, por muchos esfuerzo que haga y lo de todo, cumplo setenta lo que significa que treinta las he dejado por el camino, ya sea por tiempo u otras circunstancias. Pero siempre hay un objetivo. Si tú mismo no te impones lo que quieres conseguir en cada cosa, no consigues nada. Y aunque no lo consigas en su totalidad, ahí estará un resultado.

¿Y hasta ahora estás cumpliendo esos objetivos? ¿Ves progresión a nivel personal?

Me considero exigente y perfeccionista, pero me gustaría serlo todavía más. Nunca estoy conforme con lo que hago. Siempre que termino una obra estoy muy contento, pero al día siguiente ya empiezo a ver defectos, cosas que no me gustan, cosas que podría haber evitado, cosas en las que tengo que mejorar en la próxima obra... Mi cabeza no para en todo el día, constantemente estoy pensando en qué puedo mejorar, en qué he fallado o en las cosas que tengo que pulir, como te he dicho antes. Me gustaría ser, y espero ser, lo más exigente posible, ya que creo que uno nunca es lo suficientemente exigente con su trabajo, siempre te puedes exigir más.

 

 
     
     
Cristo de Burgos (boceto)

 

Representas muy bien el tipo de escultor que ha nacido bajo la influencia de La Hornacina porque te has curtido mucho con ella, has tomado muchas referencias que no son solo las usuales en este trabajo, tanto de artistas consagrados como de otros apenas descubiertos y a los que hemos abierto una puerta. Todo ello se nota mucho en una obra como la tuya, pese a que aún es muy corta. Una obra que bebe de lo que más te gusta como creador que eres, heterogénea y distinta, y ese ha sido siempre el mensaje que queremos hacer llegar en cuanto a las obras de nueva creación, que todo lo interesante es aprovechable y enriquece, y que uno no tiene que estar encorsetado por dedicarse a cierto tipo de arte.

La verdad es que sí, que yo he crecido con La Hornacina y ha influido en mi formación muy notablemente y de una manera muy destacada, porque si no recuerdo mal yo empiezo a seguir el portal cuando llevabais ya un año. A partir de 2006 empiezo a seguir a los distintos imagineros en la web. Yo conocí a la mayoría de los imagineros contemporáneos, a los antiguos también pero sobre todo a los contemporáneos, gracias a La Hornacina. Entonces, mi seguimiento no ha parado. He estado siempre pendiente de las entrevistas, los artículos, las noticias... en mi aprendizaje ha influido lo más grande, y aparte, era un aliciente mío porque, cuando era más pequeño, más joven, siempre pensaba "bueno, a lo mejor algún día, estaré yo ahí, se publicarán obras mías", entonces creo que sí represento a esa generación porque, además de un fiel seguidor de La Hornacina, creo que me ha influido muchísimo y me ha hecho conocer obras de todo el mundo. Por ejemplo, yo a Francisco Romero Zafra y a Antonio Bernal los conocí gracias a La Hornacina, de otra manera hubiera tardado mucho más en conocerlos. También a Luis Salvador Carmona lo conocí gracias a La Hornacina, antes no lo había visto ni en libros, ni en artículos. Y no sólo a escultores, sino también a pintores.

Pero junto a esas influencias, que digamos son más frecuentes al estar en el campo de la escultura sacra, confiesas en obras tuyas tener otro tipo de influencias como el cine o la publicidad.

Por supuesto. Muchísimas veces tomo más referencias fuera de lo que es la escultura o la pintura, ya sea publicidad, moda, redes sociales, modelos contemporáneos... de todo ello tomo también referencia y, bueno, me imagino que ese tipo de cosas también salen en mis obras de manera inconsciente, sin darme cuenta.

En tu caso siempre hay una cosa en común: un realismo muy sensual. No son obras de excesiva belleza, más bien buscan un ideal coetáneo, mucha idealización pero a pie de calle, lo que no te aleja de los clásicos.

Tanto en obras masculinas como femeninas la escultura te acaba reflejando lo real. Si eres una persona que da importancia a la belleza, a la sensualidad o a cualquier cosa que te influye en tu vida personal, es inevitable que luego salga en tu obra. En mi caso, no sé si es un defecto, pero lo más importante para mí de las figuras es que tengan belleza, no que tengan un atractivo físico ni que sean sensuales ni que despierten un tipo de sentimiento ajeno a otra persona, pero inevitablemente para mí la belleza es muy importante y trato de buscarla casi desde el minuto cero en las anatomías de los cristos o en las caras de las vírgenes. Quizás es uno de los parámetros principales que me marco en casi todas las obras.

¿Te resulta difícil hacerlo en Sevilla, una ciudad maravillosa pero en la que sigue habiendo tanto cliché?

Me resultaría un poco más difícil ubicar el tipo de Cristo o de Virgen que yo quiero entrando en la Campana. Ahora mismo no me lo imagino, pero bueno, quién sabe, también Ortega Brú llegó a introducir sus creaciones tan singulares en la Semana Santa de Sevilla, por ponerte un caso más extremo de los que ha podido haber dentro de la imaginería hispalense. ¿Por qué no? Pero me preocupa menos el hecho de que Sevilla en concreto quiera acoger mi escultura. Quiero que sea acogida más a nivel nacional o internacional, donde la busquen. Con eso me conformo, no tiene porqué ser necesariamente en Sevilla.

Independientemente de Campana, ¿qué tipo de Cristo o de Virgen te gustaría hacer en este momento?

El que estoy haciendo ahora, el Cristo Caído que te comenté para Tarlac (Filipinas), donde ya hay obras de otros escultores como Ramón Cuenca, que está terminando una Dolorosa para la misma iglesia. También Navarro Arteaga tiene allí una Virgen que es copia de los Dolores de las Penas de San Vicente. Ese es el Cristo que busco, uno que tenga muchísima fuerza y que sea masculino. Creo que una de las características principales que tiene que tener un Cristo es que sea masculino, y una Virgen a la inversa, que sea muy femenina. Lo contrario creo que choca. Lógicamente, que tengan también mucha belleza y espiritualidad, porque entiendo que hablamos de esculturas que tienen que inspirar al rezo y despertar este tipo de sentimientos al espectador, no solamente lo físico, lo bonito o el impacto visual. En definitiva, un Cristo que tenga mucha potencia.

¿Tú crees que en países como Filipinas, por la cantidad de obras que se encargan y la admiración que existe por este tipo de arte, se valora más la imaginería que en España?

En casa del herrero, cuchillo de palo. Como aquí tenemos tal cantidad de imagineros y es un arte tan cercano y tan popular, no lo valoramos lo suficiente ni le damos la importancia que tiene. Allí saben que es más fácil adquirir en España una imaginería de calidad. Además, a los imagineros los idealizan mucho más; de hecho, tú sales del mundo de las hermandades y del ambiente cofrade, y sí que se valora profesión de imaginero, aunque siga habiendo gente ajena a todo esto que lo ve como un arte casi popular, sin la importancia que realmente tiene. En Filipinas se tiene mucho más en cuenta tanto el oficio como al imaginero.

Aparte de ese encargo, ¿hay alguno más?

Ahora mismo están sacándome de puntos las dos cabezas para Filipinas y tengo que comenzar ya sus cuerpos a escala. También han encargado un Crucificado para Tarancón (Cuenca) y sigo con el misterio de Cáceres, que para el año que viene incluye otra de las siete figuras; he hecho ya una y tengo que continuar con la segunda, pero no la comenzaré hasta que pase el verano porque tengo que dejar otras cosas sacándose de puntos.

Un Cristo Crucificado es la primera de todas las filas. Aparte de talento, te acompaña la suerte. ¿Qué tipo de escultura será la de Tarancón?

El Cristo de Burgos, un crucificado muerto que sustituye a una pieza de Olot porque quieren una imagen de más calidad. Hay intención de que se estrene para la Semana Santa del año 2019. Ahora estoy haciendo la maqueta e imagino que dentro de unos meses empezaré a hacer la obra definitiva. Respecto a la suerte, la verdad es que no esperaba que me fuese a llegar tan temprano un encargo de este tipo, de anatomía completa y que supone el máximo trabajo de todo: expresión corporal, trabajo de paños, incorporación a una cruz, lo que tiene que transmitir... y además siendo un Cristo muerto, que es todavía más difícil. Es el tercer Cristo que voy a hacer y quiero dejar muy bien cerrado todo para que sea una buena obra, y aunque lógicamente cuando la termine le vea mil defectos y no me quede contento del todo, voy a intentar dar lo máximo. Ahora mismo estoy con todo el proceso conceptual, porque hice unos dibujos, luego una maqueta de pequeño formato a la que realicé algunas variaciones, y ahora la maqueta de lo que se va a presentar en la hermandad. Dentro de unos meses, cuando acabe otros trabajos, será cuando me meta con la obra definitiva, que habrá que escalarla para ampliar y, seguramente, ahí habrá más variaciones, pero es que quiero que sea una cosa muy segura.

 

 

Vamos a hablar del misterio de Cáceres, que es ahora mismo la obra más ambiciosa que estás haciendo. ¿El sanedrita que estrenaste este año es un ejemplo de lo que los villanos son los personajes más agradecidos? ¿Has podido llegar más allá, por ejemplo, de lo que podías haber llegado con el Nazareno de Cabra?

Sí, aunque dentro de ese grupo escultórico el sanedrita es de las figuras menos arriesgadas porque luego vendrán Barrabás, un esclavo etíope, etcétera. Aunque la que en principio vendrá ahora, aunque está por confirmar, será Claudia Prócula, imagen con la que hay que tener cuidado porque, desafortunadamente no ha tenido mucha suerte en sus representaciones. Y bueno, es lo que tú dices, en las figuras de titulares tienes la presión de que el foco de atención es mucho más fuerte que en una imagen secundaria. Entonces es como si en las imágenes secundarias ya puedes estallar y hacer lo que te dé la gana, porque la presión no es tan fuerte y sabes que, lógicamente, a esa imagen no le va a rezar nadie y, por ello, puedes arriesgar muchísimo más. Yo pienso que cuanto más arriesgues, cuanto más sorprendas y cuanta más carne pongas en el asador, mejor. También, aparte de eso, los personajes "malos", por así decirlo, tienen un punto de atención muy fuerte, y la gente está muy pendiente de sus expresiones, de la posición corporal, etcétera.

También tenemos que destacar tu valor como persona. Mucha gente nos comenta que eres muy accesible, poco dado a ti mismo, que es muy fácil encargarte algo y que tienes mucha ilusión. No sé si todo o parte de eso te viene innato o has aprendido la lección de tu maestra, que siempre ha tenido muy claro que hay que tener los pies en la tierra por mucha red social o alabanza gratuita que haya.

No sé si influyen los pocos años de experiencia o que no tengo muchos palos pegados ahora mismo, cosas así que van curtiendo a un artista, caso también de los éxitos y los fracasos, que siempre son muchos. Yo creo que si una hermandad se pone con mucha ilusión en contacto conmigo, tiene que ver que yo también estoy ilusionado. Eso les da seguridad y es un aliciente para que trabajen con el fin de pagar una obra. Yo siempre enfoco un encargo con muchísima ilusión. No puede ser de otra manera porque esto es una profesión vocacional.

¿Conoces ya lo que es la puñalada trapera?

No te lo podría decir a ciencia cierta, pero creo que no. Todavía no me ha llegado.

Con tanto afán por la belleza, el cuerpo atlético, etcétera, ¿no crees que la gente pueda llegar a pensar que puedes ser un poco superficial?

La gente no me conoce, ve solamente lo de fuera: las publicaciones en redes sociales, en Instagram, que es un poco más personal, donde publico fotos mías... pero como ya te he dicho antes, es inevitable que se acaben reflejando mis intereses personales en la obra. Creo que mi vida personal va de la mano de mi vida profesional, y soy consciente de que hay gente con una imagen mía de persona un poco superficial, pero como ni yo mismo me correspondo con el concepto de la superficialidad, no me termina de importar aunque tampoco me gustaría que se generalizase eso de que solamente me interesa que el cristo sea guapo o que solamente me importa el cuerpo y la belleza. No me gustaría que fuera un concepto que se expandiese mucho, pero me imagino que los intereses personales por algún lado tienen que salir. Por otro lado, pienso que la búsqueda de la belleza, la referencia de la belleza, siempre va a sumar más que a restar.

Pero en algunos casos, quizás mezclar tanto lo personal con lo profesional, sea en la plataforma que sea, puede llevar al exceso e incluso a cierta ordinariez exhibicionista.

Entiendo que haya gente que piense así, yo también tuve un tiempo en el que intenté mantener ciertos márgenes. Pero creo que la profesión de una persona, y en concreto mi profesión de escultor, aunque en algunos casos trabaje para la Iglesia, no tiene que condicionar tampoco tanto tu vida para que no haya fotos mías en redes sociales, etcétera. La vida tiene mil aspectos. Pienso que tu trabajo es por lo que te tienen que buscar y no por tu forma de vida, menos aún cómo te mueves en redes sociales y todo eso. Yo creo que a la gente no le debería de importar, aunque entiendo que alguien pueda pensar lo contrario al ver fotos de un imaginero sin camiseta o entrenando. No sé, quizás es cuestión de edad o que todavía necesito más tiempo de maduración, pero ahora mismo pienso que es algo que no tiene importancia alguna.

En tu caso además ha sido público, ya que recibiste un premio de belleza masculina y eso podría haber jugado en tu contra, aunque afortunadamente no ha sido así.

Es que cuando yo me presenté a ese certamen de belleza tenía 21 años y estaba en pleno aprendizaje, con mi carrera y en el taller de Lourdes. Aún no tenía conciencia de que iba a llegar a ser imaginero, porque en ese momento no dejaba de ser un chaval que se estaba formando. Lógicamente ahora no me hubiese presentado, pero en aquel momento lo único que pensaba era en vivir la experiencia, disfrutar, pasarlo bien y en pensar las consecuencias mucho menos de lo que lo pienso ahora; lógicamente porque me estoy ubicando de lleno, y entonces no dejaba de ser un joven que se estaba preparando para conseguir algo el día de mañana.

Y ya que has nombrado a la Iglesia, ¿qué piensas de su postura ante la homosexualidad? A muchos les duele que no evolucione en ese aspecto y que las palabras del papa Francisco no siempre se vean materializadas en hechos que supongan una auténtica renovación en su seno.

Si tuviera que destacar algo es la hipocresía y la doble moral, claramente, aunque yo no soy quién para juzgar a nadie. Si el mensaje real del cristianismo es amarse los unos a los otros como hermanos, independientemente de la condición sexual, la raza, o la creencia, no sé porque se tiene que acotar tantos temas como el trato a la mujer en muchos casos o la homosexualidad. Aquí hemos crecido entre las hermandades y cuántos homosexuales hay en ellas. Es algo que está a la orden del día, es una cosa que está tan introducida, que no entiendo por qué se tiene que estar en su contra. Es como comprar manzanas y que no te gusten. Pero como es una cosa con la que, insisto, hemos crecido en nuestro entorno y estamos tan acostumbrados a esa doble moral, a mí personalmente no me preocupa, pero si la analizo, lo cierto es que me duele un poco.

Hay compañeros y compañeras de trabajo que han tenido, proposiciones de todo tipo excusándose en temas de encargos. ¿Te ha ocurrido alguna vez?

Pese a la poca experiencia que tengo, en ese tipo de casos sí que tengo la visión mucho más afilada, porque aunque hay gente muy sibilina, veo casi desde el principio cuando alguien va con unas intenciones que realmente no son la de encargarte algo, si no conseguir otra cosa de ti. Desde una primera hora atisbo lo que puede venir, ya sea por la forma de dirigirse a mí, como por los derroteros que toman ciertas conversaciones. Con el cliente y con todo lo que tiene que ver con mi profesión, he intentado tener siempre un trato lo más correcto posible y acotado, nunca frío porque siempre soy lo más agradable posible, pero tampoco que lleve a confusión. En alguna ocasión sí que he tenido que ponerme serio y cortar. Sé que no soy el único, hay más personas a las que les pasa esto, pero es verdad que quizás yo respondo más al canon de escultor que le pasan este tipo de cosas. A veces incluso tienes que bloquear a esa persona de tus contactos. A veces vienen con la idea de un encargo y terminan haciendo insinuaciones que no son nada agradables.

 

 
     
     
Nazareno
 
Virgen del Rosario

 

¿Has recibido alguna oferta fuera del ámbito de la escultura sacra?

Me ha llegado una oferta de un presupuesto para un monumento en Canarias, pero no deja de ser una representación religiosa ya que se trata de un monumento a Santa Ángela de la Cruz. Ahora mismo todos mis encargos están relacionados con la escultura sacra. Aparte de que es lo que me apasiona, ya que soy escultor gracias al arte sacro, no me cierro a que lleguen encargos nuevos que abarquen otros temas, pero a mí me encanta trabajar la temática religiosa, aunque yo luego le añada otro enfoque, otro mensaje, pero lo que me hace disfrutar de este trabajo es la imaginería.

Hay artistas de muy variado pelaje que han conocido de cerca la Semana Santa y han visto en ella múltiples referencias, desde la mitología romana hasta los péplums cinematográficos. Volvemos un poco a comentar los distintos tipos de arte y cómo la religiosidad va cambiando dependiendo de la persona que los vea. En tu caso podrías no solo aportar una visión novedosa, sino un nuevo planteamiento de la escultura sacra.

La escultura religiosa avanza dependiendo de la persona y de la visión de cada uno. Evidentemente, cada imaginero tiene una pretensión distinta, un objetivo diferente a lograr y un mensaje totalmente distinto. Probablemente mi mensaje o las cosas que quiero que sugieran mis imágenes son totalmente distintas a los que pueda tener Miñarro, por ponerte un ejemplo. Yo creo que lo que hace que evolucione la imaginería es la persona, más que la escultura, los intereses del individuo, su personalidad, y los objetivos y las circunstancias de cada persona. En definitiva, muchísimos factores.

¿Te piden consejos los niños de 15 ó 16 años que quieren entrar en el mundo de la imaginería? Hace diez años tú te viste más o menos igual que ellos.

Sí, y me sorprende mucho porque hará unos dos años o así que me escriben y me piden consejos de formación, de qué manera pueden enfocar su vida o qué pueden estudiar, si se meten en un grado en la facultad, cómo podrían hacer para entrar en un taller de aprendiz, etcétera. También me preguntan cómo he decidido yo encaminarme por la imaginería, y temas así. Constantemente me llegan mensajes de este tipo. Aparte, tengo muchos compañeros o chicos que están aprendiendo, que me hacen muchas preguntas a nivel técnico de modelado, policromía, texturas, etcétera. También me hacen muchas consultas a nivel formal, pero lo que me sorprende todavía más es que un chico me escriba que él tiene un sueño y que qué puede hacer para conseguirlo porque me tiene de referencia teniendo una trayectoria tan corta. Eso me enorgullece mucho y me emociona.

¿Cuáles son tus artistas preferidos? ¿Hay alguno que te parezca que está sobrevalorado mientras otros no disfrutan del reconocimiento que se merecen?

Son tantísimos y tan diferentes, y no sólo dentro de las artes plásticas, sino también en la música o en la moda. Las referencias son tantas y tan distintas que no te podría decir en concreto. De los escultores antiguos sí te puedo destacar a Mariano Benlliure, que me pierde, creo que es el escultor de España por excelencia, y dentro de que era escultor, hizo una imaginería y unas esculturas espectaculares, no tiene parangón. También Bernini, lógicamente, si nos vamos más atrás. De los contemporáneos últimamente me estoy inspirando más en escultores estadounidenses o londinenses, sobre todo en Eudald de Juana, un catalán que vive en Londres y que hace figuración con un enfoque contemporáneo. Si nos ceñimos un poco más a la imaginería contemporánea, dos artistas de referencia que me gustan mucho son Romero Zafra y Navarro Arteaga. Los dos, de forma muy distinta, impregnan de mucha personalidad a todas sus obras y destacan por ser distintos. Respecto a los artistas marginados, tenemos el caso cercano de Ortega Brú, a pesar de su valía. Creo que, a nivel de críticas, hay artistas que están muy bien valorados aunque realmente lo único que hacen es recrear un estilo antiguo muy fielmente, perfectamente ejecutado y que no admite críticas a nivel formal, pero realmente la aportación que yo tanto valoro y la búsqueda de la personalidad en uno mismo, así como la innovación, no están ahí. Y eso es lo yo creo que todavía no se termina de valorar, lo diferente. Aún tienen que venir artistas que luchen por la búsqueda de su personalidad y aporten algo distinto.

¿Es Sevilla la ciudad que te inspira para trabajar, o te inspirarías en cualquier sitio y en cualquier momento?

Ahora mismo la inspiración la tengo prácticamente todo el día y en cualquier lugar, y el punto neurálgico de la inspiración está en mi mente, pero quizás por pensamientos que pasan por mi cabeza, por sonidos, por músicas, por vivencias... pero todo ello no lo busco en un lugar, lo busco más a nivel personal, desde dentro. Me inspiran también muchísimo los sentimientos de las personas, las miradas, las expresiones corporales, incluso las situaciones personales. Me inspira más el ser humano que un lugar en concreto.

Y aunque ya me hayas dicho antes que eres de los que está todo el día dándole vueltas a la cabeza, ¿sigues pensando en arte una vez cerrado tu estudio?

Me cuesta desconectar bastante. Quizás el rato que más desconecto es cuando estoy en el gimnasio, al final de la jornada, porque estoy haciendo una actividad totalmente distinta. Aunque desconecto relativamente, porque muchas veces, a lo mejor, fijándome en la anatomía, vuelvo de nuevo al campo de trabajo. Son mínimos los momentos en los que no pienso en el trabajo. Llevo un año y medio con mi taller propio en el barrio de Triana y paso mínimo, ocho horas en él, y en épocas en las que estoy más estresado puedo llevarme unas diez horas o más. Me traigo la comida y prácticamente vivo aquí. Lógicamente en esos momentos no desconecto, es muy difícil que, estando aquí, se me vaya la mente a otro lugar, a cosas que no tengan nada que ver con mi trabajo. Y cuando estoy fuera, depende de la época, si estoy un poco más preocupado por algo que esté haciendo porque no va como yo quisiera, etcétera. Cuando hablas de otros compañeros, creo que le pasa lo mismo a todo el mundo. Cuando te vas a tu casa por la noche, te cuesta mucho trabajo acostarte y no pensar. Ahora mismo la preocupación más importante en mi vida es mi trabajo, y las cosas que me encargan, el desarrollo que tienen que llevar. No hay nada que me preocupe más que esto.

¿Es muy bonito levantarse, ir a tu taller, y saber que estás trabajando en lo que siempre has querido?

Es muy bonito, aunque no puedo ser muy objetivo porque yo lo único que he conocido es esto, trabajar en lo que siempre has soñado y levantarte sabiendo que tu actividad diaria la vas a dedicar a algo que te gusta y no a otra cosa, que aunque realmente es tu trabajo, también es tu afición y tu vocación. Lo que no concebiría nunca es vivir trabajando en algo que no me guste, aunque también entiendo que hay gente que no sea feliz trabajando, pero luego, con otras cosas, en las relaciones personales, sociales, amistades, le dé a su vida un enfoque totalmente distinto. Yo ahora mismo la felicidad la encuentro viniendo a mi estudio, pero comprendo que el ser humano en general tiene vocaciones distintas y que la felicidad puede no estar en su trabajo sino en trabajar para buscar su felicidad fuera de él.

Por último, Juan, si hay algo que quieras decir o añadir antes de despedirnos por ahora, todo tuyo.

Mayormente daros las gracias por tener este privilegio, ya que uno de los pequeños sueños que yo tenía, cuando veía las entrevistas de otros compañeros, era que algún día La Hornacina me hiciera una entrevista. Entonces es como un pequeño sueño cumplido y un privilegio que sé que todo el mundo no tiene. No todos los artistas contemporáneos tienen la suerte de que os intereséis por entrevistarlos y por entrar en su trabajo, es solo una selección de algunos de ellos, entonces me agrada muchísimo y me siento muy afortunado. No me queda más que daros las gracias y deciros que estoy aquí para lo que necesitéis.

 

 

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