10 EMBLEMÁTICAS DOLOROSAS DE LA SEMANA SANTA DE JAÉN

Pablo Jesús Lorite Cruz (27/03/2021)


 

Siguiendo un orden alfabético, queremos ver desde un análisis artístico cómo ha entendido la ciudad de Jaén el dolor y duelo de María; profundizar levemente en las imágenes devocionales que han llevado a los fieles a obligarse a compartir este dolor mediante la devoción. Son dolorosas existentes en la ciudad de Jaén, sólo y exclusivamente aquellas que participan en las procesiones de la Semana Santa.

 

 
 

Virgen de la Amargura
Foto: Manuel Quesada (Pasión en Jaén)


Evidentemente por falta de documentación es imposible al presente decir que se trata de una obra directa de alguno de los miembros de la familia de escultores barrocos Mora, pues si bien se sabe que proviene de Granada y llega a Jaén en 1989, no hay documentos sobre un encargo explícito. La gramática es completamente de una dolorosa granadina del siglo XVIII, sobre todo en los grandes ojos ondulados tan afines a los Mora y que también vemos con claridad en la Virgen de las Angustias. Carnaciones pálidas sonrosadas en los ojos por la manifestación del padecimiento, ligero estrabismo en el ojo izquierdo, que es un sutil y perfecto detalle que acrecienta el tormento psíquico... En resumen, una perfecta talla con todos los detalles de la gramática que se dio en Granada a finales del Barroco.

 
 
 
 
 
 

Virgen de las Angustias (detalle)
Foto: Néstor Prieto


Fue colocada en el convento de carmelitas descalzos de San José en 1718. Quedaban diez años para la muerte de José de Mora, a quien se le atribuye, no siendo nada extraño pues el carmelo descalzo debía de tener un contacto importante con los Mora. La enfermiza obra resume enfermedad, no un padecimiento físico, sino psíquico. La maestría de los Mora y sobre todo de José es la de crear la perfección de un ser superior y posteriormente humanizarlo mediante un dolor que podemos catalogar como expresión de una alteración psiquiátrica. Con mucho fundamento Soledad Lázaro la califica como la mejor imagen dolorosa procesional de Jaén. Así, la Virgen de las Angustias es una imagen dulce, extremadamente idealizada, siguiendo la divinidad que Alonso Cano diera a su "Inmaculada Concepción", pero al mismo tiempo empapada de dolor, de un padecimiento silencioso, profundo, introspectivo, en donde los labios temblorosos aparecen cerrados en un gesto de verdadera angustia capaz de volver humanos los perfectos ojos, prácticamente cerrados por el cansancio producido en los párpados por las incesantes lágrimas, en este caso dinámicas y tangibles, si bien acrecentadoras de la belleza de la perfección del rostro inmaculado de la joven por eterna Madre, que ligeramente observa al cadáver del Hijo del Hombre, mucho más incisivo por el rigor mortis. Arropada por el manto protector, con la misma cura casera primaria para los ataques de ansiedad, denota el conocimiento de José de Mora de esta enfermedad en su propio cuerpo, difícilmente tratable en el siglo XVIII, y que tan magistralmente supo trasmitir a sus imágenes.

 
 
 
 
 
 

Virgen de los Dolores (Cofradía del Nazareno)
Foto: Manuel Quesada (Pasión en Jaén)


En 1741 los carmelitas encargan a José de Medina para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, "el Abuelo", la Virgen de los Dolores. Medina es un escultor que, por su procedencia malagueña y con obras en la ciudad de Antequera, presenta una gramática mucho más dulce e idealizada. Siguiendo a Sánchez López es un imaginero que introduce en Jaén la "maniera malagueña", poco estudiada, pero prolífica e importante en el siglo XVIII frente al gusto que se estaba anquilosando en Granada. Dolorosa chiquita, delicada, perfeccionada en sus trazos homogéneos, de mirada ligeramente cabizbaja e introspectiva. Grandes ojos, donoso hoyuelo, perfilados labios -ligeramente arqueados hacia arriba- como único detalle en donde se le puede apreciar una grácil expresión de disgusto, muy paliada con su pequeñita dentición.

 
 
 
 
 
 

Virgen de los Dolores (Congregación de la Vera Cruz)
Foto: Manuel Galán


El autor, el estudioso de los grandes maestros del Barroco Domingo Sánchez Mesa, es un gran conocedor de la obra de Pedro de Mena (por ejemplo, la atribuida Virgen de las Maravillas de la parroquia de San Pedro y San Pablo de Granada), así como de la de José Risueño (pongamos el ejemplo de la Esperanza de Granada de la parroquia de Santa Ana). El nombrar concretamente estas dos dolorosas, entre otras muchas que podríamos añadir, es para expresar la cantidad de notas de las mismas que el granadino Sánchez Mesa dejó en sus Dolores de Jaén (1948), caso de las carnaciones pálidas que a Mena evocan o la boca cerrada de labios temblorosos, que nos hacen sentir al observarla el nudo de dolor silencioso que la Madre se ha tragado, amargo de sabor como es el siglo XVIII granadino. Imagen perfilada, con idealizado hoyuelo y de grandes ojos oscurecidos por los párpados que acrecientan su mirada ausente, cabizbaja, encerrada en su dolor.

 
 
 
 
 
 

Virgen de los Dolores (Congregación del Santo Sepulcro)
Foto: Congregación del Santo Sepulcro


Atribuida a Sebastián de Solís, su autoría es ampliamente debatida y cuenta con una importante bibliografía, si bien nunca demostrada e incluso puesta en duda la autoría de Solís por López Pérez. Mayor interés tiene ubicarla en el grupo de imagineros manieristas nombrado por Domínguez Cubero. Imagen mariana atípica de finales del siglo XVI o principios del XVII. Es una talla que responde a un período del nacimiento de la Dolorosa, un adelanto a un Barroco todavía no definido que será el culmen de la figura de María en su dolor tallada en madera para la Semana Santa. Por eso, aún no es imagen tranquilizadora, su dolor es afín a las madres que han perdido a sus hijos en las epidemias de peste y que encuentran consuelo en el dolor de María desde un punto de vista de devoción muy popular. Ese famoso suspiro que muestra, prácticamente tangible, que casi pudiéramos decir que el autor talló el aire liberado por los labios, define un estado real, prácticamente de hiperventilación, en el que parece que el oxígeno estuviera mareando a María en su horrible estado de shock doloroso. Podríamos incluso afirmar que tiene dolor físico, como si en realidad hubiera recibido una puñalada en el corazón y se manifestaran los momentos anteriores a su muerte, clara idea de intentar materializar la profecía de Simeón en una Virgen perfectamente definida en la advocación de los Dolores, enlutada como en la aparición a San Alejo y sus compañeros, en donde la falta de riego se consigue mediante una policromía blanquecina en las carnaciones.

 
 
 
 
 
 

Virgen de la Estrella
Foto: Cofradía Piedad y Estrella


En 1956 realiza Domingo Sánchez Mesa esta dolorosa, en características muy parecida a los Dolores de la Vera Cruz, pero no así en la expresión, pues mira directamente al fiel con unos ojos muy peculiares, abiertos pero ligeramente ensombrecidos por párpados muy proporcionados que crean en el observador una sensación de tristeza muy especial. Es una mirada estilizada, real y de extrema belleza, en donde el abatimiento no acida, sino que acrecienta la viveza. A pesar de que se trata de una concepción más joven e idealizada de María que la de la Virgen de los Dolores de la Vera Cruz, el estudio central no permite al observador salir de la mirada, que cautiva hasta el punto que por la perfección de la misma nos atreveríamos a decir que nos encontramos ante una de las mejores dolorosas del autor. Una mirada de luz, análoga a su advocación proveniente de las letanías lauretanas. No obstante, debemos de ser un poco cautos en el análisis, pues como ya indicaba Soledad Lázaro es una obra con bastantes restauraciones en las que no vamos a entrar.

 
 
 
 
 
 

Virgen de las Lágrimas
Foto: Cofradía de los Estudiantes


En 1938 Juan Martínez Cerrillo talla la Virgen de las Lágrimas de la cofradía de Estudiantes. Entra dentro del grupo de las primeras dolorosas que el imaginero hace para la ciudad de Córdoba, concretamente las Lágrimas fue para la hermandad del Calvario como compañera al Nazareno de Fray Juan de la Concepción (1724); junto a la célebre Paz (1939) y la devocional Esperanza (1946). Es en 1947 cuando la dolorosa llega a Jaén. Este cambio de imagen en la ciudad de Córdoba es poco entendible, pero debido al mismo es cierto que dejó en la capital del Santo Rostro la única imagen que existe de la gramática cordobesa heredada del Barroco por Martínez Cerrillo. Dolorosa de tez morena, afín a la búsqueda de la belleza en la mujer popular cordobesa que llenó de embrujo Romero de Torres en sus lienzos simbolistas. Ligeramente madura, de mirada profunda en sus grandes ojos oscurecidos por las sombras creadas por los párpados, dulce pero de serio semblante, silenciosa de labios titubeantes que conecta con el fiel mediante su mirada serena, carente de dinamismos exteriores. Es la representación de un dolor pausado, ligeramente monótono, pero con unos ciertos toques de misterio.

 
 
 
 
 
 

Virgen del Mayor Dolor
Foto: Juan Luis Plaza (Pasión en Jaén)


En 1946 Alfredo Muñoz Arcos talla la Virgen del Mayor Dolor para la cofradía de la parroquia de Santa María Magdalena. Era una talla de edad madura, perfil afilado en el que se marcaba la tristeza en los ojos con una ligera mirada hacia el lado derecho, en donde es acompañada del San Juan de Pío Mollar Franch. En el año 2019 fue totalmente repolicromada por Sebastián Montes Carpio, que ciertamente mejoró el rostro, pero que rompe con toda la idea del artista primigenio por lo cual no va a ser una obra a la que dediquemos un análisis en estas líneas, pues sería complicado.

 
 
 
 
 
 

Virgen del Silencio
Foto: Manuel Quesada (Pasión en Jaén)


Contradictoria en la concepción, pero catalogable en el siglo XVIII es la Virgen del Silencio que acompaña al grupo del Calvario de la parroquia de San Juan. Anónima y así hasta el presente la debemos aceptar, dejando de lado las atribuciones que se hicieron a La Roldana o a Martínez Montañés que como bien expresa Manuel López es una absurda teoría. Afín a una "gramática giennense", en donde se mezclan notas de la Andalucía occidental, caso de las carnaciones blanquecinas tan afines al magisterio de Pedro y Luisa Roldán, con la zona de Granada, por la presencia de ligeros toques más ácidos. Mirada perdida en el cielo, anhelante de expresión. Entra en conexión con el crucificado de Sebastián de Solís, aunque en sus orígenes suponemos no fue pensada para estar al pie de la cruz, si bien por su posición y expresión no se puede descartar. Carnaciones pálidas, idealización en una clara juventud; implorante desde el silencio, pues no gesticula, sino que simplemente arquea el cuello hacia la izquierda para que su mirada, muy marcada en los iris elevados, quede en una interesante diagonal dirigida al firmamento, al tiempo que ligeramente suspira con los labios arqueados hacia arriba y dejando ver su cuidada dentición. Aunque en la posición presente se cruza con Cristo, podría no toparse con nada, pues su lectura sería la misma: la conexión con la divinidad a la que ofrece su dolor al mismo tiempo que recibe el consuelo.

 
 
 
 
 
 

Virgen de las Siete Palabras
Foto: Manuel Galán


Única dolorosa que el prolífico escultor e imaginero sevillano Luis Álvarez Duarte dejara en la ciudad de Jaén. Es una imagen de 1995 que define perfectamente la estética del autor a la hora de tallar la figura barroca de la Inmaculada Concepción y revestirla de dolor sin perder la belleza y la juventud como hizo en el siglo XVIII el gran imaginero Torcuato Ruiz del Peral, si bien la línea de Álvarez Duarte no busca esa punzada seca tan especial que tiene la imaginería granadina y que con anterioridad comentábamos de los Mora. Hablamos aquí de un gusto infinitamente más bajo andaluz, con la gracia divina de Murillo sumada a los rasgos académicos definidos en el siglo XIX por Juan de Astorga. José Joaquín León tomó unas palabras del imaginero con las que resumía personalmente sus Siete Palabras: "En Jaén solo cuento con una imagen en la capital (...) Aunque solo sea una, no es una más. Mi Virgen de las Siete Palabras, de la cofradía de la Expiración, es una aportación destacable a la Semana Santa de Jaén, al figurar entre mis obras más alabadas".

 

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FUENTES

LORITE CRUZ, Pablo Jesús. "Un breve análisis por la colección de dolorosas de Jaén. De Sebastián de Solís hasta Ana Rey, José Miguel Tirao Carpio y José Antonio Cabello Montilla", en Pasión y Gloria, nº 38, 2020, Agrupación de Cofradías y Hermandades de la Ciudad de Jaén.

 

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