TOP DE CIUDADES PATRIMONIO EN ESPAÑA

Con información de Santiago Fernández Fuentes, Javier Flores Murillo y Miguel Mañueco


 

La revista internacional GEO, fundada en Alemania con fines científicos y culturales y que se edita en un total de veinte países, entre ellos España, ha incluido en su Top de Ciudades Patrimonio a once ciudades españolas: Mérida (Badajoz), Tarragona, Toledo, Santiago de Compostela (La Coruña), Salamanca, Ibiza, Córdoba, Cáceres, Ávila, La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) y Cuenca.

 

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Mérida


Fundada por deseo del emperador Augusto en el año 15 antes de Cristo, Augusta Emerita fue el más importante cruce de caminos entre la meseta castellana y Lusitania durante la dominación romana. Respetada por los visigodos por su condición de sede metropolitana del cristianismo peninsular, su ocaso llegó con la invasión musulmana, en parte por las continuas revueltas de sus habitantes contra el califato cordobés. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1993, en la actualidad es un importante foco cultural gracias a su Museo de Arte Romano y al Festival de Teatro Clásico, que tiene lugar en el Teatro Romano. Lo que queda del Teatro, situado en uno de los extremos de la población, en lo alto de una colina, basta para imaginar el esplendor que en otro tiempo tuvo una ciudad levantada como premio a los soldados licenciados tras las guerras cántabras. Con capacidad para más de 5.000 espectadores se mantuvo en uso hasta el siglo IV. Abandonado en el siglo XVIII, sirvió como improvisada plaza de toros, hasta que a principios del siglo XX una esmerada restauración lo recuperó como escenario para tragedias griegas y romanas.

 
 
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Tarragona


La actual Tarragona, antigua Tarraco romana, fue la ciudad primordial de Hispania. Sus restos se mezclan con los perfiles de otros siglos y con el brillo azul del Mediterráneo. Un día cualquiera del siglo II antes de Cristo, en este enclave romano fundado en la centuria anterior se encontraban en plenos avatares de la Segunda Guerra Púnica. Había rituales en el templo principal, idas y venidas, en el amplio espacio porticado del foro. Hoy, el terreno lo ocupa gran parte la Catedral de Santa Tecla, cuya fachada gótica ilumina el final de la calle Major. Los restos de Tarraco fueron declarados Ciudad Patrimonio Mundial en el año 2000. La maqueta de la ciudad romana, tal y como era en el siglo II, se expone en la Bóveda de Pallol, en la plaza del mismo nombre. En la Catedral, en su claustro y en su Museo Diocesano, entre líneas románicas y góticas, no dejan de surgir piedras romanas, con su típico almohadillado, inscripciones y bajorrelieves, insertadas en paredes posteriores o en su muro original. Esto ocurre también en muchos establecimientos del casco antiguo de Tarragona.

 
 
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Toledo


La capital de la comunidad castellano-manchega, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está enclavada en un paisaje singular, sobre numerosas colinas rodeadas casi en su totalidad por el río Tajo. Antigua capital de la Hispania visigoda, conserva restos del recinto amurallado y puertas como la Nueva de Bisagra, construida por Covarrubias, la de Alfonso VI o la del Cambrón. La Catedral es el edificio más representativo de la ciudad, de portada gótica y famosas puertas como la del Perdón, la de la Torre y la de Escribanos. La ciudad que vio nacer a personajes como Alfonso X el Sabio, Abderramán II o Samuel Leví, conserva la impronta de la pacífica convivencia que disfrutaron durante siglos árabes, judíos y cristianos.

 
 
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Santiago de Compostela


Una de las tres ciudades de la Cristiandad (las otras dos son Roma y Jerusalén), su suerte está íntimamente ligada a la de su Camino, que desde el siglo IX recorren, a modo de rito iniciático, peregrinos del mundo entero. Santiago es poesía hecha piedra, una suerte de paréntesis de la historia que, como por encanto, ha conseguido sobrevivir a todos los avatares desde que en el año 813 Paio, un eremita que vivía en la aldea de Lovio, vislumbrara unas luces extraordinarias en las proximidades de Libredón y descubriera un altar y tres monumentos funerarios con los cuerpos de Santiago Apóstol y sus discípulos Teodoro y Atanasio.

 
 
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Salamanca


Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es ciudad de conventos e iglesias, de casas señoriales y catedrales, de piedra dorada, donde se fundó la primera Universidad española. Uno de sus monumentos más bellos y representativos es la Catedral proyectada por Gil de Hontañón en el año 1513. Las obras se prolongaron hasta el siglo XVIII, razón por la cual, tanto en el interior como en el exterior, conviven varios estilos arquitectónicos. Muchos son los detalles sobresalientes de este templo, como la portada, el trascoro, la capilla mayor y su impresionante cúpula, así como varias capillas, sobre todo la de la Dorada y la de Morales.

 
 
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Ibiza


La capital de las Pitiusas (las islas de Ibiza y Formentera) conserva numerosos vestigios de su pasado. En el siglo VI antes de Cristo fue una colonia fenicio-púnica muy importante que sirvió a Cartago de base estratégica para dominar el Mediterráneo. Su zona monumental se centra en Dalt Vila, donde debe visitarse el Museo Arqueológico, el Palacio Episcopal, la Catedral, el Castell o Almudaina, el Ayuntamiento y la Iglesia de Santo Domingo; además de los palacios, el seminario y las estrechas calles de acceso al conjunto monumental.

 
 
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Córdoba


Ciudad favorecida por una legendaria historia que la elevó a capital de la Hispania Ulterior romana y a corte del primer califato independiente de Damasco, vivió bajo dominio árabe la época de mayor esplendor cultural y económico. La ruta del califato, jalonada por alcazabas, castillos y fortalezas, la unía en esta época con Granada. Su decadencia se inició con la creación de los reinos de taifas en el año 1301, pero el pasado apogeo pervive en la Mezquita, construida por Abd al-Rahman I sobre los cimientos de la catedral visigoda de San Vicente y ampliada hasta el siglo X de la mano de Abd al-Rahman II, al-Hakam II y Almanzor.

 
 
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Cáceres


Ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sus orígenes son antiquísimos, como lo atestiguan las pinturas rupestres encontradas en la cercana cueva Maltravieso. Pero su fundación se debe a Cayo Norbano Flaco, que en el año 25 antes de Cristo estableció aquí la colonia Norba Caesarina, una de las más prósperas de Lusitania. Los visigodos apenas dejaron huella, todo lo contrario que los almohades, que la convirtieron en un importante núcleo urbano y plaza estratégica. Tras su reconquista por Alfonso IX en 1229, fue repoblada con familias hidalgas provenientes del norte de España, lo que explica el carácter señorial de esta ciudad que conoció sus mejores momentos en los siglos XV y XVI. Desde el siglo XIX, tras la división de Extremadura en dos provincias, Cáceres es el centro económico, administrativo y cultural de la provincia.

 
 
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Ávila


Solo su poderoso perímetro amurallado justificaría la visita. Hablamos del recinto fortificado más notable y mejor conservado en Europa. Con casi 2,5 kilómetros de longitud, tiene un total de 90 torreones. El acceso a la ciudad se realiza a través de varias puertas, algunas de las cuales se han mantenido casi intactas. La construcción comenzó en el año 1090, por deseo del rey Alfonso VI. Tanto en su parte exterior como interior, se han acondicionado diversos paseos y jardines. Pero Ávila es mucho más que sus tópicos alrededor de Santa Teresa y su tortuoso pasado militar.

 
 
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La Laguna


El aire colonial es el encanto y el mérito de esta villa tinerfeña. Su bello trazado sirvió de modelo para ciudades de América. Es el tercer mayor municipio del archipiélago; de sus más de 100.000 habitantes, en el centro urbano sólo residen unos 10.000. La apaciguada atmósfera es aún más seductora en las calles del casco histórico. Deambular como la brisa por la Calle Carrera, a través de los renglones de historia que resaltan los sucesivos edificios: las tres nobles construcciones antiguas que hoy ocupa el Ayuntamiento, la oscura piedra volcánica de la Catedral, la gracia decimonónica del Teatro Leal... Al fondo, icónica y predominante, la carismática torre de la Iglesia de La Concepción, con sus inconfundibles balcones y su entelequia de intruso faro marino. Los mudéjares techos del templo son punto de mira, espejo de lo que también llegaría a América. Trabajado cielo de madera que bendice otras iglesias, como la de San Juan Bautista, azuzada por el orientalista embrujo de su ajimez, o la del Cristo, con su apabullante altar plateado. San Cristóbal de La Laguna, Patrimonio de la Humanidad por mérito propio.

 
 
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Cuenca


Las hoces del Huécar y el Júcar hacen de Cuenca una especie de fortaleza natural, tan sólo vulnerable por la zona alta de la ciudad. Desde los ríos, según se sube por las callejuelas que te adentran en el casco viejo, el visitante comprueba el ingenio de los antiguos pobladores, quienes aprovecharon este montículo entre los dos cañones para crear su remanso de paz y fundar Cuenca. Pero claro, llegó un momento en la historia, antes del siglo XV, en el que tuvieron que solventar un problema arquitectónico natural: los acantilados de las propias hoces. La solución: las casas colgadas; actualmente sólo quedan tres en pie, aunque antiguamente toda la fachada a la hoz del Huécar estaba llena de ellas. Estos edificios pertenecen al Museo de Arte Abstracto Español y a la cocina de un mesón.

 

Varias de las fotografías son de Carlos García (Mérida), www.romanheritage.com (Tarragona), Orval Rochefort (Toledo), Jesús Bermejo Herrera (Santiago de Compostela), Sebastián Navarrete (Salamanca), Valentín Moyano Fernández (Córdoba), www.redjuderias.org (Cáceres), Víctor Gabriel Gómez (Ávila), Omar Tenerife (La Laguna) y Cirat (Cuenca).

 

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