SEIS OBRAS MAESTRAS DEL GRECO EN CASTILLA-LA MANCHA

17/08/2021


 

El Greco ha pasado a la historia como uno de los pintores más universales que existe, con más de 300 obras repartidas por el mundo, gracias sobre todo al interés que despertaron sus trabajos a finales del siglo XIX y a la acción llevada a cabo por el marqués de la Vega-Inclán, que vio con ojo clínico la fama que llevaría a Toledo y su pintor a cada rincón del planeta. A través de esta publicación queremos hacer un recorrido en algunos de los puntos de Castilla-La Mancha donde pueden encontrar varias de sus mejores piezas.

 

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El entierro del conde de Orgaz

La parroquia de Santo Tomé, en el centro histórico de Toledo, fue fundada por el rey Alfonso VI. A principios del siglo XIV, por encontrarse en estado ruinoso, fue totalmente reedificada a cargo de Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de Orgaz, transformándose el antiguo alminar de la mezquita en campanario en estilo mudéjar. Su fama se debe sobre todo por albergar en su interior este cuadro del Greco, que puede contemplarse accediendo por la parte posterior de la iglesia. Se trata de un óleo sobre lienzo de 480 x 360 cm, pintado en estilo manierista entre 1586 y 1588. Fue realizado para el templo donde todavía se conserva. Está considerada una de las mejores y más admiradas obras del autor. El cuadro representa el milagro en el que, según la tradición, San Esteban y San Agustín bajaron del cielo para personalmente enterrar a Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de la villa de Orgaz, en la iglesia de Santo Tomé, como premio por una vida ejemplar de devoción a los santos, su humildad y las obras de caridad llevadas a cabo. El Greco aceptó el encargo de realizar la obra en 1586, algo más de dos siglos y medio después de los hechos que en ella representó. Recibió detalladas directrices sobre cómo debía aparecer el milagro de la zona inferior del lienzo, pero una vaga descripción de la zona celestial. El pintor cretense incorporaría a la zona superior la representación del Juicio Final y la aceptación en el cielo del alma del señor de Orgaz. También cargaría a la escena del entierro de un aire de actualidad, retratando a varones de su tiempo con ropajes del siglo XVI y situando los hechos en un oficio de difuntos con las características de la época.

 
 
 
 
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El Expolio

Cuadro pintado por El Greco para la sacristía de la Catedral de Toledo. Es un óleo sobre lienzo y mide 285 x 173 cm. Fue realizado entre 1577 y 1579 y se conserva todavía en la Sacristía de la Catedral Primada. Es el primer encargo que El Greco consigue en España. Realizado en dos años, inicia su particular procedimiento de presentar figuras abigarradas en torno a un personaje principal, en este caso Cristo, que responde a la iconografía contrarreformista. Siguiendo el gusto manierista, introduce elementos y objetos contemporáneos (ropas, tocados, armaduras, armas), que tanto molestó a su cliente. En 2013 fue restaurado en los talleres del Museo Nacional del Prado de Madrid, quedando expuesto en la pinacoteca madrileña hasta su devolución a la Catedral de Toledo, que tuvo lugar en febrero de 2014, a tiempo para la celebración del cuarto centenario del fallecimiento del artista (ver enlace). Foto: Ramón Pérez Niz.

 
 
 
 
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Inmaculada Oballe

El museo toledano de Santa Cruz toma su nombre del edificio que le sirve de sede, el antiguo Hospital de Santa Cruz, fundado por el cardenal Pedro González de Mendoza (1428-1495) como hospital para acogimiento de niños expósitos. Se trata de una magnífica edificación que exhibe una de las colecciones artísticas más importantes a nivel regional, nacional e internacional. Entre todas las obras, destacan por su gran calidad, los cuadros del Greco que se conservan en este museo, procedentes en su mayoría de antiguas parroquias de la capital manchega. Entre las decenas de obras que se conservan, salidas de los pinceles del autor cretense, destacamos la Inmaculada Oballe (1608-1613), originaria de la capilla fundada por doña Isabel de Oballe en el interior de la iglesia toledana de San Vicente. Captando desde el principio la atención del visitante, en una atmósfera celeste, se sitúa María con túnica roja y manto azul, dominando una composición ascendente. La imagen mariana, apoyada sobre un ángel, obliga al espectador a elevar la mirada, siguiendo la figura serpenteante y etérea de la Virgen. A los pies, el mundo terrenal representado por una vista de la ciudad de Toledo, a un lado, y símbolos florales que hablan de la pureza de la Virgen María, al otro.

 
 
 
 
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Capilla de San José

La capilla de San José es un edificio de Toledo que cuenta con el estatus de Bien de Interés Cultural (BIC). Proyectada por Nicolás de Vergara y concebida como oratorio privado con función funeraria, esta capilla fue consagrada en 1594. Los retablos y pinturas de su interior fueron encargados al Greco en 1597. El retablo central, considerado el más innovador de los realizados por el artista, muestra los dos únicos lienzos originales del pintor que hoy se conservan en ella, "San José con el Niño" y, en el ático, una "Coronación de la Virgen". Los cuadros de los retablos laterales, "San Martín y el mendigo" y "La Virgen con el Niño", "Santa Inés" y "Santa Martina", fueron adquiridos a comienzos del siglo XX por la National Gallery de Washington. La capilla ha pertenecido siempre a la misma familia -hoy los marqueses de Eslava- y mantiene intacto su ambiente original, tal como el Greco la decoró en su momento. Foto: Pedro Riaza.

 
 
 
 
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Anunciación

Excelente óleo sobre lienzo del Greco pintado entre el 1603 y el 1607, en su último periodo toledano, que se exhibe en la Catedral de Santa María de Sigüenza (Guadalajara). En un escenario etéreo e indefinido típico del autor cretense, se reproduce la imagen a la derecha del arcángel San Gabriel, sostenido por una nube, que se aparece ante una Virgen joven y recatada, a la izquierda, anunciando la buena nueva. Toda la escena aparece presidida por un Espíritu Santo en forma de paloma, que se abre camino en el centro de un triángulo celestial. Esta Anunciación de Sigüenza aglutina el lenguaje de la contrarreforma a través de los símbolos que se reproducen en torno a la figura de María y que el Greco convierte en expresión propia.

 
 
 
 
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Cristo abrazado a la Cruz

En la iglesia parroquial de Santa Catalina de El Bonillo, se encuentra una de las obras más importantes de la provincia de Albacete, el Cristo abrazado a la Cruz del Greco. De este tema hizo el pintor numerosas versiones, siendo ésta de El Bonillo muy próxima en factura a la que se conserva en el Museo del Prado. Un Cristo sereno, sin sufrimiento físico en el Calvario, que probablemente recoge un pasaje del Evangelio de San Mateo donde Jesús dice: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame". La identificación del cuadro se produjo en 1928, con motivo de la selección de obras para la Exposición Iberoamericana de 1929 en Sevilla. El escultor Ignacio Pinazo y el periodista Abraham Ruiz lo localizaron colgado a bastante altura en la parroquial de El Bonillo. Durante la Guerra Civil permaneció guardado en el Banco de España, y en 1970 fue restaurado por el Museo del Prado, luciendo actualmente toda su belleza y esplendor en su lugar originario.

 

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