III EXPOSICIÓN NACIONAL DE ESCULTURA RELIGIOSA

Jesús Abades


 

Desde el 26 de noviembre hasta el 12 de diciembre del año 2004, el municipio sevillano de Espartinas celebró la tercera edición de la Exposición Nacional de Escultura Religiosa, sin lugar a dudas la más importante muestra desplegada en torno a la imaginería sacra que se organiza en nuestro país.

En la exposición, pudimos ver las últimas creaciones de buena parte de los imagineros de mayor prestigio en España, en su mayoría andaluces. Esta edición, además, presentó la novedad de que las obras a exponer no sólo fueron exhibidas al público, sino también pudieron ser adquiridas por cofradías o particulares a través de un catálogo digital que estuvo a disposición de los visitantes.

 

 

De las 234 solicitudes presentadas, nada más y nada menos, los responsables del evento escogieron, vistas sus calidades, un total de 79 piezas para ser expuestas. Los artistas cuyas obras fueron seleccionadas son los siguientes:

Córdoba - Antonio Bernal Redondo. José Antonio Cabello Montilla. Miguel Ángel González Jurado. Sebastián Montes Carpio. Enrique Ruíz Flores. Rafael Sánchez García.

Huelva - Francisco José Zamudio Barroso.

Jaén - Antonio Espadas Carrasco.

Madrid - Eduardo Zancada Pérez.

Murcia - José María Molina Palazón.

Sevilla - Álvaro Abrines Fraile. Miguel Bejarano Moreno. Miguel Ángel Domínguez Velázquez. Manuel Ángel Fernández Escobar. Darío Fernández. Rubén Fernández Parra. Luis Alberto García Jeute. Ventura Gómez Rodríguez. Lourdes Hernández Peña. Marco Antonio Humanes. Encarnación Hurtado Molina. Emilio López Olmedo. Manuel Madroñal Isorna. Juan Manuel Martín García. Manuel Martín Nieto. Fernando Murciano Abad. Israel Redondo Pérez. Javier Roán. Mariano Sánchez del Pino. Miguel Ángel Valverde. Ángel Velázquez Vega.

Hubo gran cantidad de nombres que repitieron con respecto a la pasada edición, varias presencias nuevas y ausencias destacables que sí estuvieron presentes en el año 2001, caso del cordobés Francisco Romero Zafra, el sevillano José Antonio Navarro Arteaga o el onubense David Valenciano Larios.

 

 

En nuestra opinión, destacó poderosamente la imagen académica de San Rafael Arcángel, obra de Antonio Bernal Redondo, heredera de la mejor tradición polícroma y escultórica que autores como Alonso Gómez de Sandoval cultivaron en la Córdoba del siglo XVIII. Gran interés tenía también un busto en terracota y telas encoladas y policromadas de la Mater Dolorosa, labrado por José Antonio Cabello Montilla, discípulo del anterior.

Otra presencia importante fue la de Manuel Martín Nieto, imaginero de la localidad sevillana de Morón de la Frontera, que ofreció varias figuras de angelitos, concebidas con gran dulzura, y potentes tallas de los Cuatro Evangelistas que tienen como destino la Cofradía de Medinaceli, del municipio gaditano de Chiclana de la Frontera, a los que cabía achacárseles, si acaso, un exceso de estridencias en su policromía.

 

 

A destacar, por último, el grupo de arcángeles realizado por el sevillano Fernando Murciano Abad; un espléndido Niño Jesús de Encarnación Hurtado Molina, heredero de los modelos de Francisco Dionisio de Ribas, y el majestuoso relieve del Ecce Homo del murciano José Manuel Molina Palazón. Todo un descubrimiento igualmente las clásicas maneras del sevillano Álvaro Abrines Fraile en su terracota de Santa Justa.

Para terminar, apuntar que en el año 2004 el certamen cambió su sede, pasando del Santuario de El Loreto a la Hacienda de Los Guardiola (Nuestra Señora de los Remedios), colindante con la carretera de Sevilla.

 

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