LA NATIVIDAD DE JESÚS DESDE LAS CLAUSURAS SEVILLANAS. ARTE Y COSTUMBRE

Con información de Salvador Guijo Pérez (30/11/2022)


 

 
 
Dulce Nombre de Jesús (siglo XVII, Monasterio de San Leandro)
Foto: Daniel Salvador-Almeida

 

Introducción

La Navidad es una época en la que el mundo cristiano recuerda que Dios se hizo hombre, tomó la semejanza de la naturaleza humana y formó parte del mundo tal como lo encontró. El poder que Jesús de Nazaret liberó, transformó la sociedad de su época y fue modelando la de la humanidad que le siguió. Su nacimiento supuso una nueva forma de vida que afectó a todos los órdenes sociales, ya fueran creyentes o no.

Con la exposición La Natividad de Jesús desde las clausuras sevillanas. Arte y costumbre, de más de 40 piezas, queremos hacer hincapié en este acontecimiento crucial para la historia, narrando de manera secuenciada las etapas del mismo desde una perspectiva visual y artística. Esta la realizaremos dentro de la vivencia etnológica de un grupo social determinado: las religiosas de clausura. Con este hecho queremos atraer al público visitante hacia un mundo oculto y desconocido, pues las mismas aun apartadas de lo civil para centrarse en el misterio religioso, constituyen el eco de la ciudad en muchas de sus vivencias.

La ciudad de Sevilla, como claro referente cultural dentro de la influencia de la tradición cristiana, conserva entre su rico patrimonio muchos conventos de clausura pertenecientes a las diferentes órdenes religiosas. Dentro de sus muros, un gran número de piezas artísticas que tienen que ver con el nacimiento de Jesús nos narran el mismo de manera progresiva. Una selección de ellas figura en la muestra.

Al mismo tiempo La Natividad de Jesús desde las clausuras sevillanas. Arte y costumbre introduce en sus diferentes fases aquellos elementos costumbristas que en la vida cenobítica se realizan durante este tiempo de la preparación (Adviento) y del nacimiento de Jesús (Navidad).

Comisariada por Salvador Guijo Pérez, con la coordinación de Miguel Fernández Carrasco y Carlos Peñuela Jordán, la exposición puede visitarse del 1 de diciembre de 2022 al 6 de enero de 2023 en la Sala Murillo de la Fundación Cajasol (Calle Francisco Bruna 1, Sevilla), entidad que ha patrocinado esta muestra, integrada dentro del calendario cultural Gozos de diciembre programado para estas navidades. El horario de visitas es de lunes a domingo, de 11:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00 horas, siendo la entrada libre.

 

 
 

 

Sala 1

María fue la mujer escogida por Dios para ser madre. En un mundo de hombres, la Biblia distingue a muchas mujeres valientes, poderosas, capacitadas, trabajadoras, generosas, humildes... Entre todas destaca a María. Dios puso sus ojos en ella para cumplir el más grandioso de sus planes: la redención de la raza humana.

Entre las piezas marianas están la Virgen de la Esperanza del Convento de San José (Madres Mercedarias), de Juan Bautista Patrone (siglo XVIII); la Virgen Niña del Monasterio de Santa Inés, de Gabriel de Astorga (siglo XIX) o la Virgen de la Leche del Monasterio de Santa Paula, del círculo de José Risueño (imagen superior).

 

 
 
Foto: Daniel Salvador-Almeida

 

Sala 2

El nacimiento de Jesús es el acontecimiento central de la Navidad. Dios tuvo la osadía de entregarnos a su Hijo para hacernos hijos. El mundo contempla agradecido este gran regalo que se exterioriza en el ambiente. En los conventos rezuma paz, alegría, felicidad y ternura. En este periodo el agradecimiento se vuelve donación y las monjas alagan con dulces a bienhechores y allegados compartiendo la alegría del nacimiento.

Entre los nacimientos tenemos los de Cristóbal Ramos (siglo XVIII) y Francisco Ximénez (imagen superior, 1794) del Monasterio de San Leandro, ambos en terracota policromada; uno anónimo (siglo XVIII) pintado al óleo sobre lienzo del Convento de San José (Teresas) y otro del Monasterio de Santa Inés con figuras en madera, terracota y telas encoladas y policromadas de Gabriel de Astorga y Juan Bautista Patrone (siglos XVIII-XIX).

 

 
 
Foto: Salvador Guijo Pérez

 

Sala 3

Jesús nació de María: "El Eterno se enamoró de vuestra incomparable hermosura, con tanta fuerza, que se hizo como desprenderse del seno del Padre y escoger esas virginales entrañas para hacerse Hijo vuestro. ¿Y yo, gusanillo de la tierra, no he de amaros? Sí, dulcísima Madre mía, quiero arder en vuestro amor y propongo exhortar a otros a que os amen también como yo", según narra San Alfonso María de Ligorio en su famosa publicación "Las Glorias de María", editada por primera vez en 1779.

El célebre escultor Cristóbal Ramos vuelve a estar presente con la Anunciación (siglo XVIII) labrada en terracota policromada y telas encoladas que se conserva en el Convento de San José (Mercedarias). Su huella también se advierte en la talla de la Visitación (siglo XVIII) del Monasterio de Santa Paula. También repite Patrone con la Virgen de la Esperanza (imagen superior) de las Mercedarias. Asimismo, de las Mercedarias proviene igualmente un óleo sobre lienzo de la Huida a Egipto, anónimo del siglo XVIII.

 

 

Sala 4

En los días previos a la celebración de la Navidad las religiosas se afanan en engalanar y preparar sus monasterios para mostrar la gloria del nacimiento del Señor. Corchos, luces, serrines, etcétera se disponen recreando efímeros escenarios que nos transportan a la ciudad de Belén: flores de talco resplandecientes, Niños de Dios que se vuelven ángeles, salas que se engalanan de fiesta por mejor acoger al Divino Salvador...

Se cambian los cantorales, se entonan nuevos himnos, las monjas trocan los instrumentos haciendo de las tocas sombreros, de los escapularios zurrones y de los hábitos zahones para llegar a su encuentro cantando. La liturgia se ennoblece, el blanco de la pureza se entrehila en oro fino para acunar un rey, los vasos se platean, los candelabros se bruñen y los retablos se apagan para centrar la luz en el que es la luz desde el pesebre.

 

 
 
Foto: Daniel Salvador-Almeida

 

Sala 5

La manifestación del Niño Jesús en la hagiografía a lo largo de los siglos cristalizó en las más variadas iconografías del Niño Dios en todas las órdenes religiosas. Igualmente, también existieron ejemplos de religiosas sevillanas que lo vivieron y así quedó testificado.

Acudir a la espiritualidad de los santos, protagonistas de la cercanía con la infancia de Cristo, es un acierto metodológico. Las órdenes religiosas que fundaron muchos de ellos difundieron esos medios de acudir en devoción al pequeño Salvador, ya que Él lo había hecho antes con ellos.

Entre la escultura hagiográfica destacamos la talla de San Agustín de Pedro Roldán (siglo XVII, San Leandro) y las figuras de Santa Ana (imagen superior) y San Joaquín, la primera con la Virgen Niña, ambas atribuidas por Salvador Guijo a José de Montes de Oca (siglo XVIII) y conservadas en el Monasterio de Consolación.

 

 
 
Dulce Nombre de Jesús (siglo XVII, Monasterio de San Leandro, detalle)
Foto: Salvador Guijo Pérez

 

Sala 6

Entre el patrimonio artístico de los monasterios se encuentran multitud de imágenes del Niño Jesús triunfante con sus distintos apelativos y advocaciones. Estaban presentes de forma cotidiana en las celdas de las religiosas y en las principales estancias de la clausura, alcanzando una mayor relevancia en los tiempos litúrgicos de Navidad y Semana Santa o en las fiestas de la Sagrada Familia y del Dulce Nombre. Entre ellas siempre alguna era considerada la más importante, a la que la comunidad en general rendía una especial devoción.

La relación que se les tenía a estas imágenes era casi familiar, con apodos propios conforme bien a sus características -el Curita, el Cardenal, el Bobito, el Pastorcito, el Dormidito, el de la Paz-, o bien a sus acciones -el Quitapesares, el Milagroso, el Porterito, el Divino Salvador, el Mayorazgo, el Príncipe-. Así mismo están aquellos con una función propia: Limosneros o Expósitos, Espositos o Niños de los votos que portaban las monjas el día de su profesión... Dependiendo del convento en cuestión estos sobrenombres cambiarían conforme a las circunstancias y al celo devocional de cada comunidad religiosa.

La figura de Jesús como esposo se representa simbólicamente en las tomas de hábito y en las profesiones con la figura del Niño Jesús "esposito". Este era portado por la aspirante previamente a su consagración.

De este tipo de simulacros se exhiben piezas como el Niño Jesús atribuido a Luisa Roldán (siglo XVII) del Convento de Santa María de Jesús, el "Niño de la faja" del Convento de San José (Mercedarias), el Niño Jesús apodado "Quitito" (siglo XVII) de las Teresas o el Niño Jesús "Príncipe" (siglo XVII) de las Mínimas.

 

 
 
San Joaquín atribuido a José Montes de Oca (Monasterio de Consolación)
Foto: Daniel Salvador-Almeida

 

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