Ficha Técnica

Hablamos de obras sacras de gran calidad, pertenecientes a la escuela andaluza del barroco; en concreto, muestran una clara adscripción a los modelos del taller de Pedro Roldán, figura fundamental en la concepción del barroco dinámico en el arte religioso de la Sevilla del siglo XVII.

Representan a la Virgen Dolorosa y a San Juan Evangelista en actitud orante, simulando en el citado retablo del Cristo de la Buena Muerte que se hallan a los pies del Monte Calvario. Realizadas en madera de pino de Flandes tallada, policromada, dorada y estofada, sus medidas son 93 x 58 cm.

Estado de Conservación

Las dos obras presentaban un estado de conservación muy malo. Las patologías que se observaban en las mismas eran las siguientes:

- Suciedad superficial.

- Levantamientos y pérdidas de estratos pictóricos.

- Presencia de elementos metálicos y no originales.

- Numerosos repintes oleosos y barnices en avanzado estado de oxidación.

- Perdida de soporte, en zonas puntuales.

- Falta de adhesión en algunas piezas de los ensambles.

Proceso de Intervención (I)

En vista de los problemas que presentaban las obras, se elaboró una propuesta de intervención que tenía en cuenta los criterios generales de intervención para la restauración-conservación de las obras de arte: máximo respeto al original, compatibilidad de materiales, mínima intervención, reversibilidad...

En el caso de estas dos esculturas se reforzó especialmente el concepto de la mínima intervención, puesto que dada su ubicación, se seleccionó el llamado criterio arqueológico de intervención. Una vez quedado claro el criterio, se optó por la metodología adecuada al mismo.

Proceso de Intervención (II)

El proceso de intervención constó de las siguientes fases y trabajos:

- Documentación grafica de todo el proceso.

- Desmontaje y traslado de las obras al taller.

- Fijación preventiva mediante el empleo de cola animal y celulosa, aplicando calor controlado (espátula térmica).

- Consolidación del soporte: se resanaron ensambles de piezas que presentaban falta de adhesión, limpiando los mismos, y volviendo a ensamblar usando para ello PVA.

- Retirada de elementos metálicos no originales.

- Eliminación de suciedad superficial.

- Limpieza química y mecánica. Mediante la misma se procedió a la eliminación del barniz oxidado, así como de los numerosos repintes oleosos que presentaban las dos obras por toda su superficie.

- Protección final mediante la aplicación de resina de etilmetacrilato disuelta a baja proporción en disolvente orgánico (en las zonas correspondientes a los estofados) y barniz de retoque de elaboración propia, ajustando convenientemente los brillos (en las zonas correspondientes a las carnaciones).

- Traslado y montaje de las obras en su ubicación definitiva.