EL ARTE SACRO DE PROPIEDAD PARTICULAR (XXIV)


 

 
     
     
Antigua talla completa de la Inmaculada Concepción, de 75 cm de altura, que lleva en una zona primitiva del estofado de sus ropajes la firma "Cerle". Posee corona real de plata, también antigua y de mérito, y media luna a sus pies, ésta última seriada. Pertenece a una interesante colección de piezas sacras de la provincia de Sevilla.
     
     
 
     
     
La imagen es una copia de factura popular, probablemente dieciochesca, de la magistral Inmaculada Concepción labrada por el artista granadino Alonso Cano que se conserva en la Catedral de Granada. Se asienta sobre una gran nube marfileña, del mismo color que la túnica de la Doncella, carente de querubines. De ejecución más tosca en el dorso, tuvo que estar concebida desde un principio para recibir culto en un retablito doméstico; de hecho, procede por herencia de un anterior oratorio familiar, unido al actual por lazos de parentesco.
     
     
 
     
     
Debido a los innumerables repintes que presentaba y a la aparición de una importante grieta en la madera, en el año 1980 fue mandada restaurar por sus propietarios. En una visita casual al taller de restauración, vieron que le habían aplicado un tratamiento muy agresivo, el cual prácticamente había eliminado la policromía de las vestiduras, de tonos puramente inmaculistas. Ante esta situación, los dueños decidieron paralizar la intervención, recoger la pieza y guardarla en el estado en que la habían dejado. Recientemente, los hermanos Borrego Llamas le han dado una policromía con falsos estofados que ha permitido la recuperación de su apariencia original.
     
     
 
     
     
En la misma colección se guarda otra atractiva pieza de pequeño formato y mayor interés artístico. Hablamos de una Dolorosa sin advocación, de cierto arcaismo en su hechura que hace posible su catalogación en el tránsito del siglo XVI al XVII. En todo caso, tuvo que sufrir una importante intervención posterior, probablemente durante el siglo XVIII, en la que añadieron a la figura ojos de cristal y la policromaron de nuevo.
     
     
 
     
     
La pequeña obra, de 40 cm de altura, se alza sobre una curiosa peana, probablemente realizada con capiteles dorados de antiguas columnas. La corona y la media luna son piezas modernas, así como los bordados de las ropas, confeccionados éstos en el siglo XX; el rostrillo, pieza hoy en día poco usada en este tipo de creaciones, pese a ser habitual antaño, es muy antiguo, y hay quien piensa que pueda tratarse de un aditamento original.
     
     
 
     
     
El broche que ostenta la Señora en el pecho, símbolo de los Siete Dolores de la Virgen, es también una pieza antigua de orfebrería. Numerosas lágrimas de cristal surcaban su hierático rostro, no exento de doliente ternura en su expresión, la mayoría de ellas actualmente perdidas por el paso del tiempo.

 

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