JOSÉ RISUEÑO Y EL CICLO PICTÓRICO DEL CONVENTO DE BELÉN EN GRANADA

07/04/2025


 

 

INTRODUCCIÓN

A comienzos del siglo XVII se establecieron en Granada los mercedarios descalzos en el barrio del Realejo. La orden fundada por San Pedro Nolasco en el siglo XIII había sido reformada en 1603, en un intento de volver a la austeridad de los primeros tiempos. La fundación de nuevos conventos fue muy rápida y en 1615 inauguraron en Granada la iglesia provisional, que pusieron bajo la advocación de Nuestra Señora de Belén. El conjunto definitivo estuvo terminado en torno a 1724.

Sin embargo, durante la desamortización de 1835, los frailes fueron exclaustrados. Sus bienes se dispersaron y el edificio fue utilizado como presidio a partir de 1849. Su estado de conservación se fue agravando hasta que en 1933 fue demolido para edificar en los terrenos una escuela y una zona residencial.

Poco conocemos sobre su patrimonio mueble, si bien el Museo de Bellas Artes de Granada conserva entre sus fondos nueve lienzos pertenecientes a la serie que el pintor granadino José Risueño realizó entre 1693 y 1712 para el claustro mayor. Las obras pueden dividirse en dos grupos. Seis de ellas muestran episodios de la vida de San Pedro Nolasco, mientras que las otras tres son alegorías que exaltan los logros y virtudes de la orden mercedaria.

Del 8 de abril al 4 de mayo de 2025, el Museo de Bellas Artes de Granada presenta por primera vez, desde su creación en el siglo XIX, las obras del ciclo pictórico del Convento de Belén tras su reciente restauración. Lo anterior se lleva a cabo a través de José Risueño y los mercedarios descalzos: la restauración del ciclo pictórico del Convento de Belén, una exposición temporal de pequeño formato compuesta por solo nueve obras que forman parte de los fondos fundacionales del Museo. Todas ellas componen un ciclo pictórico que fue realizado entre 1693 y 1712, según el investigador Domingo Sánchez-Mesa, por José Risueño y Alconchel, con la ayuda de Jacinto de Molina Mendoza y Cisneros, para el claustro principal del extinto Convento de Belén de Granada, de la Orden de Mercedarios Descalzos.

Aunque en el siglo XIX algunas de las pinturas fueron restauradas, mediante la dotación de nuevos bastidores y reentelado, dos centurias después presentaban un deficiente estado de conservación pese a constituir una de las series de mayor valor artístico e histórico de toda la colección estable del Museo. Por ello, ha sido intervenida en su totalidad entre 2022 y 2023, permitiendo no solo frenar su deterioro, sino devolviendo sus notables cualidades estéticas y plásticas. De esta manera, dicha exposición trata no solo de dar a conocer el resultado de estos trabajos de restauración, sino también de promover el conocimiento de las obras que lo componen, así como divulgar su carácter narrativo y su procedencia, además de efectuar una revisión iconográfica de los temas representados.

Dirección y horarios: Martes a sábados, de 10:00 a 20:00 horas; domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 horas; cerrado todos los lunes y el 1 de mayo, abierto los siguientes festivos: 17 y 18 de abril.

 

 

EL PINTOR JOSÉ RISUEÑO Y ALCONCHEL (1665-1732)

José Risueño fue el artista más destacado de la Granada del primer tercio del siglo XVIII. Escultor y pintor, realizó algunas incursiones en la arquitectura como tracista de retablos, abarcando además los campos de la restauración, la tasación, la copia de obras de arte o, incluso, la música como cantor de la Catedral de Granada.

Seguidor del estilo de Alonso Cano (1601-1667), Risueño será el encargado de prolongar sus modelos hasta bien entrado el siglo XVIII, una vez fallecidos Pedro Atanasio Bocanegra (1638-1689) y Juan de Sevilla (1643-1695), discípulos directos del racionero. Su fama se verá acrecentada por el patrocinio de Martín de Ascargorta (1638-1719), arzobispo de Granada, quien sufragó sus obras y, además, le proporcionó una prestigiosa red de clientes que mantuvieron su pujante taller de la parroquia de Santa Ana.

Su obra pictórica recuerda a Alonso Cano, pero también se ve enriquecida por la influencia de la pintura flamenca de Van Dyck y Rubens o la italiana de Carlo Maratta, cuyas propuestas llegaron a Granada a través de numerosas copias, estampas y grabados. Sus obras también son fruto del estudio del natural, destacando Risueño en la representación minuciosa de joyas y tejidos.

Entre los artistas que trabajaron con José Risueño se encuentra Jacinto de Molina Mendoza (1669-1747), un pintor de cierta fama entre las órdenes religiosas granadinas a comienzos del siglo XVIII, entre cuyos muros se documentan numerosas obras salidas de su taller. Su estilo está muy relacionado con Risueño y, aunque no llegó a ser su discípulo, tenía su domicilio muy próximo al taller del maestro, por lo que pudo colaborar con el mismo en algunos encargos como el que nos ocupa para los mercedarios descalzos. Una de las obras presentes en esta exposición se atribuye íntegramente a la mano de Jacinto de Molina.

 

 

EL CICLO PICTÓRICO DE LOS MERCEDARIOS DESCALZOS

Los frailes mercedarios descalzos del Convento de Belén encargaron a José Risueño un ciclo pictórico para su claustro principal. Desconocemos el número exacto de lienzos que conformaban el conjunto, así como su distribución original. Sin embargo, su formato e iconografía nos permiten establecer dos grupos claramente diferenciados.

En primer lugar, seis obras de formato horizontal narran la vida de San Pedro Nolasco, fundador de la orden mercedaria. Se conservan las escenas de la institución de la orden por la Virgen de la Merced, la confirmación en la Catedral de Barcelona ante el obispo y el rey Jaime I, las redenciones de cautivos en territorios como Argel, el éxtasis místico de Nolasco ante el rey almohade de Valencia, o la visita de San Francisco y Santo Domingo de Guzmán al fundador de los mercedarios.

El segundo grupo lo forman tres pinturas verticales, que muestran alegorías con los logros de la orden mercedaria como frutos de un fecundo árbol. El primero está sostenido por San Pedro Nolasco, la Virgen de la Merced y Jaime I, que presentan a los santos y venerables mercedarios más destacados. El segundo está dedicado a todos aquellos frailes que han dado su vida por la redención de los cautivos. Finalmente, el tercero se dedica a la rama femenina de la orden, fundada por Santa María de Cervelló.

 

 

EL PROCESO DE RESTAURACIÓN

La serie de José Risueño llegó al Museo de Bellas Artes de Granada como parte de sus fondos fundacionales tras la desamortización de 1835. Desde entonces, se ha ido exponiendo en sus salas de forma intermitente hasta 1995. En cualquier caso, las pinturas no volvieron a mostrarse como grupo desde que abandonaron su lugar original en el claustro principal del Convento de Belén.

En cuanto a su estado de conservación, fueron reenteladas y dotadas de un nuevo bastidor en el siglo XIX, en una actuación que no frenó su deterioro. Presentaban pérdidas de soporte, envejecimiento, faltas en la capa pictórica, repintes y barnices oxidados. Algunas, incluso, carecían de marco.

El ciclo completo ha sido restaurado en los talleres del Museo de Bellas Artes de Granada entre 2022 y 2023. El proceso ha consistido en la consolidación de los soportes, limpieza de la capa pictórica, eliminación de antiguos estucos, reintegración cromática y protección final. Además, se han realizado nuevos marcos para todas las obras que acentúan el carácter de conjunto de la serie. Todas estas actuaciones han contribuido a dotarlas de resistencia física y devolverles los valores estéticos y plásticos originales.

 

 

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