LOS TENDILLA. SEÑORES DE LA ALHAMBRA

06/04/2016


 

 

Introducción

El conde de Tendilla pertenecía a la familia de los Mendoza, originaria del País Vasco, la cual entró en los círculos de la corona de Castilla en la época de Alfonso XI, adquiriendo tierras y privilegios en Guadalajara, Madrid y Asturias. En el siglo XV se consolida como una de las más poderosas y cultas del reino encontrando entre sus miembros a literatos, eclesiásticos, diplomáticos y guerreros, siendo sus actividades fundamentales en la consolidación de la monarquía de los Reyes Católicos.

Esta situación de privilegio se tradujo en el nombramiento en 1492 del conde de Tendilla como Capitán General del Reino de Granada y Alcaide de la Alhambra. Títulos que lo convirtieron en personaje fundamental en la definición de Granada como nueva urbe cristiana y responsable del mantenimiento del conjunto arquitectónico de la Alhambra. Su formación humanista, de hombre del Renacimiento, se percibe en sus decisiones sobre los palacios nazaríes, claves para el mantenimiento de los mismos, así como en sus actuaciones en la ciudad desde una perspectiva política moderada de comprensión hacia moriscos y judeoconversos.

Mecenas de las artes y protector de eruditos y literatos, transmitió los valores del Humanismo a sus hijos que se convirtieron en personajes fundamentales durante el periodo del monarca Carlos V, convirtiendo la Alhambra de Granada en la sede del poder imperial con obras que marcan, actualmente, los accesos y la imagen del conjunto de la Sabika. Labor casi personal de don Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, tercer conde de Tendilla y segundo marqués de Mondéjar.

Momentos de máximo esplendor de Granada que comienzan a apagarse con el levantamiento de las Alpujarras (1568-1571), donde políticas de acercamiento a los moriscos, mantenidas por los Tendilla, se enfrentan a posturas excluyentes que, finalmente, triunfan con el consiguiente demérito para los alcaides alhambreños.

Desde Felipe II, ni Granada ni la Alhambra son un centro político o económico influyente en la nueva concepción del Estado. También faltaron en la familia Mendoza personajes de la categoría de don Iñigo y don Luis, a lo que se unió la falta de descendencia directa de varios miembros que obligó al acceso, incluso con pleitos, de ramas secundarias hasta el cese definitivo de sus cargos en la Alhambra por Felipe V al haberse posicionado la familia con el archiduque Carlos en la guerra de sucesión tras la muerte de Carlos II.

No obstante, en esta larga decadencia desde el fin de la Guerra de las Alpujarras hasta el siglo XVIII, la Alhambra de Granada vivirá dos momentos de indudable interés histórico como serán las visitas a la ciudad de los reyes Felipe IV (1624) y Felipe V (1730).

Con estos datos básicos la exposición Los Tendilla. Señores de la Alhambra (comisariada por Rafael López Guzmán Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada) pretende realizar un viaje por la historia con el fin de transmitir unos objetivos genéricos a la ciudadanía: conocimiento, investigación y estudio; utilizando para ello recursos audiovisuales, documentos y obras de arte que ofrecen al visitante el acercamiento a personajes, acciones, decisiones y aspectos culturales que influyeron de forma determinante en Granada y, sobre todo, en el conjunto patrimonial que hoy se conserva en la colina de la Alhambra.

 

 

Introducción

El conde de Tendilla pertenecía a la familia de los Mendoza, originaria del País Vasco, la cual entró en los círculos de la corona de Castilla en la época de Alfonso XI, adquiriendo tierras y privilegios en Guadalajara, Madrid y Asturias. En el siglo XV se consolida como una de las más poderosas y cultas del reino encontrando entre sus miembros a literatos, eclesiásticos, diplomáticos y guerreros, siendo sus actividades fundamentales en la consolidación de la monarquía de los Reyes Católicos.

Esta situación de privilegio se tradujo en el nombramiento en 1492 del conde de Tendilla como Capitán General del Reino de Granada y Alcaide de la Alhambra. Títulos que lo convirtieron en personaje fundamental en la definición de Granada como nueva urbe cristiana y responsable del mantenimiento del conjunto arquitectónico de la Alhambra. Su formación humanista, de hombre del Renacimiento, se percibe en sus decisiones sobre los palacios nazaríes, claves para el mantenimiento de los mismos, así como en sus actuaciones en la ciudad desde una perspectiva política moderada de comprensión hacia moriscos y judeoconversos.

Mecenas de las artes y protector de eruditos y literatos, transmitió los valores del Humanismo a sus hijos que se convirtieron en personajes fundamentales durante el periodo del monarca Carlos V, convirtiendo la Alhambra de Granada en la sede del poder imperial con obras que marcan, actualmente, los accesos y la imagen del conjunto de la Sabika. Labor casi personal de don Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, tercer conde de Tendilla y segundo marqués de Mondéjar.

Momentos de máximo esplendor de Granada que comienzan a apagarse con el levantamiento de las Alpujarras (1568-1571), donde políticas de acercamiento a los moriscos, mantenidas por los Tendilla, se enfrentan a posturas excluyentes que, finalmente, triunfan con el consiguiente demérito para los alcaides alhambreños.

Desde Felipe II, ni Granada ni la Alhambra son un centro político o económico influyente en la nueva concepción del Estado. También faltaron en la familia Mendoza personajes de la categoría de don Iñigo y don Luis, a lo que se unió la falta de descendencia directa de varios miembros que obligó al acceso, incluso con pleitos, de ramas secundarias hasta el cese definitivo de sus cargos en la Alhambra por Felipe V al haberse posicionado la familia con el archiduque Carlos en la guerra de sucesión tras la muerte de Carlos II.

No obstante, en esta larga decadencia desde el fin de la Guerra de las Alpujarras hasta el siglo XVIII, la Alhambra de Granada vivirá dos momentos de indudable interés histórico como serán las visitas a la ciudad de los reyes Felipe IV (1624) y Felipe V (1730).

Con estos datos básicos la exposición Los Tendilla. Señores de la Alhambra (comisariada por Rafael López Guzmán Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Granada) pretende realizar un viaje por la historia con el fin de transmitir unos objetivos genéricos a la ciudadanía: conocimiento, investigación y estudio; utilizando para ello recursos audiovisuales, documentos y obras de arte que ofrecen al visitante el acercamiento a personajes, acciones, decisiones y aspectos culturales que influyeron de forma determinante en Granada y, sobre todo, en el conjunto patrimonial que hoy se conserva en la colina de la Alhambra.

 

 

Estructura de la exposición

 

Sección 1. El linaje de los Mendoza: entre las armas, la púrpura y las letras.

En principio los personajes a tratar en este apartado serían: Don Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458). Tuvo seis hijos, pero destacamos al primogénito don Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa (1417- 1479), a Pedro González de Mendoza (el cardenal Mendoza) (1428-1495) y a Iñigo López de Mendoza y Figueroa (primer conde de Tendilla) (1419-1479). También incluimos a Diego Hurtado de Mendoza, arzobispo de Sevilla (1444- 1502) y hermano del gran Tendilla.

Sección 2. El Gran Tendilla. Don Iñigo López de Mendoza y Quiñones (1440-1515)

Sección 2.1. Tendilla hombre de Estado: Diplomático y Humanista
Sección 2.2. La Capitanía General del Reino de Granada
Sección 2.3. Alcaide de la Alhambra ("capitán de la acrópolis iliberritana")
Sección 2.4. Tendilla y sus relaciones con los Moriscos y los Judíos.
Sección 2.5. Tendilla y la ciudad
Sección 2.6. Mecenas de las artes

Sección 3. Los Mendoza del Renacimiento

Sección 3.1. La continuidad en la Alhambra: Don Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco (1489-1566)
Sección 3.2. La familia de los Mendoza:

- Don Antonio de Mendoza y Pacheco (1490,1493-1552)
- Don Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco (1503,1504-1575)
- Don Francisco de Mendoza y Pacheco (¿-1543)
- Don Bernardino de Mendoza (1501-1557?)

Sección 4. La larga decadencia

Sección 4.1. La Guerra de las Alpujarras y el cese en la Capitanía General (Don Iñigo López de Mendoza (1512-1580), Don Luis Hurtado (Tendilla V) (1543-1604) y Don Iñigo López de Mendoza (Tendilla VI) (1568-1592).
Sección 4.2. La Alhambra sin los Mendoza: el periodo del Duque de Uceda (1604-1624)
Sección 4.3. El regreso de los Mendoza (Don Iñigo López de Mendoza y Mendoza (VII Conde de Tendilla) (¿?, 1646) y Don Iñigo López de Mendoza y Vargas (VIII Conde de Tendilla) (¿?,1656)
Sección 4.4. Las condesas de Tendilla (Doña María López de Mendoza (IX Condesa de Tendilla) (¿?,1662); Doña Francisca Juana de Mendoza (X Condesa de Tendilla) (¿?,1677) y Doña María Gregoria de Mendoza y Córdoba (XI Condesa de Tendilla) (1633-1718)
Sección 4.5. Adiós a la Alhambra: Don José de Mendoza Ibáñez de Segovia (XII Conde de Tendilla) (1657-1734)

Apéndice. Historiografía sobre los Mendoza
Se exhibe una vitrina con una selección de obras escritas sobre los Mendoza.  

 

 

El linaje de los Mendoza: entre las armas, la púrpura y las letras

Esta sección pretende mostrar el papel protagónico que la familia de los Mendoza tuvo en relación con las letras, las armas y la iglesia durante el siglo XV e inicios del siglo XVI.

La familia, procedente de Mendoza (Álava), se situará a partir del siglo XIII al servicio de los reyes de Castilla, tomando preeminencia en el siglo XV a partir de don Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, personalidad destacable tanto en las letras como en los enfrentamientos bélicos internos y en la frontera con el sultanato nazarí. Sus sucesores ocuparan altos cargos, tanto políticos como eclesiásticos, convirtiéndose en fundamentales para entender la conformación del estado moderno bajo los Reyes Católicos. Así, sus hijos, Iñigo López de Mendoza y Figueroa (nombrado primer conde de Tendilla) y Pedro González de Mendoza (el gran cardenal), fueron decisivos en la consolidación de la monarquía de los Reyes Católicos. Los vínculos de lealtad entre la familia de los Mendoza la convertirán, además de los nombres propios comentados, en indispensable en la nueva organización política de Castilla.

Así, en una tercera generación destacarían junto al gran Mendoza, segundo conde de Tendilla, al que dedicaremos la sección siguiente como sujeto central de esta exposición; también, su hermano don Diego Hurtado de Mendoza, cardenal y arzobispo de Sevilla, gran mecenas de las artes.

Otros Mendoza sobresalen en la historia a caballo entre los siglos XV y XVI, los cuales estarán presentes en las informaciones genealógicas de la exposición y puntualmente cuando su relación fuera intensa con los condes de Tendilla, como por ejemplo, don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, marqués del Cenete e hijo del cardenal don Pedro González de Mendoza.

 

 

El Gran Tendilla. Don Iñigo López de Mendoza y Quiñones (1440-1515)

La sección segunda es la central y principal de esta exposición ya que la misma gira en torno a don Iñigo López de Mendoza y Quiñones, segundo conde de Tendilla, cuyo quinto centenario conmemoramos.

Su compleja educación a través de su abuelo, afamado literato, su padre y su tío el cardenal Mendoza, lo convirtieron en un polifacético hombre de Estado. Su actividad se desarrolla inicialmente en la Guerra de Granada como alcaide de Alhama, tocándole la defensa de la misma asediada por Muley Hacén y, más tarde, a partir de 1487 como Adelantado Mayor de Andalucía jugará un papel determinante en el fin del sultanato nazarí; siendo nombrado Alcaide de la Alhambra y Capitán General de Granada tras la toma de la ciudad.

Su actividad en Granada no solo compete a la Alhambra sino que serán fundamentales su actuaciones en relación con la definición de la ciudad cristiana, así como sus relaciones e intermediaciones con musulmanes, después moriscos, y judeoconversos.

También, entre sus logros más significativos, estaría la embajada que le lleva ante el Papa Inocencio VIII, consiguiendo una serie de privilegios que consolidan la monarquía de los Reyes Católicos en el ámbito internacional y conceden diversos derechos para el control de la Iglesia en los territorios hispanos. Además, frecuentó los círculos humanistas italianos atrayendo, en su viaje de regreso, a Pedro Mártir de Anglería como preceptor de sus hijos.

Su actividad como hombre de armas, como diplomático y como hombre de Estado se insertan con la formación humanista de don Iñigo López de Mendoza y Quiñones, convirtiéndose en protector de eruditos y artistas, en mecenas de las artes y cronista de una época que consolidaba la monarquía absoluta y daba paso al desarrollo del Renacimiento, donde sus hijos jugarían un papel fundamental.

 

 

Los Mendoza del Renacimiento

La formación que el gran Tendilla procuró para sus hijos, a la que se unieron las dotes particulares de cada uno de ellos, convirtieron a estos en figuras fundamentales, en distintos ámbitos, de la cultura renacentista en paralelo al reinado el emperador Carlos V.

Lógicamente el principal de los hijos del conde de Tendilla sería su sucesor en los cargos de Granada, don Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, anfitrión del Carlos V en la Alhambra en 1526 y mentor del programa imperial desarrollado arquitectónicamente en la ciudad de Granada, teniendo como eje fundamental el Palacio imperial. Político fundamental en su periodo histórico sería Presidente de los Consejos de Indias y de Castilla, instituciones fundamentales en el control tanto de América como de los territorios hispanos en su conjunto.

A don Luis se unen en esta sección sus hermanos. En primer lugar, Antonio de Mendoza, activo en la guerra de los comuneros, sería embajador en Hungría y primer Virrey de la Nueva España. En México su actividad fue ingente, destacando la fundación de la Casa de la Moneda, de la Universidad, de la primera imprenta en América o de ciudades como Valladolid (actual Morelia). Finalmente fue nombrado virrey del Perú.

Su hermano don Diego fue diplomático y embajador en Inglaterra, Venecia y Roma. Participó en la Guerra de las Alpujarras y fue un reconocido literato, interlocutor de Boscán, Garcilaso y Santa Teresa de Jesús. Acumuló una importante biblioteca que donó a Felipe II, la cual fue depositada en El Escorial.

Por lo que respecta a don Francisco de Mendoza y Pacheco no descuidó la actividad propia de la familia como consejero del emperador, pero optó por la carrera eclesiástica siendo obispo de Jaén.

En paralelo, su hermano Bernardino de Mendoza se dedicó básicamente al mar, siendo Capitán General de las galeras de España participando en distintos episodios de guerra en el Mediterráneo entre los que destaca la expedición a Túnez del emperador en 1535, quedando como gobernador de La Goleta. También participaría en la batalla de San Quintín en Flandes.

Por último, María de Pacheco fue la esposa del comunero Juan de Padilla, asumiendo también ella, tras la muerte de su marido, la dirección del ejército contra Carlos V, lo que supuso su exilio a Portugal. Nunca fue perdonada por el rey, siendo enterrada en la catedral de Oporto.

 

 

La larga decadencia

A pesar de que miembros de la familia mantuvieran algunos puestos de privilegio en la corte de los Austrias, lo cierto es que la Guerra de las Alpujarras (1568-1571) será el comienzo de una larga decadencia que nos llevará hasta la guerra de Sucesión (1700-171) en la que el apoyo del entonces marqués de Mondéjar y de sus hijos a la causa del archiduque Carlos significó el fin de la alcaldía de la Alhambra para la familia.

La participación en la Guerra de las Alpujarras, tanto de don Iñigo López de Mendoza (IV conde de Tendilla) como de su hijo don Luis Hurtado (V conde de Tendilla) y el hermano de este don Francisco, no fue suficientemente reconocida protagonizando enfrentamientos con don Juan de Austria y con don Pedro de Deza (Presidente de la Audiencia). La familia perdía el título de capitanes generales del Reino de Granada, aunque recuperarían el de Alcaides de la Alhambra.

La muerte sin descendencia del V conde de Tendilla y el pleito consiguiente entre don Francisco de Mendoza, hermano del conde, y don Iñigo López de Mendoza, sobrino del mismo, al ser hijo de don Iñigo "el Catedrático", hizo que Felipe III nombrara en 1604 como alcaide al Duque de Uceda, quien se mantuvo en el cargo hasta su muerte en 1624. Año en el que se documenta la visita de Felipe IV a la Alhambra, lo que significaría obras de adecuación para la recepción del monarca como el paseo de los Adarves.

Solucionado el pleito a favor de don Iñigo, se convertiría en el VII conde de Tendilla, actuando positivamente en la conservación de la Alhambra y siendo sucedido por su hijo don Iñigo López de Mendoza y Vargas que no residió más que esporádicamente en Granada.

Muerto el VIII conde de Tendilla sin hijos, recayó el título en su hermana María la cual, a su vez, cedería la alcaidía de la Alhambra a su marido el marqués de Falces. También sin descendencia el título recaló en su sobrina Francisca Juana (bisnieta de don Iñigo "el Catedrático"), la cual, también sin herederos, trasmitiría el título de Tendilla a su hermana María Gregoria. Esta, casada con don Gaspar Ibáñez de Segovia, residiría más tiempo en la corte y en sus otras posesiones que en Granada. No obstante, don Gaspar, que ostentó como consorte el título de alcaide de la Alhambra, fue un brillante historiador y bibliófilo siendo enajenados sus bienes por Felipe V sobre todo por el apoyo que sus hijos hicieron al archiduque Carlos. En esta confiscación iba incluida la tenencia de la Alhambra, aunque la mantuvo como título honorífico su mujer hasta su muerte en 1718, poniendo fin a los Mendoza en Granada.

A modo de coda significar que al hijo de don Gaspar y doña María Gregoria, José de Mendoza Ibáñez de Segovia Córdova y Aragón, se le devolvió la alcaidía de la Alhambra en 1726 manteniéndola, siempre como título honorífico más que real, hasta su muerte en 1734, punto y final de esta tenencia nobiliaria desde el Gran Mendoza en 1492. Curiosamente, en paralelo, se produjo en 1729 la visita de Felipe V e Isabel de Farnesio, la cual se documenta en los palacios alhambreños en detalles decorativos como, por ejemplo, las iniciales F e Y en la sala de los Mocárabes del Palacio de los Leones. 

 

Del 6 de abril al 5 de junio de 2016 en la Capilla del Palacio de Carlos V (Conjunto Monumental
de la Alhambra y el Generalife) Horario: de 10:00 a 20:00 horas, de lunes a domingo)

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com