LA DOLOROSA DE JESÚS. LA IMAGEN

Con información de Francisco Javier Díez de Revenga, Carmen Bastida,
Juan Orts Román, Francisco Zaragoza Braem, Vicente Moreno y Jesús Abades


 

 
     
La imagen fue labrada en el año 1755 por Francisco Salzillo Alcaraz, cobrando 675 reales por su trabajo. Tallada en madera policromada para vestir, posee perfectamente anatomizados el busto, las manos y los pies, éstos últimos calzados con sandalias hebreas.
 
A lo largo de su trayectoria, Salzillo ejecutó al menos diecisiete Dolorosas. La primera fue la de talla completa que se venera en la murciana Iglesia de Santa Catalina, modelo de todas las imágenes posteriores, incluso de la propia Dolorosa de Jesús.
     

 
     
Con motivo de la Exposición Universal de Sevilla, en el año 1929, se enviaron desde Murcia algunas piezas cumbres de Salzillo, entre ellas la Dolorosa. Para reparar los desperfectos causados en los traslados se recurrió al imaginero José Sánchez Lozano.
 
Es titular de la Cofradía del Nazareno o de Jesús. La salida de la corporación se produce en torno a las 6 de la mañana del Viernes Santo, ya que existe la tradición de que el primer rayo de sol de la madrugada se quiebre en la frente de la Dolorosa.
     
 
     
La Virgen se halla en actitud itinerante, siguiendo en el cortejo de la hermandad las indicaciones del Discípulo Amado, labrado también por Salzillo, para ir al encuentro de su Hijo en la Calle de la Amargura. El Nazareno es obra de Juan de Aguilera.
 
Los ojos de la imagen fueron realizados con cáscara de huevo policromada por el sacerdote Patricio Salzillo Alcaraz, hermano del autor. Según Orts Román, por la expresión de la mirada se adivina y se saca la efigie que ha pasado por sus manos. 
     
 
     
Existe una leyenda falsa que narra cómo el escultor murciano, para acertar con la expresión de dolor, le dijo a su hija María Fulgencia que su novio había muerto, y que entonces copió el rictus de aflicción que se reflejó en el rostro de su hija.
 
En la procesión, a los pies de la Virgen se sitúan cuatro angelitos, verdadero prodigio de ejecución por parte de Salzillo, quien realizó un estudio anatómico infantil de gran verismo y resultados estéticos admirables. Cada uno de ellos costó 1310 reales.

 

Fotografías cedidas por Santiago Rodríguez López

 

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