LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN DE LOS DOLORES
A TRAVÉS DE LAS COFRADÍAS DE PENITENCIA

Jesús Abades


 

 

La Iglesia Católica celebraba el Viernes anterior al Domingo de Ramos la festividad de Los Siete Dolores de la Virgen, en alusión a los momentos trágicos de la vida de María: La Profecía de Simeón ("una espada de dolor atravesará tu alma"), La Huida a Egipto, La Pérdida de Jesús en el Templo, El Encuentro en la Calle de la Amargura, La Crucifixión, La Deposición de Jesús Muerto en el Regazo de su Madre y El Entierro en el Sepulcro.

Dicha fiesta fue instituida por Benedicto XIII en 1727, a modo de preámbulo de la Semana de Pasión, considerada en verdad para Jesús y María la semana de grandes padecimientos. En 1814, Pío VII establecía una segunda festividad el 15 de septiembre, dando así carácter oficial a la celebración que, desde 1667, la Orden Tercera de los Siervos de María (Servitas) ostentaba, a modo de privilegio, por difundir en grado sumo la devoción a la Virgen de los Dolores. En 1970, Pablo VI declaró unidas ambas fiestas en este último día de finales de verano.

Sin lugar a dudas, la devoción a Los Dolores de la Virgen es la más común y extendida entre las imágenes pasionistas de María. En el ámbito de los desfiles penitenciales, no hay ciudad que no disponga de una talla de María en sus Dolores. Incluso en las pequeñas villas donde sólo existe una cofradía o bien una representación de la Dolorosa que no sale en procesión, ésta suele tomar el nombre de Virgen de los Dolores en la mayoría de los casos.

Como hemos apuntado antes, ello se debe en buena parte a la labor propagadora de la devoción por parte de Los Servitas, especialmente con su apogeo a lo largo del siglo XVIII. Dicha orden fue fundada en 1233 por siete nobles de Florencia en la Capilla de la Annunziatta, donde tuvieron una visión de la Virgen con ropas de luto y rodeada de ángeles que portaban instrumentos de la pasión. Miembros activos de la misma fueron San Felipe Benicio, confesor y varón de singular humildad, y Santa Juliana de Falconieri, fundadora de la Congregación de las Manteletas.

Este breve repaso de la advocación abarca varias ciudades de Andalucía y Murcia. Algunas de estas imágenes son o han sido titulares de fundaciones servitas, y su estética deriva en su gran mayoría de la desaparecida Virgen de la Soledad, labrada por Gaspar Becerra en 1565 por encargo de la reina Isabel de Valois y posterior titular de una congregación que contribuyó también en gran medida al arraigo de esta devoción.

Quedan incluidas derivaciones de la advocación como Mayor Dolor (Vidéte si est dolor sicut dolor meus, según el Stabat Mater de Jacopone da Todi), Primer Dolor (la Profecía de Simeón) y Mayor Dolor y Traspaso (que viene a ser un híbrido de las dos anteriores: dulcíssimam ánimam gloriósae Virginis et Matris Maríae dolóris gládius pertransívit), así como la carencia de advocación que hace que reciban el calificativo genérico de Dolorosas.

 

 

CÁDIZ

Virgen de los Dolores (Cofradía del Nazareno): Obra del escultor, imaginero y restaurador gaditano Juan Luis Vassallo Parodi (1943), quien también talló para la misma hermandad los ángeles portafaroles que lleva el popular Jesús Nazareno (Greñúo) en su paso de misterio (1). Al igual que otras Dolorosas como la sevillana Virgen de la Quinta Angustia, pertenece al grupo de efigies modernas con el sabor de lo añejo, recordando la imaginería antigua. Muy singular es su palio, con bambalinas de estilo neomudéjar, bordadas por Padilla e inspiradas en las yeserías que se conservan en San Antonio.

Virgen de los Dolores (Cofradía del Descendimiento): Imagen característica del escultor e imaginero carmonense Francisco Buiza Fernández (1977), relacionable con otras Dolorosas de marcada frontalidad realizadas por el autor, caso de la malagueña Virgen del Traspaso de Viñeros o la Virgen de la Soledad para el Santo Entierro de Carmona. Dicho rasgo hace que veamos con acierto el proyecto de procesionarla bajo templete y reemplazarla en el misterio por otra Dolorosa que eleva su mirada al cielo, más acorde con el pasaje de aguardar a los pies de la cruz el momento en que Jesús haya sido descendido por los Varones.

Virgen de los Dolores (Cofradía de los Servitas): Una de los Dolorosas más populares de Cádiz, perteneciente a la siempre interesante escuela genovesa (1730-1763). Durante un tiempo se la consideró erróneamente como obra del holandés Peter Relingh. Últimamente, se atribuye al quehacer de Francesco Galleano, autor de obras como el San Juan Bautista de Chiclana y colaborador de Anton Maria Maragliano en la ejecución de varios casse procesionali. Fue retocada por el sevillano Manuel Gutiérrez Reyes (1904), quien la policromó de nuevo y sustituyó los primitivos ojos de cascarilla por otros de cristal. Recientemente, ha sido restaurada con gran acierto por Pedro Manzano Beltrán (2006-2007). Es muy peculiar su forma de vestir y llevar los aderezos, al estilo antiguo gaditano, hasta el punto de servir de inspiración para varias Dolorosas de otras localidades andaluzas.

Virgen del Mayor Dolor (Cofradía de la Buena Muerte): Notable obra de la Semana Santa gaditana, ha sido atribuida a las escuelas italianas, apuntándose el nombre de un escultor napolitano y los ligures Maragliano y Giscardi como posibles autores de la misma. También han surgido voces que la han relacionado con el valenciano Ignacio Vergara y, de forma bastante insólita, con su paisano Blas Molner. En todo caso y a la espera de poder realizar una investigación más profunda de la obra, insistimos en situarla en el grupo de imagineros del Levante, residentes o no en Andalucía, que se encontraban activos por la fecha de ejecución de la imagen. Esto último es el único dato del que se tiene férrea constancia, al existir documentos que prueban su encargo por Fray Juan de Ochoa en 1761. Fue restaurada por José Rodríguez Rivero-Carrera en el año 1985.

 

 

MÁLAGA

Virgen de los Dolores (Cofradía de los Dolores del Puente): Exquisita Dolorosa malagueña, atribuida por Juan Antonio Sánchez López al imaginero ciezano Pedro Asensio de la Cerda (hacia 1740-1746). Presenta el cariz intimista, las nacaradas carnaciones y los afligidos rasgos del llamado dolor ausente que caracterizó a este seguidor tardío de Pedro de Mena. Ha sido restaurada por Bárbara Hasbach (1991) y por fortuna conserva sus originales manos entrelazadas, en actitud orante.

Virgen del Mayor Dolor en su Soledad (Cofradía de la Crucifixión): La imagen actual es el resultado de la remodelación integral efectuada por el sevillano Dubé de Luque (1987) sobre una talla de Rafael Ruiz Liébana (1981). Las manos son obra del imaginero malagueño Suso de Marcos.

Virgen del Mayor Dolor (Cofradías Fusionadas): Obra también de Antonio Dubé de Luque (1980-1981) que sustituye a una imagen anterior del XVIII, perdida en un incendio fortuito. Procesiona acompañada de San Juan Evangelista, igualmente labrado por el imaginero sevillano (1982).

Virgen de los Dolores (Cofradía de la Expiración): Magnífica imagen, atribuida también por Sánchez López a Vicente Asensio de la Cerda (hacia 1775-1783), hijo de Pedro. Si la Virgen del Puente muestra unos rasgos más maduros y profundamente dolorosos, esta Dolorosa se acerca a un modelo más juvenil y transido. Sufrió una importante restauración por parte del sevillano Antonio Eslava (1978), quien hizo el actual juego de manos. Anteriormente, las originales manos entrecruzadas habían sido sustituidas por otras extendidas de tipo tenedor. Recientemente, ha sido restaurada por el IAPH para devolverse su aspecto primitivo (2007).

Virgen de los Dolores en su Amparo y Misericordia (Cofradía de Santa Cruz): Obra de Antonio Dubé de Luque (1984) con una iconografía más propia del pasaje de La Soledad de la Virgen, al mostrarse al pie de la cruz, de la que pende el sudario, con los instrumentos de la Crucifixión en sus manos.

Virgen de los Dolores (Cofradía de Los Dolores de San Juan): En este caso, la labor de Sánchez López nos lleva a relacionarla con Antonio Asensio de la Cerda (hacia 1760-1775), hermano de Vicente e hijo de Pedro. En casi todos los casos de estos autores, hablamos de imágenes de busto encerradas en urnas o fanales acristalados, concebidas para la devoción particular de un domicilio o de la intimidad conventual y a las que, en un momento determinado, se les añadió un candelero para poder efectúar estación de penitencia. Por desgracia, también la imagen venerada en San Juan Bautista vio reemplazar sus manos originales por otras del malagueño Suso de Marcos (1985). La última intervención ha correspondido a Juan Manuel Miñarro (1991).

Virgen de los Dolores (Cofradía Servita): También conocida como Virgen de los Servitas, se trata de una excelente talla de Fernando Ortiz (siglo XVIII) y uno de los símbolos indiscutibles de la Semana Santa malagueña. Procesiona el Viernes Santo, ataviada con ropas de luto y con su característica aureola de plata. Gran ejemplo del arte de Ortiz, cuyas obras llegaron a confundirse con las de Nicolás Salzillo y que, a diferencia de la estética de Mena, muestran menor recogimiento y mayor viveza de expresiones. Fue restaurada por Barbara Hasbach en 1991.

 

 

HUELVA

Virgen de los Dolores (Cofradía de la Lanzada): Original del orfebre, escultor e imaginero onubense Manuel Domínguez Rodríguez (1966), ha sido profundamente remodelada por Eugenio Farelo (1991), quien volvió a retocarle la policromía en el año 2003. Procesiona dos veces en la Semana Santa onubense con gran afluencia de público, una el Viernes de Dolores por las calles de la feligresía, y otra el Martes Santo dentro del cortejo penitencial de su Cofradía de la Sagrada Lanzada.

Virgen del Mayor Dolor (Cofradía de La Esperanza): Es obra del artista valverdeño Manuel Castilla Jiménez, del que se tiene constancia que trabajó para la cofradía en el año 1937. Posteriormente, fue remodelada en el Taller de Joaquín Gómez del Castillo, bien por no ser del agrado de los cofrades o bien por la militancia republicana de Castilla Jiménez, que acabó siendo fusilado durante la Guerra Civil. Procesiona a los pies del Cristo de la Expiración -de ahí su violenta mirada hacia el cielo- y junto a San Juan Evangelista y Santa María Magdalena. Fue restaurada por el pintor e imaginero Mario Ignacio Moya Carrasco en el año 2004.

Virgen de los Dolores (Cofradía de la Vera Cruz): La imagen, una de las más felices creaciones del escultor sevillano Luis Álvarez Duarte, fue realizada en 1967 y restaurada por el taller del autor en el año 2004. Es, por tanto, una de las obras primerizas del imaginero y se caracteriza, como la mayoría de las Dolorosas que Álvarez Duarte labró en esos años, por ofrecer un modelo de Virgen Niña con pronunciado gesto de dolor, pero sin perder un ápice de su belleza adolescente. La talla sustituye a una anterior, realizada por Antonio Castillo Lastrucci (1937), que a su vez reemplazó a la primitiva titular, perdida en 1936 y adjudicable a la órbita roldanesca. La imagen de Castillo Lastrucci se halla actualmente en la parroquia de Villanueva de los Castillejos y, a través de fotografías antiguas, hemos podido comprobar que los rasgos que presenta hoy en día no se corresponden con los primigenios que le otorgó el escultor, muy similares a los de la sevillana Virgen de la Hiniesta.

Virgen de los Dolores (Cofradía de Los Judíos): Es una obra realizada en torno a los años 1755-1762 y, a pesar de las numerosas restauraciones, podemos vincularla con la producción artística del escultor e imaginero genovés, afincado en Cádiz, Francesco Maria Maggio. Los otros dos titulares cristíferos de la cofradía -Jesús de las Cadenas y el Cristo de Jerusalén y Buen Viaje- son también adjudicables al quehacer de Maggio por las mismas fechas, aunque la talla del Cristo encadenado a la columna presente más dudas y no haya que descartar una segunda mano del círculo del genovés en su ejecución. En origen, la Dolorosa presentaba las manos entrecruzadas en actitud de oración, perdiéndolas para adaptarla a los gustos sevillanos. Las manos actuales proceden de una imagen mariana de Gloria, vista la posición de la derecha en actitud de asir un cetro. Fue repolicromada por Antonio León Ortega (1950) y restaurada por Manuel Tobaja Villegas (1993), quien pretendió rescatar su encarnadura original.

Virgen de los Dolores (Cofradía del Perdón): Original del sevillano Manuel Vergara Herrera y procedente de una colección particular de Carrión de los Céspedes (Sevilla), fue profundamente remodelada en el año 2002 por el onubense David Valenciano Larios, quien retalló la mascarilla, hizo nuevo candelero y la policromó de nuevo.

 

 

JEREZ DE LA FRONTERA

Virgen de los Dolores (Cofradía de Las Tres Caídas): Recientemente, Agustín Pina Calle la ha relacionado con la escuela gaditano-genovesa. Hasta hace bien poco, se la consideraba obra anónima del siglo XVII, época en la que se acostumbra a situar las creaciones de este círculo de artistas antes de ser identificadas. Presenta notables semejanzas con la mencionada Virgen de los Dolores de Los Judíos (Huelva). Las originales manos entrelazadas fueron reemplazadas en los años 40 del siglo XX por otras del escultor e imaginero valenciano, afincado en Jerez de la Frontera, Ramón Chaveli Carreres.

Virgen del Mayor Dolor (Cofradía del Mayor Dolor): Según José Manuel Moreno Arana, es obra de Ignacio López, un escultor e imaginero sevillano que vivió entre finales del siglo XVII y las primeras décadas del siglo XVIII y cuyo estilo se halla influenciado por su paisano Pedro Roldán, de quien pudo ser discípulo. Anteriormente, se la llegó a fechar en el siglo XVII, relacionándola con la labor de Juan Martínez Montañés por su extraordinaria calidad artística. No cabe duda que es una obra más avanzada estilísticamente, situada dentro del barroco pleno, como bien expresan la expresividad de su rostro y de sus manos.

 

 

JAÉN

Virgen del Mayor Dolor (Cofradía de la Clemencia): Obra del escultor e imaginero Alfredo Muñoz Arcos (1946), muy activo en el periodo de posguerra, quien retocó la policromía de la misma en el año 1988.

Virgen de los Dolores (Cofradía de la Vera Cruz): Obra del escultor e imaginero granadino Domingo Sánchez Mesa, labrada en el año 1948. Presenta un afligido semblante y pálidas carnaciones.

Virgen de los Dolores (Cofradía del Abuelo): Interesante escultura de vestir y una de las pocas obras documentadas del escultor José de Medina, quien la talló en el año 1741. Pese a sufrir desafortunadas intervenciones a lo largo de su historia, como el reemplazo de sus manos originales y la practicada por el escultor e imaginero valenciano Ramón Mateu Montesinos (1940), quien la policromó de nuevo, conserva la noble y delicada impronta que Medina solía plasmar en sus creaciones. La gran devoción que arrastra el titular cristífero eclipsa sus evidentes virtudes.

Virgen de los Dolores (Congregación del Santo Sepulcro): Es obra del escultor e imaginero Sebastián de Solís, activo en Jaén desde 1579 hasta el año 1626. Debió labrarla en torno al año 1580, al igual que el resto de las esculturas para la Cofradía del Santo Sepulcro, siendo la única de ellas que es de candelero para vestir. Talla muy bella, de ojos caídos por el llanto y labios muy abiertos, emitiendo un desgarrado lamento por la muerte del Hijo.

 

 

CÓRDOBA

Virgen de los Dolores (Cofradía del Buen Suceso): Considerada una talla anónima de finales del siglo XVII, aunque hay opiniones que estiman su ejecución en la centuria posterior, esta sentida Dolorosa procesiona en el paso de misterio de la cofradía cordobesa del Martes Santo, que escenifica el Encuentro con el Nazareno en la Calle de la Amargura. Fue restaurada por el escultor e imaginero cordobés Juan Martínez Cerrillo (1981).

Virgen del Mayor Dolor (Cofradía del Calvario): La Señora, tallada en 1945 por Francisco Díaz Jiménez y Antonio Castillo Ariza, eleva la cabeza hacia el Padre en pesarosa súplica. Es una interesante efigie de la Semana Mayor cordobesa que se halla muy inspirada en la Virgen Nazarena, titular de la Cofradía de Jesús Nazareno. Afectada por un incendio en 1995, Miguel Ángel González Jurado la restauró y le hizo nuevas manos.

Virgen del Mayor Dolor en su Soledad (Cofradía del Caído): Talla del siglo XVIII, de marcada frontalidad y maduro rostro, reflejando un mesurado dolor. Desfila con valioso juego de saya y manto, bordados por el Convento de Santa Isabel, y se exorna con corona de la segunda mitad del siglo XIX.

Virgen de los Dolores y Misericordia (Cofradía del Esparraguero): Obra anónima valenciana del siglo XIX que figura, junto a San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, formando un Calvario a los pies del Cristo de Gracia, popularmente conocido como El Esparraguero. Es talla de candelero para vestir.

Virgen de los Dolores (Cofradía de los Dolores): La distinguida Abadesa del Llanto, Dolorosa de Capuchinos e icono de la Semana Santa cordobesa, es una de las representaciones más logradas y devotas de la Virgen en sus Dolores que reciben culto en Andalucía. Según el pintor Ginés Liébana, "Es la imagen más tradicional de la Semana Santa de Córdoba, la más poética, en esa plaza única que parece un decorado de película. Es una imagen muy especial, tiene cierta arrogancia en el gesto que la diferencia de otras Vírgenes. Ella está como estirada, basta ver el gesto de su cara y la posición de sus manos". Fue tallada por el escultor a imaginero granadino Juan Prieto en 1718, quien se vio obligado a labrar nueva cabeza al año siguiente al no ser la primitiva del agrado de la cofradía. Presenta semejanzas con la también cordobesa Virgen de las Tristezas, de la Cofradía del Remedio de Ánimas, con la que comparte el uso del rostrillo, las pálidas carnaciones y el característico modo de vestir al estilo monjil del XVIII, inspirado en la Virgen de la Soledad labrada por Gaspar Becerra.

 

 

ALMERÍA

Virgen del Mayor Dolor y Traspaso (Cofradía del Gran Poder): El escultor e imaginero onubense David Valenciano Larios ha realizado esta imagen (2004-2005) para la hermandad del barrio del Zapillo con el fin de procesionarla bajo palio junto con San Juan Evangelista, obra también de su mano. A diferencia del Nazareno del artista sevillano José Antonio Navarro Arteaga, esta cofradía, seguidora de su homónima sevillana, no ha encargado un revival de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso de San Lorenzo para su titular mariana.

Virgen del Primer Dolor (Cofradía del Amor): Obra de José María Hervás Benet (1952), de forzada mirada hacia el cielo. Se halla realizada en madera policromada y ha sido restaurada por el sevillano Juan Manuel Miñarro.

Virgen de los Dolores (Cofradía del Sepulcro): Al igual que el Cristo Yacente, fue tallada por Nicolás Prados López (1945) bajo los postulados de la estética granadina. Fernando del Toro Plaza la restauró en el año 2000.

Virgen de los Dolores (Cofradía de la Soledad): Imagen realizada por el escultor e imaginero castellonense José Pascual Ortells López en el año 1940. A pesar de su advocación, su autor la concibió como Virgen de la Soledad, volviendo sola del Sepulcro de Cristo con los clavos y la corona de espinas en sus manos orantes, y siendo precedida por San Juan Evangelista y el resto de la comitiva fúnebre, representados en el primer paso de la cofradía con tallas labradas por el escultor e imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro, quien restauró a la Dolorosa en 1993.

 

 

MURCIA

Virgen de los Dolores (Cofradía del Amparo): Según su cofradía, se trata de una magnífica talla de Francisco Salzillo (1741), genio murciano de la imaginería con una vocación artística heredada de su padre, el napolitano Nicolás Salzillo, de ahí que la escuela escultórica de la ciudad italiana influyera notablemente en el estilo del autor de grupos como La Caída. A ello se opone la crítica especializada, que la considera una imagen anónima y posiblemente más antigua, de vestir en origen, con melena de escayola y ropajes enlienzados que le fueron colocados en el siglo XIX. Dichas vestiduras fueron rehechas y repolicromadas en 1986 por Liza Alarcón.

María Dolorosa (Cofradía de la Caridad): Al igual que la anterior, eleva sus ojos hacia el cielo y abre sus brazos en desgarradora lamentación hacia el Padre. Esta soberbia imagen, de talla completa y ropajes estofados, fue realizada por Salzillo en 1735 (hay quien apunta el año 1732) con un tamaño ligeramente inferior al natural y desfiló por primera vez en 2003 sobre trono de Lorente Montoya. En 2002, se expuso en la muestra Huellas, celebrada en la Catedral de Murcia, siendo una de las piezas más admiradas.

Virgen de los Dolores (Cofradía de la Esperanza): Imagen de vestir, realizada por Salzillo en 1756, un año después de labrar la universal Dolorosa de los Salzillos que comentaremos posteriormente y con la que guarda un extraordinario parecido, tanto en la fisionomía como en el característico modo de ir ataviada al estilo murciano. Ha sido recientemente restaurada con el fin de rescatar su policromía original.

Virgen del Primer Dolor (Cofradía de la Salud): Igualmente realizada por el maestro Salzillo al estilo de la anterior y de la que procesiona la Cofradía de Jesús, acentuando en este caso el sentido de la frontalidad en la noble testa y presentando una mayor elevación la mano izquierda, reforzando la súplica al Padre. No se conoce el año exacto de su ejecución, de ahí que se documente como obra de la segunda mitad del XVIII.

Dolorosa (Cofradía de la Sangre): Interesante versión de una de las varias que el muleño Roque López, el más directo y dotado de los seguidores de Salzillo, hizo en 1787 de la imagen que comentaremos a continuación. En este caso, se observa una mayor dureza y madurez en los rasgos ofrecidos por este artista, posiblemente por haber sido realizada bajo el floreciente influjo del neoclasicismo. Procesiona sobre espléndido trono realizado por manos anónimas en 1892, siendo el único con candelabros completo que se conservó tras las pérdidas ocurridas en 1936 (2). Del mismo autor es la Dolorosa que procesiona a los pies del Cristo del Perdón, realizada en 1793.

Dolorosa (Cofradía de Jesús): No fue la primera versión sobre el tema de Salzillo (1755), pero ha llegado hasta nosotros como la más popular y admirada de todas. Al igual que en otras creaciones como La Oración en el Huerto o El Prendimiento, el maestro impuso un prototipo iconográfico de vestir que sería imitado hasta la saciedad, no sólo en la zona del Levante sino también en varios puntos de Andalucía como Sevilla, Málaga, Huelva, Velez Rubio o Espejo. La imagen eleva sus ojos arrasados por el llanto en busca de su consuelo para su aflicción, reflejando a la perfección el arrebatado patetismo que Salzillo otorgaba a sus efigies dolorosas.

 

 

GRANADA

Virgen de los Dolores (Cofradía de los Dolores): Imagen del granadino Aurelio López Azaustre (1960-1961) que presenta la curiosidad de llevar entre sus manos entrelazadas los tres clavos con los que fue crucificado Jesús, mostrando un pasaje iconógrafico más propio de la Soledad de María. Es réplica de un simulacro del siglo XVII que recibe culto actualmente en el Convento de las Siervas del Evangelio de la capital granadina. Resulta también muy singular su paso de palio, en tonos salmón con bordados en oro, plata y sedas de colores.

Virgen del Mayor Dolor (Cofradía de los Escolapios): Obra del sevillano Luis Álvarez Duarte (1999-2000) que sustituyó a una imagen anónima de escuela granadina del XVII. Cuatro meses después de su bendición, fue procesionada en la Ciudad del Vaticano con motivo de la clausura de las Jornadas del Camino de la Fraternidad y la inauguración del Congreso Eucarístico Nacional en la Plaza de San Pedro (3).

 

 

SEVILLA

Virgen de los Dolores y Misericordia (Cofradía de Jesús Despojado): Antonio Eslava Rubio demostró con esta imagen (1962) que merecía estar entre los grandes de la imaginería contemporánea sevillana. Más que una trágica Dolorosa de rasgos maduros, supone una magistral fusión de los usos sevillanos con uno de los modelos principales del arte salzillesco. El Evangelista que la acompaña no está a su altura artística y se echa de menos la imagen de la Magdalena que finalmente no pudo estar presente en el paso.

Virgen del Mayor Dolor (Cofradía de las Aguas): La antigua talla de José Montes de Oca, como el resto de las efigies de la Cofradía de las Aguas, se perdió en el incendio de la Iglesia de San Jacinto en el año 1942. Dos años después, el ceramista José Romero Murillo hizo una cabeza en barro a imitación de la anterior, que pasó a la madera el escultor e imaginero Antonio Eslava Rubio -quien también realizó las manos- y que es la que actualmente procesiona. En los 90, una restauración de la imagen por Bonilla Cornejo descubrió restos carbonizados en el dorso del busto, lo que hace pensar que se aprovechara esa zona que no quedó destruida para realizar la actual, por otro lado mucho más suavizada que la original, de expresión más dramática y desgarrada.

Virgen de los Dolores (Cofradía del Cerro del Águila): Obra ejemplar de Sebastián Santos Rojas, en la línea de otras Dolorosas como la Virgen de la Concepción del Silencio (Sevilla), las Vírgenes de la Misericordia y de la Estrella de Jerez de la Frontera, o la Virgen de las Penas de la Cofradía de Santa Marta (Sevilla). En este caso, la imagen ladea levemente la cabeza hacia la derecha, sin perder con ello un ápice de su marcado sentido frontal. Directamente inspirada en una sobrina del escultor, muestra unos labios muy abiertos en actitud de emitir un profundo gemido de dolor. Ha sido restaurada por Miñarro, influyendo en varias creaciones marianas del mismo.

Virgen de los Dolores (Cofradía de Santa Cruz): Cinco años después de la titular del Despojado, Antonio Eslava retoma la misma fórmula para la corporación decana del Martes Santo (1967). Más perfecta técnicamente que la anterior, esta Dolorosa consolidaría definitivamente un modelo que se prolongaría en otras tallas como la Virgen de los Desamparados para Córdoba (1973) o la Virgen de la Soledad para Alanís (Sevilla). La envergadura del Crucificado titular no justifica la escasa valoración de la que, en ocasiones, es objeto.

Virgen del Mayor Dolor y Traspaso (Cofradía del Gran Poder): A pesar de documentarse en 1798, su aspecto actual obedece mayormente a la profunda reforma realizada en 1955 por Antonio Illanes, quien retalló la mascarilla y el cuello. Tras una discutible intervención de Peláez del Espino, fue repolicromada por Luis Ortega Bru (1979) y vuelta a restaurar hace pocos años por Álvarez Duarte, colocándole nuevas pestañas. Con anterioridad a todos estos retoques, era una Dolorosa intimista y cabizbaja, de ojos consumidos y labios cerrados. Hay quien la relaciona con el estilo de Blas Molner. Procesiona acompañada de San Juan Evangelista, obra de Juan de Mesa (1620).

 

 

Virgen del Mayor Dolor en su Soledad (Cofradía de la Carretería): Obra de Alonso Álvarez de Albarrán (1629), discípulo jerezano de Martínez Montañés, que ha sido magistralmente restaurada por Pedro Manzano (2006). En origen, tenía una mirada muy violenta hacia el cielo, pero tras el actual candelero a raíz de una intervención de Álvarez Duarte en los 70, la imagen acabó mucho más inclinada hacia adelante, ganando en cercanía con el espectador pero perdiendo parte de su primitiva fuerza dramática.

Virgen de los Dolores (Cofradía de las Penas de San Vicente): Las múltiples restauraciones que ha sufrido esta noble imagen dificultan en grado sumo su datación. Ha sido intervenida por Antonio Castillo Lastrucci (1925), José Ordóñez Rodríguez (1926), Narciso Gallego (1954) y Sebastián Santos Rojas (1965), quien asumió una labor más profunda al repolicromarla según el estilo academicista de su tiempo y retocarle los labios. Asimismo, hizo una copia mediante la saca de puntos ante el precario estado de conservación que presentaba. La Señora, tallada por manos sevillanas hacia el año 1800, eleva la mirada hacia el cielo en pesaroso ruego. Su paso de palio y el ajuar que ostenta en la iglesia el resto del año para el culto interno son un prodigio de la estética penitencial sevillana.

Virgen de los Dolores (Cofradía de los Servitas): Cierre de campanillas para el repaso con una de las obras maestras del gran escultor José Montes de Oca, quien la talló en torno a los años 1725 y 1740 en madera de cedro policromada, inspirándose en el primitivo grupo del siglo XVI que se conserva en la capilla. Representa el Sexto Dolor de la Virgen y tanto la Dolorosa como el Cristo de la Providencia que yace sobre su regazo son dos paradigmas del estilo del imaginero, basado en la acusada expresión de dolor y el afanoso estudio anatómico, heredero de la mejor tradición mesina y montañesina del XVII. Fueron desafortunadamente restaurados por José Rivera y Antonio Dubé de Luque; el primero, dejó al descubierto una oreja del Varón (1978), mientras el segundo retocó la policromía de la Virgen (1968). Antiguamente, procesionaban junto al conjunto las efigies de San Juan Evangelista y Santa María Magdalena, obras también de Montes de Oca y originalmente concebidos como San Felipe Benicio y Santa Juliana de Falconieri (4), santos servitas al igual que la hermandad, cuya fundación supuso un gran impulso para la orden en el antiguo Reino de Sevilla.


BIBLIOGRAFÍA

(1) MOZO POLO, Ángel. El escultor Juan Luis Vasallo Parodi, en Carrera Oficial, nº 0, Cádiz, 2003, pp. 66-68.

(2) FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, José Alberto. El trono de la Dolorosa de la Archicofradía de la Sangre; estética y dialéctica de una tipología murciana, en revista Tertulia La Familia Nazarena, nº 3, Murcia, 2004, p. 33.

(3) LÓPEZ-GUADALUPE MUÑOZ, Juan Jesús. La Virgen Peregrina de Álvarez Duarte, en De Granada a Roma. Peregrinación extraordinaria de la Virgen del Mayor Dolor de Granada en el Gran Jubileo del año 2000, Granada, 2000, pp. 10-11.

(4) MONCLOVA GONZÁLEZ, Francisco Javier y Antonio María PÉREZ CAMACHO. Recuperación de dos imágenes de Montes de Oca, en Tabor y Calvario, nº 15, Sevilla, 1991, pp. 27-29.

 

Fotografía de Cádiz de Jesús Guerrero Alba para la Cofradía de los Servitas
Fotografía de Huelva de Miguel Ángel Moreno Rebollo
Fotografía de Almería de Guillermo Méndez Sánchez para Ser Silencio  
Fotografía de Jerez de la Frontera de José A. Álvarez Barea

 

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