SAN DIMAS, EL BUEN LADRÓN

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

Es en el Evangelio de San Lucas donde encontramos la descripción bíblica más detallada de la figura de este santo arrepentido, quien por su buena disposición para acercarse a Cristo en sus últimos minutos de vida, recibió de sus labios la promesa de una vida ultraterrenal e imperecedera (Lc 23, 43).

Los demás relatos de los evangelistas sólo mencionan su condición de malhechor, el hecho de que fuera crucificado junto al Mesías y el quebranto de piernas que recibió, al ser víspera, para acelerar su muerte en el madero. Incluso hacen referencia a que Jesús fue injuriado por los ladrones, sin especificar nombre ni número.

 

 
     
     
Detalle de La Crucifixión, una de las miniaturas del Códice Egberto realizada hacia el año 980 para el arzobispo Egberto de Tréveris, ciudad alemana en cuya Biblioteca Municipal se conserva esta pieza que muestra al santo vestido e identificado.
 
Detalle del fresco denominado Crucifixión y Santos, conservado en la Sala Capitular del museo florentino de San Marcos. Es obra de Fra Angélico (1441-1442), quien concibe a San Dimas como un joven semidesnudo de apolínea belleza.
     
     
 
     
     
Talla procesional que desfila en el paso de misterio de la cofradía jiennense del Calvario. De gran dramatismo y fuerza expresiva, se atribuye a Sebastián de Solís y fue realizada en torno a 1600.
 
Pedro Nieto es el autor de esta obra en pasta de madera que procesiona la sevillana Cofradía de Montserrat. Limitada formalmente por el propio material, presenta un sentido y bello semblante.

 

Por su parte, el relato apócrifo de José de Arimatea habla del popularmente llamado Buen Ladrón como un lascivo e irreverente posadero de Galilea que daba las riquezas de los poderosos a los pobres.

También en los apócrifos se narra que, durante La Huida a Egipto, José y María pidieron cobijo en la casa donde residían Dimas y los suyos, y que, ante la negativa de todos, el santo impuso su decisión de auxiliarlos para evitar ser capturados por la policía romana; fue entonces cuando el pequeño Jesús le dijo que su acción no quedaría sin premio y que, para ello, volverían a encontrarse en un futuro.

Otros documentos de diversa índole mencionan a San Dimas como miembro de los zelotes y como personaje revestido de cierta autoridad política.

 

 
     
     
Luis Antonio de los Arcos contrató con Cristóbal de Guadix la ejecución del misterio de la cofradía sevillana de la Exaltación, aunque en la espléndida hechura de los Ladrones tuviera participación Luisa Roldán, esposa del primero.
 
Frente al delicado rostro y la morbidez anatómica de la imagen anterior, habituales en la escultora, el santo de la cofradía sevillana de la Carretería ofrece facciones más recias y mayor rigidez en el estudio anatómico, propias de la técnica de su marido.
     
     
     
     
Magnífico conjunto realizado en madera policromada de Gregorio Fernández (1616), conservado en Valladolid. Al estar representado el pasaje de la Piedad o Sexta Angustia de María, con Jesús muerto en su regazo, San Dimas aparece ya cadáver en el madero, con la cabeza desplomada hacia la izquierda. Las carnaciones mates, suaves y discretas, se unen al afanoso modelado del desnudo para ofrecer un resultado magistral.

 

La breve selección de obras que ofrecemos sobre San Dimas presenta, en su mayoría, la iconografía habitual del santo. Se le representa crucificado al lado derecho de Jesús, unas veces por sogas y otras por clavos, al igual que el Maestro, contemplando subyugado su divino rostro.

En ocasiones, sobre todo en el marco de la piedad penitencial, Jesús se recrea dirigiéndole la Segunda Palabra pronunciada en la cruz. La petición de San Dimas se relaciona con el relato del Génesis (Gn 40, 14).

 

 
     
     
Soberbia imagen del santo que se venera en la localidad jiennense de Bailén, de marcado contrapposto y acusada teatralidad, caracteres propios de la escuela napolitana del XVIII.
 
En este caso malagueño, San Dimas inclina bastante el cuerpo hacia delante para escuchar a Jesús. Es una obra moderna de Suso de Marcos (2000), labrada dentro de los cánones neobarrocos.
     
     
     
     
Grupo escultórico de tamaño académico, conservado en Valladolid, que posee gran interés pese a sus pequeñas dimensiones. En esta ocasión, San Dimas es representado como un hombre maduro, casi anciano, de rostro apacible y larga barba. Gestas, en cambio muestra en sus adustas facciones un aspecto más juvenil, así como un estudio anatómico más pormenorizado que el Buen Ladrón.

 

Frente al Mal Ladrón, que aparta desdeñosamente la mirada hacia Jesús tras haberlo ofendido y repudiado, Dimas suele ofrecer un semblante doliente, en pesarosa súplica, o bien dulce y sereno, tras serle comunicada la recompensa prometida por Cristo, a quien defendió frente a los insultos de Gestas.

 

 
     
     
Detalle de un óleo sobre lienzo del pintor, escultor y grabador Javier Clavo que recrea el tema de La Crucifixión (1983). La obra recuerda las llamadas Pinturas Negras de Goya. Ambos ladrones quedan desdibujados para ceder el protagonismo a la figura del Crucificado y, sobre todo, a las inquietantes turbas que asisten al suceso.
 
También un detalle se puede observar en este caso de una tabla de Alonso Berruguete que se conserva en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. En la escena, tanto Jesús como los Ladrones penden muertos de los maderos, éstos últimos en complicado escorzo como era habitual en las composiciones manieristas del autor.
     
     
     
     
El retablo gótico de madera tallada y policromada dedicado a la Pasión de Cristo, obra flamenca del siglo XV, constituye una notable pieza de arte en el costado meridional de la franciscana Iglesia del Convento de San Antonio el Real de Segovia. Su composición muestra una gran y aparatosa escena principal, no compartimentada, en primer plano, en la que un numeroso grupo de figuras componen un único tema de Calvario. El dinamismo de los Ladrones contrasta con la figura de Cristo. A diferencia de Gestas, barbado e izado por uno de los verdugos al no hallarse concluida su Crucifixión, San Dimas es imberbe y posee un rostro afable que dirige hacia Jesús.

 

FUENTES: MORENO ALCALDE, María. El Retablo Flamenco de la Iglesia de San Antonio el Real de Segovia,
trabajo realizado en relación con el Proyecto de Investigación PB9O-0006 concedido por la DGICYT en 1991.

 

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