RESTAURACIÓN DE ARS NOVA

Eva Morata Pla y Fabián Pérez Pacheco (22/07/2014)


 

 
 
Estado al iniciarse los trabajos de restauración. Se pueden apreciar en la obra deformaciones del lienzo, líneas de fracturas, la presencia de un barniz muy oxidado y amplias zonas repintadas.

 

Introducción

Entre los meses de marzo y julio del presente año 2014, Ars Nova Restauraciones S.L. realizó los trabajos de restauración del cuadro titulado La Consagración de la Catedral Nueva de Cádiz, obra dispuesta en el trascoro del templo metropolitano gaditano. El cuadro está realizado en el siglo XIX al óleo sobre lienzo y tiene unas dimensiones de 268 cm de alto por 336 cm de ancho.

 

 
     
     
Sobre la superficie pictórica del cuadro eran destacables las oxidaciones del barniz y los depósitos de suciedad así como numerosos repintes, lo que se aprecia en los detalles.

 

Iconografía

En el cuadro se recrea la ceremonia de consagración de la Catedral Nueva, realizada entre los días 27 y 28 de noviembre de 1838. El tema iconográfico que da título al cuadro se representa en el cortejo que encabeza el obispo de la sede don fray Domingo Silos Moreno. Dispuesta esta comitiva en la franja inferior del cuadro, el obispo aparece en el momento en el que con su báculo episcopal escribe en el suelo, sobre un lecho de cenizas, lo que debe ser el alfabeto latino y griego, cumpliendo de este modo el ritual romano al bendecir con la procesión de las reliquias, el fuego purificador con los inciensos, y el agua bendita.

Si bien el cuadro se realiza para el reconocimiento a la loable labor y compromiso del obispo Silos Moreno en la culminación de las obras, el personaje queda desvanecido en el cortejo; a él lo identificamos al fondo, en un lateral, destacando del resto por sus ornamentos litúrgicos (mitra y báculo), entre el cabildo que lo asiste, adquiriendo, incluso, mayor importancia el bullicioso coro, acólitos y presbíteros que aparecen en primer plano. En ambos extremos del cuadro se representan sendos grupos de autoridades: eclesiásticas en el ángulo izquierdo y civiles en el derecho. Algunos de estos personajes parecen ser retratos ciertos, como el prelado que viste roquete con solideo y capa celeste, el color de la Inmaculada Concepción, o el que junto a él mira al espectador, vestido como sacerdote y de cuyo cuello le cuelgan unas llaves que agarra con su mano derecha. En las autoridades civiles se observan sendas mujeres dispuestas de perfil, con mantilla y abanico en mano. Entre ellas, otro personaje clava su mirada en el espectador, con chaqueta y condecoraciones militares.

La temática iconográfica y compositiva quedan subvertidas: el protagonismo iconográfico difiere del escénico o compositivo. La comitiva o procesión de la consagración destaca sobre el propio ritual; éste queda recluido y mermado en su peso compositivo al disponerse en el cuadro al fondo y a la derecha. Sin embargo, sobre ambos adquiere un protagonismo destacado la nueva Catedral, en su imponente arquitectura de columnas, arcos, bóvedas y su cúpula central. Es decir, en el cuadro observamos el templo como el verdadero tema compositivo mientras el cortejo y el ritual de la consagración quedan minimizados y reducidos a un segundo plano.

 

 
 
Momento intermedio del proceso de limpieza del cuadro, donde se pueden observar las zonas con testigos de suciedad.

 

Cronología

Aunque se desconoce su autor y fecha de realización, es un cuadro de mediados del siglo XIX. Ello se deduce de la ausencia de ciertos elementos ornamentales de la catedral y que no son recogidos aún en la obra: la ausencia del templete en el presbiterio, proyectado por Manuel Machuca, o de las rejas y púlpitos de la Capilla Mayor, todas ellas modificaciones realizadas a partir de los trabajos del arquitecto Juan de la Vega en el año 1861. Por ello, este cuadro debió ser realizado entre la misma fecha de la consagración de la Catedral, en el año 1838, y la de los inicios de los trabajos de Juan de la Vega, en 1861.

 

 
     
     
Procesos de eliminación del barniz oxidado y de las capas de repintes.

 

Inscripción

En el bastidor del cuadro, en una zona oculta a la mirada del espectador, queda escrita en letra cursiva una cita en latín del Breviario Romano: "Fundata est supra firmam petram". Estas palabras están tomadas del responsorio cuyos versos son: "Haec est domus Domini firmiter aedificate. Bene fundata est supra firmam petram", las cuales podrían ser traducidas como "Esta es la Casa del Señor edificada firmemente. Está bien fundada sobre piedra estable". El templo es considerado como la Casa de Dios y la puerta del Cielo (Gen. 28, 17), y su edificación, metáfora de la misma Iglesia, hecha de firme piedra.

 

     
     
 
     
     
Pormenores del proceso de limpieza en diferentes detalles del cuadro.

 

Soporte textil

El cuadro, en su estado previo a la restauración, presentaba deficiencias en el soporte textil mostrando deformaciones que se identificaban como arrugas y levantamientos del lienzo. Por ello se realizaron trabajos tendentes a neutralizar dichas deformaciones y a lograr su consolidación estructural.

 

 
 
Vista general del cuadro una vez finalizados los trabajos de limpieza y los de aparejado del lagunaje pictórico. Se observa en blanco dicho lagunaje. Son los momentos previos a los trabajos de reintegración cromática.

 

Reentelado

El lienzo original muestra diferentes fracturas que fueron consolidadas mediante un reentelado trasero, lo que le devolvió unidad estructural al soporte textil. Las zonas afectadas por los levantamientos del lienzo fueron readheridos a dicho entelado y las deformaciones llevadas al plano de tensión.

 

 
 
Vista general del cuadro una vez finalizados los trabajos de limpieza y los de aparejado del lagunaje pictórico. Se observa en blanco dicho lagunaje. Son los momentos previos a los trabajos de reintegración cromática.

 

Repintes

A las descritas fracturas se asocian pérdidas de superficie pictórica, pareciendo que ello determinó el repintado de estas zonas afectadas. Los repintes, dispuestos de manera más destacada sobre la arquitectura del nuevo templo, redibujaban líneas arquitectónicas y ocultaban la superficie pictórica original.

Estos repintes, grasos, brillantes y muy virados cromáticamente, aparecían como un destacado producto de deformación, reforzando el estado generalizado de deterioro que mostraba la obra. Su eliminación recupera amplios y luminosos planos pictóricos del fondo arquitectónico del cuadro.

 

 
 
Detalle del cuadro en el que se observa la comitiva que asiste al obispo Silos Moreno durante el ritual de la consagración del templo.

 

Suciedad

Además de todo lo anterior, la capa pictórica del cuadro se veía afectada por la presencia de depósitos de suciedad (un oscurecimiento generalizado de la superficie pictórica) y barnices oxidados (que se identificaban como un destacado velo amarillento).

 

 
 
Detalle del coro, con el libro de partituras.

 

Proceso de restauración

La eliminación de todos estos productos de deformación descritos, que ocultaban los matices cromáticos de las técnicas pictóricas, permitió observar una obra inundada por la característica luminosidad de la arquitectura blanca de la Catedral de Cádiz, filtrada por los colores pasteles de los ventanales.

La suciedad superficial y el barniz oxidado neutralizaba estas cualidades del color, homogenizando las diferentes técnicas pictóricas bajo su velo oscurecido y amarillento.

El marco, dorado al agua, presentaba numerosos desprendimientos y depósitos de suciedad requiriendo trabajos de limpieza, consolidación, reintegración volumétrica y retoque de color.

 

 
 
La arquitectura de la Catedral es la verdadera protagonista del cuadro.

 

Nota de La Hornacina: Eva Morata Pla y Fabián Pérez Pacheco son Historiadores del Arte y Restauradores de Obras de Arte de Ars Nova Restauraciones S.L.

 

 
 
Detalle del bastidor del cuadro en el que se puede leer el responso anteriormente citado, el cual se refiere a la iglesia como Casa del Señor edificada sobre piedra firme.

 

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