ERNESTO NETO: EL CUERPO QUE ME LLEVA

14/02/2014


 

 

Introducción

El Museo Guggenheim Bilbao presenta Ernesto Neto: El Cuerpo que me lleva, retrospectiva única dedicada a la obra de Ernesto Neto (Río de Janeiro, 1964), uno de los artistas más sobresalientes de Brasil, famoso internacionalmente por sus esculturas orgánicas, a menudo de dimensiones colosales. La exposición, patrocinada por Iberdrola, reúne una selección de más de 50 obras creadas desde los años 90 hasta la actualidad. Algunas de ellas se han reconfigurado específicamente para adaptarse a los singulares espacios arquitectónicos del Museo. Otras han sido creadas expresamente por el artista para su exhibición en Bilbao.

A lo largo de casi 30 años, Neto ha acumulado un inmenso inventario de trabajos, desde delicados dibujos hasta instalaciones de grandes dimensiones. Son obras creadas para atravesarlas, habitarlas, sentirlas e incluso olerlas, con la intención de que el espectador pueda interactuar con ellas, experimentando su propio cuerpo y sus sentidos, sin perder de vista que, al mismo tiempo, son, como el cuerpo humano, frágiles y delicadas.

Un recorrido único por el universo mágico de este artista que se inicia en el Atrio del Guggenheim Bilbao y continúa a lo largo de la segunda planta del Museo, sumergiendo al visitante en un juego de estímulos sensoriales y sugerencias visuales, táctiles y olfativas, que le invitan a escaparse de lo cotidiano y a experimentar con todos sus sentidos cada una de las piezas. Como Ernesto Neto afirma, una exposición es un lugar para la poesía: "Todo el tiempo recibimos información, pero quiero que aquí se deje de pensar. Refugiarse en el arte. Pienso que no pensar es bueno, es respirar directamente de la vida".

Neto transforma la experiencia del arte en un evento multisensorial e interactivo que nos invita a conectarnos con nuestras sensaciones. Concebida en estrecha colaboración con el artista brasileño, nunca antes las formas onduladas y orgánicas de la arquitectura de Gehry se habían fundido tan estrechamente con un trabajo en el que subyace, de forma permanente, el concepto de "naturaleza como maestra del arte". Es de la naturaleza de la que aprendemos, no cabe ninguna duda al respecto. En ella se encuentra y se resume todo. Estoy seguro de que algún día viviremos en plena armonía con el mundo natural , afirma Ernesto Neto.

Dividida en nueve espacios, la muestra Ernesto Neto: El Cuerpo que me lleva introduce a los espectadores en algunas zonas de inestabilidad, para regalarle después momentos de sosiego y de reconciliación con su ser. Un viaje mágico a través de túneles por los que vagar, superficies en las que hundir el cuerpo, figuras prominentes a las que abrazar y entornos fantásticos para oler y sentir.

 

 

¿Por qué vas de nuevo a Roma?

El recorrido por este entorno mágico se inicia en el Atrio del Museo Guggenheim Bilbao, de cuyo techo, a 55 metros de altura, cuelga la espectacular instalación El Cuerpo que cae [Le Corps] Femenino (de Leviatán Thot) (imagen superior, 2006), inspirada en la apropiación que Thomas Hobbes realiza de la figura del Leviatán, el temible monstruo marino descrito en el Libro de Job como el "rey de las bestias más feroces". Esta gigantesca escultura se compone de un gran cuerpo colgante y estirado que levita y envuelve al visitante con sus miembros, largos y suaves, que caen pesadamente. Para Neto esta bestia representa a la sociedad en la que todos nos encontramos y nos recuerda la fuerza de la gravedad que nos ancla a la tierra.

Para esta muestra se ha seleccionado la parte "femenina" de la instalación original que Ernesto Neto realizó en 2006 para el Panteón de París, un edificio que tras la Revolución Francesa, se convirtió en un monumento a la ideología humanista. Fabricada en tejido de poliamida cosido y relleno de arena y de bolas de polipropileno, simulando la voluptuosidad blanda y orgánica de un cuerpo humano con bultos, orificios y masas caídas, esta obra sensual, suave y transitoria como el propio cuerpo, está cargada de dualidades y connotaciones que la caracterizan: pesadez-ligereza; masculino-femenino; movimiento-quietud; interior-exterior.

Bajo esta escultura fascinante se encuentra la instalación Mirando al cielo (2013), que consta de una serie de hamacas móviles que permiten al visitantes tumbarse y desplazarse con los pies por el Atrio observando, tanto la arquitectura del Museo como la enorme escultura El Cuerpo que cae [Le Corps] Femenino (de Leviatán Thot), que pende sobre sus cabezas. Estas hamacas incorporan binoculares y unos compartimentos con especias, exhortando al visitante a observar, respirar hondo, vaciar la mente y disfrutar con todos los sentidos.

 

 

Así es la vida

La obra La Vida es un Cuerpo del que formamos Parte (imagen superior, 2012) domina una las grandes galerías curvilíneas del edificio de Frank Gehry. Exhibida por primera vez en Madness is Part of Life, muestra que tuvo lugar hace dos años en Japón, esta enorme escultura consta de dos partes, una masculina y otra femenina, el corredor y la plataforma, y trata sobre la fecundación, sobre el mismo comienzo de la vida, el momento en que el espermatozoide fecunda el óvulo. Con forma de dragón suspendido del techo y realizada con la técnica manual y multicolor del ganchillo, esta pieza, como todas las obras de Ernesto Neto, simboliza la particular concepción de la vida que manifiesta el artista para quien no hay separación entre personas y naturaleza: "nuestras mentes y nuestros pensamientos, todo lo que inventamos y construimos, proviene del mundo natural".

Un paseo mágico por el interior de una pasarela realizada con metros y metros de ganchillo artesanal de todos los colores, invita al espectador a subirse y recorrerla para experimentar cómo el suelo se estremece a medida que se separa del pavimento, a escuchar el sonido de las bolas de plástico bajo sus pies descalzos, y, finalmente, a recostarse en la parte más alta del dragón para disfrutar del panorama, hacer un descanso o sintonizar con su propio pensamiento. El objetivo es generar en el visitante una cierta sensación de vértigo, cuestionando la estabilidad que damos por sentada o, como el mismo artista expresa, invitándonos a tomar un descanso de la velocidad, del exceso de información y la complejidad de la vida actual. Neto nos brinda la oportunidad de meditar cómo vamos a posicionarnos con respecto a los nuevos retos que la sociedad nos impone, permitiéndonos con su obra "llegar arriba y mirar el horizonte".

La expresión "así es la vida" que encabeza este espacio de la exposición, podría interpretarse, como un síntoma de resignación ante las dificultades. Sin embargo, para el artista brasileño, es una vibrante afirmación y una poética invitación a vivir con todos los sentidos.

 

 

La casa de los sueños

En tupí guaraní, una de las muchas lenguas amerindias que se hablan en Río de Janeiro y alrededores, el término "oca" designa una vivienda comunal, construida colectivamente y empleada por uno o varios grupos familiares. "Oca" también significa, en algunos casos, un lugar para la reunión y la convivencia de toda la tribu donde se celebran rituales y se comparte el legado ancestral: una casa de conocimientos. De este modo, el tejado de la oca sustituye y complementa el firmamento, el cielo natural que todo lo cubre. El propósito de Ernesto Neto al crear la sección expositiva llamada La Casa de los Sueños es mostrar el concepto de arquitectura cosmológica que inunda todo su trabajo artístico desde los inicios.

Como si fuera el cuerpo gigante de algún reptil prehistórico, la amenazante construcción Labios de Piedra, Tetas de Pimienta, Amor de Clavo, Rana de Niebla (imagen superior, 2008), da la bienvenida al visitante al comienzo de las salas clásicas. Una inmensa piel de tejido de poliamida recubre, a modo de cúpula, un soporte estructural de madera que se alza desde el suelo, como si fuera el enorme cascarón de un reptil. El propio Neto denomina éste y otros trabajos en los que manifiesta su fascinación por dos especies que han dominado la vida en la tierra: los dinosaurios y los humanos, "arquitectura animal".

En obras anteriores, Ernesto Neto usó la arquitectura a modo de concha. Las piezas constituían la parte blanda del "cuerpo" y la arquitectura, la concha o la membrana que lo cubría. En aquellas piezas, el artista agregó algunas estructuras óseas y creó una estancia en el interior de otra estancia, un elemento que también puede observar en esta obra. Al igual que los seres humanos, los dinosaurios fueron muy poderosos, pero, al final, no fueron capaces de adaptarse a los rápidos cambios que se sucedieron en su entorno, una situación similar a la que se enfrenta la humanidad en la actualidad.

La presencia en el interior de la instalación de dos "lágrimas masculinas" rellenas de pimienta y una "lágrima femenina" rellena de clavo despiertan el olfato del visitante agudizando el sentimiento de ensoñación.

 

 

Dulce borde

La obra Dulce Borde fue diseñada específicamente para su exhibición en el Guggenheim Bilbao y nos conduce a reflexionar sobre nuestros propios límites y los límites de lo real, al tiempo que alude a la conexión existente entre nuestros cuerpos y el mundo natural, que el artista considera crucial.

En la profundidad del bosque, donde todo presenta distintas tonalidades de verde, los limites o "bordes" se confunden ante la explosión de luces y sombras que se filtra entre las copas de los árboles. El artista "construye" en esta instalación su propio bosque con un "horizonte" de nailon que compone el techo de la obra y que permite que se filtre la luz. En algunas zonas, el nailon es empujado hacia el suelo por el peso de las especias aromáticas que van en su interior, a modo de troncos de árboles.

Bajo ese techo translúcido se encuentra una estructura con velas que ocupa el centro de la sala. A medida que la cera se derrite genera, de forma natural, un dibujo. Este proceso orgánico, del que el espectador solo puede presenciar una pequeña parte durante su visita al Museo, ocurre de forma continua hasta el final de la exposición. Una serie de pufs dispuestos alrededor de esta instalación permiten al visitante relajarse rodeado por este bosque virtual de esculturas mientras respira hondo e inhala las aromáticas especias.

Como nos explica el propio artista brasileño Ernesto Neto: "Somos naturaleza. Todos lo somos. Es una idea capital porque solemos separar la naturaleza de nosotros mismos, la situamos fuera, en tercera persona, cuando la naturaleza no corresponde a una tercera persona sino a la primera, está en nuestro interior. Tengo también la convicción de que el mundo entero es naturaleza".

La misma sala alberga otros conjuntos escultóricos, como Copulônia (imagen superior, 2013), cuyo título inventado hace una doble alusión a las nociones de colonia y cópula y que consiste en un conjunto de medias de nailon de diversas tallas y colores rellenas con conglomerados de bolas de plomo, y Labioide (2013), que explora la idea de un gran sistema orgánico donde sus elementos mantienen relaciones simbióticas.

La composición en el espacio se refiere a una práctica ancestral de una tribu chamánica del norte de Brasil, los huni kuin, en la que intentan conectar sus mentes directamente con la naturaleza. Borda Doce refleja la intensa experiencia de Neto con dicha tribu. En este espacio, se mezclan las obras de arte con los rituales chamánicos de los huni kuin, y se manifiesta el espíritu del bosque, presente en toda la exposición.

 

 

Hermano de Montaña

La muestra continúa en la última de las salas clásicas del Museo con la escultura El Tiempo Lento del Cuerpo que es Piel (2004). Realizada mediante una técnica de tejido de alfombras denominada nozinho (pequeños nudos), procedente de las montañas cercanas a Río de Janeiro, esta pieza, un enorme manto rojo tupido que parece cubrir una montaña, un animal o cualquier cosa que el visitante imagine, es una clara representación de la idea de transición entre cuerpo y paisaje tan presente en la obra del artista.

Esta espesa alfombra, realizada por la cooperativa de mujeres COOPA-ROCA en base a pequeños nudos, es, a diferencia de las obras transparentes y frágiles del artista brasileño, densa y pesada, mostrando quizás el peso de algo oculto. Así mismo, alude también a la piel como el lugar de la existencia donde nuestras vibraciones internas conectan con las vibraciones externas.

Neto se ha referido a esta instalación como una "isla cuerpo" y como una "montaña animal". Alrededor de ella, hay otra pieza realizada con la misma técnica, que se extiende, zigzagueante, como una serpiente.

 

 

Que no te asuste el caos

El interior de uno de los espacios con forma de pétalo del Museo, el artista invita al visitante a participar en una experiencia muy íntima. Neto transforma esta gran galería en lo que denomina un "hiper horizonte de eventos" por medio de dos grandes capas de tejido de poliamida que cubren el suelo y el techo, unidas mediantes columnas del mismo material. Al iniciar su tránsito por este espacio, el visitante experimenta cómo la estructura transparente se transforma con el peso de su propio cuerpo, al tiempo que la gasa que conforma el suelo y el techo de la instalación distorsionan la visión de un paisaje exterior.

Corona la galería la obra llamada Nave Útero Capilla II (imagen superior, 2013). En el año 2001 Ernesto Neto se casó con su novia Lili, embarazada de ocho meses, en el interior de una instalación que se exhibía en el Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro. En Bilbao presenta una segunda versión más pequeña de esta obra, que se exhibe junto a un vídeo que relata el ritual del casamiento. Al fondo de la galería se encuentra un colchón colectivo que invita al visitante a recostarse. Su cuerpo va a dejar una huella, que irá cambiando por la impronta de otros cuerpos que lleguen después. El artista busca esta sensación de fusión, de cómo nuestros encuentros íntimos nos transforman, tal vez en algo más grande que nosotros mismos.

Este espacio también incluye otras obras de Neto que requieren la experimentación e interacción del espectador. La serie Humanoides (imagen inferior), realizada en 2001 con espuma de poliestireno y poliamida, se compone de una especie de figuras capaces de acomodarse perfectamente a la anatomía del visitante, como si fuera un traje amorfo, permitiendo al que lo usa un descubrimiento táctil de sus superficies, formas y texturas.

Hacia mediados de los 90, Neto abandonó el lenguaje geométrico de sus primeros trabajos y empezó a rellenar piezas de tejido de poliamida, previamente cosidas, con materiales tan dispares como bolas de espuma de poliestireno, harina y especias para obtener unas formas que recuerdan a cuerpos u organismos vivientes.

La sala se completa con tres proyecciones: la primera con fotografías que Neto hizo de sus amigos en la playa; la segunda, imágenes tomadas en su apartamento hasta altas horas de la madrugada; y la tercera, con momentos de su boda. Fueron expuestas por primera vez en 2010 en la Galería Laura Alvim en Río de Janeiro.

 

 

Trueque trueque

Inspirada en las redes de cambio y trueque que han proliferado en diversas partes del mundo entero como respuesta a la vigente recesión global, se presenta una de las nuevas obras creadas para la muestra: Trueque Trueque (2013). Varias bolsas que contienen cuentas de cristal rodean los objetos de la vida cotidiana que constituyen el núcleo de la obra. Desde el primer día de la exposición, el visitante tendrá la oportunidad de reemplazar estos objetos por otros que él mismo haya traído.

El artista brasileño pretende evocar conceptos como la solidaridad, la convivencia, el reciclaje o la reutilización de los productos y nos invita a examinar cuáles son realmente nuestras necesidades frente a las del prójimo. Además, Ernesto Neto transforma a cada participante de la exposición en un agente artístico. El cuerpo de la obra está en constante cambio: parte de ella estará dispersa por el mundo y, al mismo tiempo, las elecciones personales de los visitantes formarán parte de ella.

 

 

Vendo caramelos

El viaje por el universo de Ernesto Neto continúa en una gran galería que invita al visitante a imbuirse en la vibrante cultura popular de la ciudad natal del artista.

Metros y metros de un enorme entramado de hilo de todos los colores, cosido con la técnica del ganchillo, conforma una serie de columnas que cuelgan del techo rellenas con bolas de plástico de colores. Estas voluptuosas esculturas también sostienen tambores típicos del carnaval brasileño, racimos de bolsas de caramelos y especias, grandes cocos verdes, latas de refrescos y cerveza, y un sinfín de objetos con los que el artista quiere transportar al visitante a la bulliciosa vida de los vendedores ambulantes de los barrios de Brasil. Corona la instalación un piano situado en el centro.

Se llama Baleiro Bala a una popular canción de una escuela de samba que cuenta la historia de un vendedor ambulante de caramelos y golosinas -un camelô, imagen superior- que trabajaba cerca de las vías del tren en Río de Janeiro y que el artista toma como ejemplo de la supervivencia del individuo.

Esta instalación es una reivindicación de las cualidades de la artesanía local y de los pequeños rituales de la cultura popular brasileña que hacen más rica y más diversificada la experiencia de la vida colectiva, frente a la comercialización de la economía en el mercado global actual.

 

 

Comer con los ojos

La exposición continúa en otra sala presidida por una escultura con formas orgánicas de acero cortén y macetas de cerámica que albergan sendas plantas. Aquí, Neto utiliza uno de sus métodos de construcción característicos. El color de la obra se modifica con el tiempo, transformándose en un profundo color marrón rojizo.

También en esta galería se presenta una fotografía en color, que hace referencia, una vez más, al cuerpo humano. Durante una visita al Nasher Sculpture Center de Dallas, Neto se interesó por varias obras de la colección, tomando una serie de fotografías en primer plano de las mismas.

Por su particular fusión con la arquitectura del Museo, Ernesto Neto: El Cuerpo que me lleva es la revisión más espectacular realizada hasta el momento de uno de los creadores más sobresalientes de Brasil. El artista aborda el cuerpo desde su dimensión sensorial (el cuerpo individual) y política (el cuerpo político). Platón desechaba la existencia del cuerpo como si la mente perteneciera a un plano superior.

Para Ernesto Neto (en la imagen superior, su obra HuevoCuerpo del año 2013), es el cuerpo el que "nos lleva", y la mente es una parte de él que le sirve, como lo hace cualquier otro miembro. También hay un cuerpo cultural, un cuerpo político que igualmente "nos lleva". El título de la muestra Ernesto Neto: El Cuerpo que me lleva se halla en la interfaz que media en las relaciones del interior y el exterior. Es un mediador.

 

 

Catálogo y actividades paralelas de la exposición

Con ensayos a cargo de la comisaria, Petra Joos, y de Raphaela Platow, The Alice & Harris Weston Director del Contemporary Arts Center, Lois & Richard Rosenthal Center for Contemporary Art de Cincinnati (Ohio), el catálogo de la exposición -con obras como Tambor (imagen superior), de 2010- presenta una entrevista con el artista y recorre la seis secciones de la muestra a través de imágenes y textos cortos a cargo de Franck Leibovici, Tania Rivera, Luiz Alberto Oliveira, Pedro Luz, Hannah Monyer y Rainer Hehl que abordan cuestiones como la creación, lo efímero, las relaciones sociales, la fusión de culturas o el espacio de la arquitectura.

Se organizará un taller de ganchillo para participantes sin conocimientos previos (18 y 20 de febrero, de 18:00 a 19:45 horas) y con conocimientos previos (4 y 6 de marzo, de 18:00 a 19:45 horas), así como un taller de aromas para descubrir los aromas de las flores y especias que Ernesto Neto incorpora en algunas de sus obras (8 y 10 de abril, de 18:00 a 20:00 horas). Por otro lado, habrá dinamizadores de obras (de martes a domingo durante toda la exposición) y una visión curatorial con la comisaria Petra Joos el 26 de febrero, a las 18:30 horas.

 

Del 14 de febrero al 18 de mayo de 2014 en el Museo Guggenheim de Bilbao
(Avenida Abandoibarra, nº 2) Horario: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas.

 

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