La Asociación para la Conservación de la Huerta y el Patrimonio de Murcia (HUERMUR) denuncia un cableado masivo que ha llegado a taladrar la portadas barrocas del hospicio murciano de Santa Florentina, un edificio del siglo XVIII declarado Bien de Interés Cultural (BIC) situado en pleno centro histórico de la ciudad, a escasos metros de la sede de la Consejería de Cultura de la Región de Murcia.

Desde 2016 los cableados están denunciados por HUERMUR sin que hasta el momento se haya aportado solución alguna. En enero de 2020 se reiteró a la Consejería de Cultura la falta de soluciones a esta situación que está expresamente prohibida en el art. 38 de la Ley de Patrimonio sin haber obtenido respuesta.

A día de hoy los cableados siguen en el monumento protegido BIC desde el año 1978 pese a la prohibición de la Ley de Patrimonio. La falta de interés por parte de la administración regional, que debería velar por la conservación del patrimonio, es, según HUERMUR, "vergonzosa". La asociación ya se encuentra estudiando otras vías legales para instar actuaciones de la Consejería de Cultura murciana.

El Hospicio de Santa Florentina, según las investigaciones de la historiadora María Joseé Vilar (Universidad de Murcia), se erigió como inclusa de niños huérfanos, expósitos y no expósitos, dentro de las Pías Fundaciones creadas por el Cardenal Belluga a su paso por la diócesis de Cartagena entre 1705 y 1723, si bien el edificio comenzó a construirse en 1741 y se atribuye al arquitecto local Martín Solera.

Pese a que la reforma de la Ley del Patrimonio Histórico contempla la eliminación del cableado en los edificios de los cascos históricos de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, una polémica que viene de hace años, no son pocas las ciudades con esta distinción que aún lo mantienen, por no hablar de las que carecen de ese rango y ven que sus monumentos y casas antiguas siguen siendo taladradas para su instalación.

En el caso de Murcia, son muchos los ciudadanos que protestan por los numerosos cableados de la ciudad, que afectan sin el menor reparo a las edificaciones protegidas sin que las autoridades competentes hagan nada al respecto pese a afectar tan negativamente a su estética, especialmente a la de su casco histórico.