LOS TAPICES DEL PATRIARCA

07/12/2013


 

 

El conjunto de tapicería que posee el Real Colegio Seminario del Corpus Christi (Colegio del Patriarca) en la ciudad de Valencia está integrado por seis grandes tapices de colgadura de grandes dimensiones de 420 x 650 cm. De fabricación flamenca, están fechados a comienzos del siglo XVI. Tal y como refleja la documentación, fueron donados al Colegio del Patriarca por San Juan de Ribera, quien los heredó de su padre, Pedro Enríquez Afán de Ribera, duque de Alcalá de los Gazules y marqués de Tarifa.

Juan de Ribera fue el fundador del Colegio que lleva su nombre, inaugurado en 1604 por Felipe III y Margarita de Austria. En su interior está la Capilla del Monumento, terminada dos años después y llamada así porque estuvo desde sus orígenes destinada a la exposición del Monumento del Jueves Santo y a la celebración litúrgica de la Semana Santa. Éste ha sido el espacio al que se han destinado principalmente los tapices del Patriarca, que pasaron a tener un papel fundamental en las solemnidades eucarísticas. Los paños también sirvieron para las procesiones del Corpus, lo que explica el grado de deterioro constatable en los mismos.

Los tapices del Patriarca pertenecen a una época de oro de la historia de la tapicería. Están fechados entre 1500 y 1530, período de esplendor de las manufacturas flamencas. La serie La Parábola de la Viña corresponde al momento prerrenacentista y la forman los paños de El Pago del Denario y La Llamada de los Obreros. Son los de fabricación más antigua, en torno a 1500-1510. Los tapices titulados La Gracia Pública y Exhortación a las Virtudes hay que ponerlos en relación a las tres magníficas colgaduras que integran Las Moralidades de Patrimonio Nacional, una serie tejida en Bruselas en 1528. Los tapices de Valencia y los de la Corona obedecen a los mismos cartones y constituyen una especie de síntesis de una de las series más complejas jamás tejidas en la capital brabanzona: Los Honores. Respecto a una serie dedicada a Los Vicios y a Las Virtudes, la colección del Patriarca conserva los titulados La Guía de la Lujuria y La Ira y la Pereza, de manufactura bruselense.

La colección de tapices del Colegio del Patriarca es aún desconocida para gran parte de los ciudadanos. Tal y como decía Adolfo Cámara hace ya más de medio siglo, "es un tesoro desconocido en el corazón de Valencia". Los tapices pertenecen a una época de esplendor de la tapicería flamenca y se fabricaron en los mejores talleres de Bruselas. A su calidad y estética habría que añadir el interés iconográfico de estos paños, con un gran paralelismo con los que se encuentran en la catedral de Zamora o a la exquisita serie de Patrimonio Nacional adquirida por Isabel La Católica. Su interés histórico, pues, es de un valor inestimable. 

 

 

A principios de este año se iniciaron los trabajos de restauración y limpieza de las seis piezas a cargo de la Real Fábrica de Tapices, fruto del convenio firmado entre la Fundación Iberdrola y el Real Colegio del Patriarca. Su estado de conservación requería de una intervención de conservación-restauración que permita paliar su deterioro actual y favorecer su conservación en el futuro. Además de la suciedad general provocada por el paso del tiempo y la contaminación, que han causado numerosos daños en los paños, se han observado restos de cal traspasados desde las paredes donde han estado colgados. Y también existen zonas extensas de quemaduras diseminadas que han provocado la rotura de las tramas. Todo ello está unido a la cantidad y diversidad de antiguas restauraciones, lo que provoca un color discordante en los bordados.

La limpieza de los tapices, además de por estética, es una necesidad primordial para detener los procesos de deterioro y sanear el tejido. Además, la remoción de las antiguas restauraciones redundará en una mejor conservación de los paños. Los trabajos permitirán recuperar los colores ocultos bajo una espesa capa de suciedad y humos, mientras que la eliminación de los recosidos y la posterior restauración consolidará la recuperación estructural de los tapices y la reintegración visual de los elementos decorativos.

Actualmente los trabajos que se están realizando consisten en despojar los refuerzos de protección temporales que se aplicaron a uno de los tapices para protegerlo durante el proceso de lavado -una vez quitado el forro y toda la costura que lo fijaba al soporte, así como antiguas restauraciones en forma de parches de otros tapices, cosidos por el reverso como refuerzo, y aquellas que generan tensión en las urdimbres, arrugan y deforman la superficie del tapiz, y desfiguran o desvirtúan el aspecto original de la pieza- y fijarlo a una serie de soportes de lino de diferentes colores acordes a la zona precisa en cada parte del tapiz. Estos soportes se fijan a la pieza con líneas de costura verticales y se instalan en el tapiz para proceder con los trabajos de costura que lo consolidarán y así recuperarán la consistencia y las zonas perdidas, fase previa al forrado y fin de la restauración.

Para finales de año está previsto que se pueda entelar el primero de los tapices que actualmente se encuentran en proceso de estudio. Para llevar a cabo dicho análisis de los estados de deterioro, los técnicos responsables de la restauración han utilizado un binocular de detalles del estado de conservación de las fibras textiles de los tapices, de cara a evaluar las necesidades de intervención y poder estabilizar las piezas. El elevado deterioro que presentan los tapices prolongará los trabajos de restauración durante, aproximadamente, tres años y se completará con la instalación de un sistema de iluminación y las medidas de seguridad más apropiadas.

 

 

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