EL CRISTO DE VALDESTILLAS

Javier Fernández para www.nortedecastilla.es (01/05/2007)


 

 

"Se trataba de una pieza magnífica, muy grande y con un trazo de la cara y la nariz sorprendente". Esas fueron las palabras exactas del alcalde de Valdestillas (Valladolid), Julio Fernández Tomé, cuando halló la talla de un Cristo de forma casual en la ermita del cementerio de la localidad durante la Semana Santa de hace siete años. Aquel fue un encuentro con claros tintes milagrosos, tal como ocurriera según el Catecismo de la Iglesia Católica en la resurrección del Mesías de entre los muertos en Jerusalén.

Entonces, resguardada entre mantas, la imagen fue cuidadosamente trasladada en una camioneta hasta el actual despacho de alcaldía donde estuvo un par de años sobre el suelo hasta que fue restaurada por profesionales que utilizaron un bisturí como herramienta con la intención de eliminar la pintura de esmalte con la que estaba parcialmente mancillado y tan solo quedara a la vista la capa de policromado que tenía con anterioridad sin tener apenas que retocarlo. La Diputación Provincial de Cáceres aportó 6.000 euros al proceso de reparación del Cristo, de propiedad municipal desde el año 1897.

Tras una primera entrevista fallida con una restauradora del Museo Nacional del Prado de Madrid, el regidor valdestillano volvió a consultar la categoría de la obra artística encontrada a un catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid (UVA) que le informó de que, al parecer, había redescubierto un Cristo de finales del siglo XVI cuyo autor es el escultor Francisco del Rincón, nacido en torno al año 1567 y maestro de Gregorio Fernández, al que tuvo en su taller como oficial desde 1600 hasta 1605.

En la actualidad este colosal Cristo, de tres metros de altura, es una de las tallas más veneradas por los vecinos del municipio de Valdestillas hasta el punto de que el Ayuntamiento encargó la elaboración de una carroza de madera a una carpintería de Matapozuelos (Valladolid) para sacar en procesión la imagen durante la pasada Semana Santa, aunque la cita no tendrá lugar hasta la próxima edición de la Pasión por una cuestión de prudencia, dado el elevado valor de la talla.

Es preferible, según el alcalde, "probar con tranquilidad la resistencia y estabilidad del paso antes de arriesgarse a cometer una bondad irreparable. Estamos ahora más preocupados en comenzar la nueva torre de la iglesia, tan solo pendiente del visto bueno por parte del Arzobispado. Es lo único que falta, en mi opinión, para que sea declarada Monumento", afirma Fernández Tomé.

Por el momento, los fieles pueden contemplar la belleza de la talla del Cristo en la Iglesia de Nuestra Señora del Milagro de la localidad, que tal como indica su nombre fue testigo en el año 1602 de un milagro reconocido por dos obispos a lo largo de la historia, cuando ante soldados de los Tercios de Flandes, la Virgen del Milagro recogió en el aire al Niño que se le caía de los brazos. Por si fuera poco, el templo también posee figuras de gran valor pero llama la atención el magnífico retablo central, del que es autor Pedro Correa, quien lo es a su vez, del retablo del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

El Cristo de Valdestillas es un trabajo del imaginero Francisco del Rincón que también realizó en 1604 para la cofradía de Nuestra Señora de la Pasión el paso más antiguo en madera de los que procesionan por la capital vallisoletana en la actualidad, denominado "La Elevación de la Cruz". De gran audacia compositiva, consta de ocho figuras que se disponen en un elaborado contexto escénico con un Cristo vivo al que se eleva en la cruz, dos ladrones en espera de ser crucificados y cinco sayones dispuestos en diversas posiciones.

Este paso de "La Elevación de la Cruz" fue el primero realizado con madera policromada en sustituir a las figuras de papelón que salían en procesión por las calles de la capital vallisoletana por aquellos entonces. Los personajes del conjunto artístico aparecen en posturas arriesgadas pero a su vez en actitudes compensadas que desafían los conceptos escultóricos tradicionales. Los rostros burlescos, las situaciones grotescas y los ropajes llamativos están presentes en esta obra de un modo singular.

Autor también del retablo mayor del Hospital de Simón Ruiz de Medina del Campo (Valladolid), Francisco del Rincón realizó entre los años 1602 y 1604 las esculturas de piedra de la fachada de la iglesia de las Angustias. Otras obras de su legado son el Cristo de los Carboneros y Santa Gertrudis (Iglesia de las Angustias), el Cristo de las Batallas (Iglesia de la Magdalena), el Cristo de las Descalzas Reales, el Cristo de la Colegiata de Santillana del Mar (Cantabria), y el Cristo Yacente del Convento de Sancti Espíritus de Valladolid.

Francisco murió en el año 1608 dejando como heredero de su maestría dentro del barroco español a su nieto Bernardo del Rincón, imaginero del espléndido Cristo del Perdón de la cofradía vallisoletana de la Pasión.

 

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