UN CARAVAGGIO EN LA CATEDRAL DE TOLEDO

24/04/2022


 

 

La llegada del cuadro San Juan en el desierto a la Catedral de Toledo fue fruto de la donación del canónigo don José Antonio Zoilo Sáenz de Santa María (1726-1813), realizada el día 18 de junio de 1785. La donación obedecía al deseo de enriquecer la capilla de Santa Lucía, actualmente del Sagrado Corazón, y contribuir con esta donación a dejar un recuerdo de su servicio en la catedral, durante 33 años, tras su nombramiento como vicario de Toledo, presidente del Consejo de la Gobernación de Toledo y arcediano de Madrid.

Desde ese momento, el lienzo fue tratado con restauraciones indebidas, añadidos, barnizados y repintes, en el intento de mejorar la pintura, pero estas intervenciones tergiversaron la verdadera imagen de este maravilloso cuadro. En la actualidad, el Cabildo Primado, constatando la necesidad de su restauración y la consiguiente realización de un estudio que aportara nuevos datos sobre su técnica pictórica y una posible atribución, tomó la decisión de encargar al equipo técnico conservador de la Catedral este trabajo.

La investigación y el proceso de restauración han durado un año y medio, con el apoyo constante de un importante equipo multidisciplinar de historiadores, archiveros, especialistas en fotografía infrarroja y ultravioleta y técnicos en físico-química especializados en material artístico no destructivo. Este conjunto de profesionales finalmente ha logrado aportar nuevos datos en este bellísimo San Juan en el desierto, que se ampliarán con la publicación de un libro de próxima edición.

En el estudio realizado se observa que, tras la donación por el vicario Sáenz de Santa María, se efectuó una restauración agresiva y radical que reinterpretó y censuró la imagen, haciéndola más severa y acorde a una iconografía que pretendía seguir los postulados del momento. Así, se ocultó el fresco sonrosado de la cara y la bella sonrisa complaciente de los labios, y se oscurecieron diferentes zonas con repintes, oscureciendo el cuadro para dotarle de un dramatismo más acorde con la idea caravaggista. Además, se dieron pátinas al óleo y resina en las plantas, el pelo, los fondos y algunas áreas de la figura, y se destruyó una flor que el Bautista llevaba en la cabeza y cuyos restos ahora pueden verse al descubierto. Como dato comparativo, se comprueba que dicha flor es idéntica a la que aparece en el lienzo de Caravaggio, el "Muchacho que le muerde un lagarto".

El Cabildo de la Catedral Primada presentó el pasado 7 de abril la restauración de la pintura, que se conserva y expone en la pinacoteca del templo primado. En el acto intervinieron el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves; el deán del Cabildo, Juan Pedro Sánchez Gamero; y el conservador restaurador de la Catedral Primada, Antonio Sánchez Barriga, que ha afirmado que, tras el proceso de restauración y el estudio que han realizado los expertos se consolida la atribución al pintor italiano Michelangelo Merisi da Caravaggio (1571-1610).

Los resultados radiográficos y químicos del estudio han contribuido al descubrimiento de nuevas aportaciones para el conocimiento de la técnica pictórica, efectuada a la prima, con un dibujo directo sobre la preparación terrosa a mano alzada. En la túnica bermellón, en dos tonos, con finos toques de laca roja. Todo debió ser ejecutado en muy poco tiempo. También una de las novedades que aporta la radiografía son los decisivos cambios que el artista realiza desde la primera idea hasta el acabado definitivo. La primera es una imagen del santo señalando con el dedo índice, que recuerda que es el Precursor de Cristo. En la definitiva, engrosa el brazo y cambia rotundamente la idea, pintando una mano que agarra una caña con la cruz. Pinta el Cordero Místico sobre el manto de martirio y oscurece el lateral derecho. Con esto facilita aún más la identificación del santo con una fórmula iconográfica más tradicional, muy cercana al lienzo conservado en el Museo Nelson-Atkins, de Kansas. Con luz rasante se han encontrado pequeñas incisiones en zonas que bordean la figura, hechas cuando la preparación está aún fresca. Esta técnica siempre se ha relacionado con las características de Caravaggio.

En cuanto a la analítica es muy importante el descubrimiento del sistema constructivo de este lienzo. Se trata de una tela de soporte de sarga con una armadura en diagonal de trama oblicua, común en Roma e idéntica a la pintura "Conversión de San Pablo" de la Capilla Cerasi, que ya intuyó Mina Gregori y una preparación acorde con otras obras romanas de Caravaggio. La paleta utilizada en este lienzo es muy corta, de siete colores, que utiliza sin casi mezcla entre ellos y aplicado por capas. Como siempre, aprovecha el fondo terroso oscuro de la preparación y, sobre todo en los bordes, para dejarlos libres de color, un método de ahorro de gasto de pintura muy característico de la pintura de Caravaggio.

A partir de ahora, el público visitante encontrará en la Catedral de Toledo el lienzo San Juan en el desierto de Michelangelo Merisi da Caravaggio, recordando que es el precedente de una técnica innovadora, que expresa con su pintura al natural una pincelada limpia, sin "freno alla prima", y que da paso a una actividad artística que solamente tienen aquellos genios que están marcados por ese inexplicable duende, que el poeta y dramaturgo Federico García Lorca supo perfectamente describir, a través de una frase de Goethe sobre la maestría musical de Paganini: "Poder misterioso que todos sienten y ningún filósofo explica". 

 

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