LAS ALFOMBRAS DE NUDO ESPAÑOL DE ALCARAZ (ALBACETE)

25/01/2022


 

 
 
Telar con alfombra gótica expuesto en el Ayuntamiento de Alcaraz.

 

El Gobierno regional de Castilla-La Mancha ha iniciado el expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) las alfombras de nudo español de Alcaraz (Albacete), con la categoría de Bien Inmaterial.

La localidad albaceteña de Alcaraz ha sabido preservar esta sobresaliente manifestación cultural a través de los tiempos. El nudo español es una técnica textil empleada en la confección de alfombras y tapices en España desde la Edad Media. El nudo español envuelve un solo hilo de la urdimbre por delante, cruzando los dos extremos por detrás y sacándolos a la superficie en cada lado. Para la confección de la alfombra se alternan los nudos con los hilos de la urdimbre en cada pasada, es decir, se anudan los hilos pares en una fila y los impares en la siguiente, de forma que los nudos se presentan en zigzag. Componiendo un dibujo tupido y compacto, similar a las teselas de un mosaico. Hablar de alfombras de nudo español es hablar de alfombras de Alcaraz.

El nudo español fue muy empleado en los talleres de Alcaraz y en los de Cuenca hasta mediados del siglo XVII, cuando comienza su declive. Los motivos de las alfombras españolas eran muy variados y atractivos. Muchas de ellas se hacían por encargo para que figurara en su campo el escudo de armas del propietario. En este caso, hablamos de las llamadas alfombras heráldicas o alfombras del Almirante.

Todas las civilizaciones que han pasado por la Península han dejado su impronta en Alcaraz. Si bien, fueron los musulmanes los que dejaron un mayor legado, desde su nombre "Alcaraz", que significa "lo consagrado" o "el cerezo", el Castillo, que fue el antiguo paso hacia los Reinos de Granada y, sobre todo, el arte de confeccionar las alfombras, que llevan el mismo nombre que la ciudad: "Las alfombras de Alcaraz de Nudo Español", y que en la actualidad se siguen confeccionando, siguiendo la tradición de antaño.

La edad de oro de la alfombra de nudo español fue del siglo XV al XVII. La elaboración de alfombras estaba muy extendida en el ámbito islámico: se usaban para vestir las estancias y para crear ambientes más cálidos y confortables. Actuaban como aislante térmico para el frío en invierno, ayudando a mantener las estancias más caldeadas, y también como aislante sonoro, que amortiguaba las pisadas y reducía el nivel de ruido de una habitación. Además, engalanaban y adornaban el interior de las casas.

Los árabes trajeron a la Península la milenaria técnica del anudado artesanal de alfombras. Durante este período y hasta el siglo XVII, la producción de alfombras en Alcaraz fue muy importante, y tener una de sus alfombras, que eran consideradas las mejores de toda Castilla, era un símbolo de prestigio social. Las alfombras de Alcaraz eran auténticas obras de arte, de una belleza plástica, riqueza y composición de colorido muy especial, junto con una técnica muy detallada en su elaboración.

Tras el primer tercio del siglo XVII esta actividad comenzó una rápida e imparable decadencia debido principalmente a la grave crisis económica por la que atravesaba la localidad y todo el país. La producción descendió bruscamente, aunque todavía siguieron elaborándose.

Durante el período de mayor esplendor de la ciudad de Alcaraz, las alfombras, además de ser una riqueza mercantil de primer orden, también eran utilizadas por el Concejo de Alcaraz para obsequiar a reyes, grandes señores y personalidades influyentes. Los regidores de la ciudad utilizaron las alfombras para agasajar, comprar favores y ganar influencias. La nobleza poseía alfombras como objetos de auténtico lujo y prestigio, y a veces las donaban a iglesias o conventos, siendo un ejemplo de ello las alfombras de los Velasco que regalaron al monasterio burgalés de Medina de Pomar. Algunos las compraban para revenderlas o las almacenaban como una mercancía fácil de transportar y de valor importante. También fueron apreciadas por los embajadores y viajeros de alto rango, que las darían a conocer por la Europa del siglo XVI, como muestran algunos cuadros de Hans Holbein el Joven, que dan nombre a un modelo de alfombras de Alcaraz, o el llamado Maestro de San Gil, que hacia 1500 pinta una alfombra de este tipo en el cuadro "La Misa de San Gil".

Hacia 1920, el aumento por el afán del coleccionismo y la magnífica estimación de estas alfombras, hicieron que el comercio de antigüedades se dedicara a buscarlas y adquirirlas, lo que hizo que se exportaran del país muchos ejemplares de gran calidad y antigüedad. Esto llevó a que grandes coleccionistas y museos extranjeros adquirieran apresuradamente alfombras españolas. José Ferrandis Torres, entusiasta de las artes decorativas españolas, que colaboró en la instalación del Museo Nacional de Artes Decorativas, fue el primero en elaborar un completo catálogo y estudio general sobre las alfombras antiguas españolas (1933).

 

 

Las alfombras anudadas se fabrican sobre un bastidor o telar donde se colocan una serie de hilos verticales a los que se llama urdimbre y otros transversales que reciben el nombre de trama. Los nudos son lazadas realizadas a mano alrededor de los hilos de la urdimbre y fijados por la trama, lo que permite crear una superficie tupida y compacta. Entre los materiales empleados en su elaboración se encuentran la lana, uno de los más usados debido a su durabilidad y a sus propiedades naturales, y la seda, para alfombras más ligeras y refinadas. El algodón fue también utilizado, pero solo como material base en los hilos de la urdimbre.

La estructura se compone de una malla en la que se cruzan los hilos verticales de la urdimbre y los horizontales de la trama. Para su fabricación se amarran nudos sobre los hilos de la urdimbre, afianzándolos a través de los hilos de la trama. El tejedor hace uno a uno estos nudos y los va cortando al finalizar para generar el pelo de la alfombra. La forma de realizar estos nudos es diversa, existiendo diferentes variantes. Tres de los tipos de nudos más conocidos son el turco (ghiordes), el persa (shenne) y el nudo español, de tradición hispanomusulmana. Curiosamente, la técnica de anudado no ha cambiado sustancialmente desde hace siglos.

La técnica del nudo español se basa en anudar un solo hilo de urdimbre, cruzando por detrás y volviendo al frente abrazando por los dos lados de la urdimbre. Se diferencia del persa y del turco en que en ellos el nudo se realiza sobre dos hilos de urdimbre, sin embargo, en esta modalidad se anuda únicamente sobre uno.

El material más utilizado en las alfombras españolas, como en el resto de otros nudos, es la lana de oveja y, en menor medida, el pelo de cabra. A partir del siglo XVIII se utiliza el lino y el yute para la confección de la urdimbre y de la trama. La seda solo se utiliza en contadas ocasiones, en ejemplares de lujo y mezclada con lana En los siglos de alta producción tejedora eran abundantes los rebaños, algunos de ellos de varios millares de cabezas, que venían a los ricos pastos alcaraceños desde villas cercanas (Yeste, Hellín, Chinchilla, etcétera) y también con una tradición trashumante desde ciudades de Castilla. Esta abundancia de lana y manos artesanas cristalizó en la elaboración alfombrera.

Multitud de documentos, protocolos notariales, ordenanzas municipales, etcétera, prueban la existencia de gran número de cardadores, peinadores, urdidores, tejedores, bataneros que trabajan esta fibra. En Alcaraz existía un importante comercio de animales y lanas, distinguiéndose fundamentalmente la vellorí, la más fina y la que alcanzaba mayor precio, y la burel, aunque las calidades variaban mucho.

Para teñir la lana se utilizaban colorantes naturales, con fórmulas conocidas solamente por los maestros tintoreros, transmitidas de generación en generación, y a partir de productos elaborados con materias vegetales, generalmente obtenidos de la vegetación local, o de animales. El efecto de los colorantes dependía, en gran manera, de la calidad y cantidad de las aguas, a las que se atribuía muchas veces el brillo y la intensidad de los colores de las alfombras. Previamente, la lana se preparaba en madejas, preparada con mordientes entre la materia colorante y las fibras, fijándose el color e incluso a veces, modificando el tono. El más usado, posiblemente, fue el Alumbre que producía tonos muy brillantes, sacados de las minas de Mazarrón (Murcia) o el importado de Italia, porque tenía mayor calidad, aunque era mucho más caro.  Las materias tintóreas básicas en la elaboración de estas alfombras eran pastel para los azules (desplazada posteriormente la planta por el índigo), gualda y azafrán para los amarillos, rubia o granza para los rojos (en el siglo XVI se introdujo también la cochinilla mexicana), zumaque para los marrones y la orchilla, utilizada en ocasiones como mordiente.

El telar de Alcaraz es de tipo vertical, el denominado de "alto lizo". Este telar está compuesto por dos troncos de madera en vertical y paralelos, ajustados al suelo y sujetos al techo para que tengan la suficiente estabilidad. Estos elementos verticales sostienen dos cilindros o rodillos en horizontal, de madera: uno superior donde se va enrollando la urdimbre (esqueleto de la alfombra), y otro inferior, donde se va enrollando o escondiendo la alfombra que se va efectuando. Con este sistema tan característico la longitud de una alfombra puede ser ilimitada, aunque su anchura está limitada por las dimensiones del telar correspondiente.

 

 
 
 
 
Detalle de la alfombra con decoración geométrica de tradición mudéjar presente en "La Anunciación", magistral óleo sobre tabla (100 x 139 cm) pintado entre los años 1490 y 1496 por Pedro Berruguete, artista del Renacimiento hispano, que se conserva en la Cartuja de Miraflores (Burgos).

 

No se puede estudiar la evolución del diseño de las alfombras de nudo español basado únicamente en un orden cronológico, ya que hay ejemplos de estas alfombras que se copiaban y los estilos perduraban en el tiempo junto a las nuevas corrientes. Las características generales de estas alfombras es que son rectangulares y en la ornamentación de su campo central aparecen varias unidades de diversas formas. Se caracterizan por la combinación de una unidad consigo misma de forma que genera elementos rítmicos como un encadenamiento ordenado de las unidades en su relación con el espacio. Las cenefas son de gran variedad de ritmos, y las más frecuentes son repeticiones, simetrías, alternancias, series, intercambios, subordinaciones y superposiciones.

Los primeros diseños correspondientes al siglo XV están dominados, lógicamente, por los motivos mudéjares, para ir introduciendo posteriormente otros de clara inspiración gótica, como elementos vegetales, y a finales del XVI animales como perros o leones. Poco a poco, siguiendo la moda renacentista, se van introduciendo motivos algo más recargados entre los que destaca la piña.

De una clara influencia árabe, se fue pasando lentamente a la introducción de motivos decorativos más occidentales. En diseño mudéjar, quizá sean las piezas más singulares de toda la manufactura alfombrera alcaraceña. Existen dos tipos fundamentales. El primero es el tipo de campo central en panal y numerosas cenefas con empleo de pocos colores, ricos y con una armónica combinación cromática, extraordinaria abundancia de motivos iconográficos, motivos geométricos y representación de animales -caballos, perros, aves-, figuras humanas, blasones y escenas de caza. El segundo tipo mudéjar, con campo de grandes cuadros, octógonos inscritos y estrellas centrales de diferente diseño. Es frecuente una cenefa delantal y decoración central a base de estrellas de ocho puntas, de las que parten palmetas o arabescos.

Finalmente, el diseño renacentista a partir de principios del siglo XVI, incluye en sus diseños una reducida gama cromática siendo sus esquemas bicolores, o incluso de dos tonos del mismo color. Los motivos decorativos son propios del Renacimiento, predominando el tema vegetal en forma de piñas, alcachofas o granadas. Su decoración también se extiende a coronas de hojas vegetales, estrellas con lacerías o floreros, cardos, flores, estrellas con coronas exentas, leones, jarrones y blasones. Sin olvidar que las cenefas renacentistas tienen una decoración plateresca, de dragones, y las denominadas cenefas de candelieri.

Hoy podemos encontrar magníficas alfombras hispanoárabes, o bien fragmentos, de los siglos XIV al XVII en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, en el Museo de Victoria y Alberto de Londres, en el Museo Textil de Washington o en el Museo de Arte Islámico de Berlín, entre otros. Afortunadamente, podemos encontrar también algunos ejemplares en varios museos españoles, entre los que destacan la Colección del Museo de Artes Decorativas de Madrid, Instituto Valencia de Don Juan, el Museo Arqueológico Nacional, el Convento de las Clarisas de Medina de Pomar y el Museo Diocesano de Cuenca.

Hace más de medio siglo la familia Villar creó un taller de alfombras dirigido por Rafael Córdoba, un maestro jubilado de la Real Fábrica de Tapices, que se encargó de enseñar a jóvenes de Alcaraz el arte del tejido, recuperando la tradición de las alfombras, pero un incendio acabó con este proyecto. Más de veinte años después, la Universidad Popular creó una escuela-taller y seleccionó una encargada entre las antiguas alumnas, Trinidad García Esteban, que ya a los once años empezó a confeccionar alfombras.

En la actualidad, Alcaraz sigue siendo un centro artesanal de alfombras de nudo español, gracias al taller de García Esteban, reconocida como Maestra Artesana de Alfombras de Alcaraz por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha desde 2008. En estos años ha seguido enseñando esta artesanía a diferentes aprendices, y lleva un archivo gráfico y documental de todas sus obras.

Esta forma de creación de alfombras es una clave importante en la historia de Alcaraz, transmitiéndose la tradición artesanal de generación en generación. Su declaración de Bien de Interés Cultural Inmaterial, dentro de las Artes Decorativas, es una medida eficaz para garantizar la conservación de este importante legado y asegurar su continuidad en el tiempo, y hoy viernes 25 de febrero de 2022, se publica en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM) la resolución de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes por la que se inicia el expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC).

 

 
 
Otra alfombra gótica expuesta en el Ayuntamiento de Alcaraz.

 

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