JOSÉ MONTES DE OCA Y JUAN MARTÍNEZ MONTAÑÉS EN LOS MONASTERIOS DE SEVILLA

Salvador Guijo (12/08/2022)


 

 
 
Fotos: Salvador Guijo Pérez y José Manuel Jiménez Calvo

 

Como cada 15 de agosto las religiosas mínimas del Monasterio de Nuestra Señora de la Consolación (Triana) y las agustinas del Real Monasterio de San Leandro celebrarán en Sevilla los cultos dedicados por la fiesta de la Asunción de la Virgen a dos de sus grandes devociones, Nuestra Señora del Tránsito y Nuestra Señora del Amor, respectivamente, esta última nominada tradicionalmente como Virgen de la Concepción.

Tras la iniciativa pionera del pasado año, ambas obras, que habitualmente se encuentran en la clausura del cenobio, volverán a exponerse de manera excepcional para la veneración de los fieles. La Virgen del Tránsito estará expuesta del 14 al 22 de agosto en horario de 11.30 a 13:00 y de 19:00 a 20:00 horas (el día 15 de agosto, de forma excepcional a partir de las 10:00 horas), mientras que la Virgen del Amor se expondrá solamente el 15 de agosto tras la celebración de la Eucaristía de las 09:00 horas; a partir de entonces y hasta las 13:30 horas.

 

 
 
Foto: José Manuel Jiménez Calvo

 

Nuestra Señora del Amor

Se trata de una talla de vestir de la primera mitad del Seiscientos que atribuimos a Juan Martínez Montañés. Se ubica en altar propio en el lado del evangelio del coro bajo. En orden de proximidad a la reja, el maravilloso comulgatorio, el retablo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús y el de la Virgen del Amor constituyen este flanco. Este último se data en el primer tercio del siglo XVIII, siendo su imagen titular la que nos ocupa.

En el lado opuesto se encuentran el órgano barroco de la segunda mitad del Setecientos y el retablo-hornacina dedicado a la Virgen de la Granada, imagen que ostenta el título de abadesa perpetua del monasterio. La Virgen de la Granada es una talla del siglo XVI vinculada con el escultor Jerónimo Hernández. Su retablo de principios del siglo XVII se complementa con añadidos de la centuria siguiente.

Estas dos titulares marianas, la Virgen de la Granada y la Virgen del Amor, representaron una de las historias más curiosas del monasterio. Hace más de un siglo, un 31 de mayo, las religiosas leandras de la Orden de San Agustín de Sevilla, eligieron a Nuestra Señora de la Granada como abadesa perpetua del convento. La pugna se marcó entre las camareras de Juan el Evangelista y las del Bautista, apoyando las primeras a la Virgen del Amor, mientras que las segundas postulaban a Nuestra Señora de la Granada. Se recoge que, en la mañana del sufragio, la puerta de la vitrina del retablo de Nuestra Señora de la Granada se encontró abierta y su pie adelantado mostraba su predisposición a ser elegida, lo que hizo que el sentir de las religiosas se inclinara en su favor. Desde entonces se la nombró como tal y empuñó el báculo de plata de la prelada de la comunidad del Dulce Nombre de Jesús, comunidad fusionada con la de San Leandro tras la desamortización.

La Virgen del Amor contó siempre con el cariño y la devoción de la comunidad celebrando sus cultos y procesión claustral en torno al 15 de agosto. Este domingo será una ocasión propicia para contemplar la maravillosa talla atribuida a Martínez Montañés y su rico ajuar de orfebrería, joyería y textil, que cambiará con relación al año precedente, mostrándose la imagen en el misterio de la Asunción.

Igualmente, los fieles podrán visitar la iglesia y encomendarse a la milagrosa imagen de Santa Rita de Casia, la agustina más universal en Sevilla. Podremos colaborar con el monasterio comprando los dulces de las religiosas, las famosas yemas de San Leandro, así como sus pestiños de San Agustín y magdalenas de Santa Rita.

 

 
 
Foto: Salvador Guijo Pérez

 

Nuestra Señora del Tránsito

En el coro bajo del cenobio se ubica esta talla en madera que representa la iconografía del tránsito de la Virgen, como estado previo de su Asunción a los cielos en cuerpo y alma. La imagen tallada por José Montes de Oca muestra el último momento terrenal de la Virgen María, siendo de tamaño natural. Esta se ejecuta a partir de un armazón de madera siendo naturalizados los pies, los brazos tallados desde los codos hasta las manos y el busto de la cabeza. El cuerpo de la Virgen, vestido con ricos ropajes y orfebrería, se representa con los ojos cerrados y las manos unidas sobre el pecho sin entrelazar, salvo los dedos pulgares.

La Virgen del Tránsito descansa sobre un sencillo lecho funerario, una cama cubierta por una sábana de ricos bordados, así como las almohadas sobre las que apoya su cabeza. Dispuesto de forma paralela a los ojos de las religiosas, el túmulo se encuentra en el muro de la Epístola del coro, dentro de una gran hornacina de escaso mérito, formando parte de la construcción.

El cuerpo inerte de la Virgen muestra la belleza formal de Montes de Oca, siguiendo los parámetros del escultor, destacando por su similitud con la Virgen Comendadora del convento sevillano de San José. Sobresale la cuidada anatomía de la imagen interpretada bellamente con criterios naturalistas. El rostro guarda un notable parecido con la Dolorosa de Villanueva del Ariscal (Sevilla), el ceño relajado y sin fruncir muestra a una mujer que duerme plácidamente, con los ojos y la boca cerrada, mostrando el característico hoyuelo de la barbilla. El tratamiento del cuello, como en todas sus dolorosas, y el tallado de las orejas evocan las obras de su taller. Los rasgos tipológicos remiten al estilo del autor, de manera preeminente, las manos de delicada talla y elegante traza, ofrecen un modelado blando y carnoso, muy en la línea de Montes de Oca.

Desgraciadamente, la obra queda completamente descontextualizada por los repintes sobre la policromía original que desvirtúan la elegancia de la pieza.

La imagen posee una cama del siglo XIX, donde esta recibe culto el día de su solemnidad, el 15 de agosto, siendo de rica factura ejecutada en madera decorada con oro fino y marmoleada en tonos grises.

A pesar de no contar con la correspondiente documentación que acredite la autoría de la obra, razones estéticas, estilísticas, iconográficas y técnicas en comparación con la producción documentada del artista, nos permiten adscribir, con poco margen para el error, su hechura al estilo del escultor José Montes de Oca.

 

 
 
Foto: José Manuel Jiménez Calvo

 

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