SANTIAGO PEREGRINO

Con información de Ana García Páramo y Alfredo Vázquez González (22/07/2007)


 

 

 

En el año 813 se descubre el sepulcro del Apóstol Santiago, hecho que sirve de cimiento y base al origen de Compostela, cuyo nombre deriva de un término que significaba "lugar de enterramiento". El Jubileo Compostelano, otorgado por el papa Calixto II y confirmado por uno de sus sucesores, Alejandro III, constituye una serie de indulgencias y gracias que son concedidas mediante el rezo en la Catedral de Santiago y la práctica de la comunión quince días antes o después de la visita al templo donde se hallan las reliquias del santo.

Lo anterior, unido a la devoción a Santiago impulsada por la abadía benedictina de Cluny, provocó un afán de contacto espiritual entre los pueblos de Occidente. El fenomeno de peregrinación a la iglesia mayor de Compostela para alcanzar el Jubileo provoca la construcción de abadías, hospitales y hospederías por los caminos, erigiéndose la localidad gallega como meta de la Europa medieval cristiana. Incluso surge la Orden de Caballeros de Santiago para defensa y protección de los peregrinos. De todos los caminos, el francés nació con personalidad tan propia y acusada que eclipsó a todos los demás. Cuatro eran las vertientes galas hacia la Península, las cuales partían de París, Vezelay, Le Puy y Arles para penetrar en España a través de Roncesvalles, los del Pirineo navarro, y por Somport los del Pirineo aragonés.

La fusión de estas dos entradas se hacía en Puente la Reina, municipio navarro surgido a raíz del Camino de Santiago ya que su calle mayor (Rua de los Peregrinos) se encontraba en pleno itinerario. Precisamente, en la iglesia románica de Santiago de esta localidad se encuentra una de las representaciones más famosas del santo en una de sus tres iconografías: la de peregrino (las otras dos son las de apóstol y la de guerrero ecuestre). La escultura, gótica y procedente de Francia (siglo XIV), es popularmente conocida como Santiago Beltza (Negro, en Euskera) debido al oscurecimiento provocado por el humo de las velas a lo largo de los siglos.

Al igual que el notable simulacro conservado en la Catedral de Zamora, talla atribuida al flamenco Gil de Ronza (primer cuarto del siglo XVI) que actualmente puede contemplarse en la muestra Yo Camino de Las Edades del Hombre, la efigie de Puente de la Reina, de la que la zamorana parece una evolución estilística, se halla ataviada con túnica y manto de viaje (que a veces es un capote de fuerte estameña parda como los que llevaban los peregrinos en la Edad Media, y no muy largo para permitirles andar con facilidad), bastón o bordón que se remata en su parte superior por una especie de pomo, sombrero, calabaza, escarcela o esportilla, y la concha que simboliza las buenas obras. El libro alude a su condición de redactor de una de las epístolas.

La representación de Santiago peregrino, que hace sus primeras apariciones en esculturas del siglo XII, se generaliza desde fines del siglo XIII y se difunde ampliamente a partir del XIV. Calzado o sin calzar, a veces se le ve llevando algunos peregrinos bajo su manto o arrodillados ante él, dándonos la imagen de Protector de Peregrinos que inspiró parte de los fines de los caballeros de su Orden. 

 

Escrito Relacionado en este


Escrito Relacionado en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com