EL RETABLO MAYOR DE LA SEVILLANA IGLESIA DE SAN ROMÁN

Jesús López Alfonso (30/11/2006)


 

Tras la destrucción acaecida en el año 1936 desapareció el retablo mayor que José de Escobar proyectó en el año 1702 para la Iglesia de San Román y en el presbiterio del popular templo sevillano quedaron una pintura mural del Tánsito de San Román, así como los padres de la Iglesia en las pechinas y tres escenas pictóricas en las paredes laterales: la Adoración de los Pastores, la Cena de Emaús y la Última Cena.

La primera idea a la hora de proceder al acondicionamiento del presbiterio en la posguerra fue la de suprimir estas pinturas, colocar en su centro al Crucificado de la Reconciliación -interesante imagen del siglo XVII que procede del Convento de la Paz-, a un lado la efigie de San Román y a otro la Milagrosa que labrara el imaginero Antonio Castillo Lastrucci. Finalmente, se optó por desmontar la Capilla del Asilo Virgen de los Reyes y tres de sus retablos, así como varias pinturas, fueron a parar a la Parroquia de San Román.

El retablo mayor está fechado en el primer tercio del XVII, tiene dos cuerpos y ático. El banco es bastante posterior, del siglo XX, combinando la madera dorada y los espejos. El primer cuerpo de la pieza tiene en su calle central un camarín de madera forrada con damasco rojo donde aparece una bellísima Virgen con el Niño del XVIII, de autor anónimo. La talla mariana, sobre peana dorada en oro fino, mide aproximadamente 130 cm y es de gran calidad aunque presenta una policromía y estofados en el ropaje bastante discretos. Tanto la Madre como el Hijo que lleva en sus brazos poseen interesantes coronas de plata decoradas con rocalllas.

Al lado izquierdo de la Virgen se halla San Rafael, mientras que San Fernando se sitúa a la derecha. Ambos son piezas del siglo XIX. La embocadura de sus camarines es cuadrada y primitivamente estaban en ellos dos pinturas, actualmente desaparecidas. Por último, el segundo cuerpo queda presidido por el titular del templo, figurando a sus lados sendas pinturas que representan a San Sebastián y San Roque, y el ático del retablo queda rematado por La Trinidad al centro y a los lados las virtudes cristianas de La Esperanza y La Fortaleza.

 

Fotografía del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla

 

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