LA ALEGORÍA DEL PELÍCANO

02/11/2010


 

 

 

Basada en parte en la fusión de dos pasajes bíblicos con un salmo penitencial, la conexión entre la alegoría del pelícano que se abre el pecho con el pico para alimentar y revivir a sus crías y la figura de Cristo redimiendo a sus seguidores a través de su sacrificio en la cruz, era bien conocida y común en el arte y la literatura de la Edad Media.

Las versiones de la leyenda del pelícano varían dependiendo de su fuente. En todo caso, antiguamente se creía que los pájaros poseían el poder de resucitar a sus hijos mediante su propia sangre. Ello acabó considerándose una inmolación similar a la de Jesús, de ahí que la figura del pelícano alimentando a sus polluelos se convirtiera en un símbolo cristológico relacionado con la misericordia, la caridad y el perdón postulados por el cristianismo.

 

 

 

En el imaginario medieval existía también una estrecha relación entre la sangre y la leche materna, de ahí que las madres lactantes fuesen comparadas con la figura del pelícano y frecuentemente, por extensión, a Cristo. Es por ello que la virtud cristiana de la Caridad sea recreada como una madre lactante en alusión a la piedad del pelícano.

En España uno de los simulacros más famosos de la alegoría del pelícano lo encontramos en la procesión de la Cofradía del Amor de Sevilla, procesionando a los pies del Crucificado labrado por Juan de Mesa. Se trata de una talla realizada por el escultor e imaginero utrerano Francisco Antonio Ruiz Gijón, labrada en el año 1694.

 

 

 

Recientemente, el joven artista Ramón Martín ha realizado en madera de cedro real barnizada y patinada otra muestra de esta representación alegórica del amor divino para la Cofradía de los Dolores de El Viso del Alcor (Sevilla). Mide 55 cm y posee piedras preciosas incrustadas y gotas de cristal fundido para imitar a la sangre.

En las fotografías que acompañan la noticia aparece esta obra de Ramón Martín, tallada para conmemorar el Cincuenta Aniversario de la llegada a El Viso del Alcor del Crucificado del Amor, talla manierista del siglo XVI que comparte con su homónima de la capital hispalense tanto la advocación como la iconografía que la rodea.

 

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