SAN PEDRO NOLASCO VISTO POR ZURBARÁN

Arsenio Moreno Mendoza y Rafael Serra (11/05/2009)


 

 

En los primeros años del siglo XVII, fruto del impulsivo empeño de Fray Alonso de Monroy, General de la orden de la Merced Calzada desde 1602, son acometidos los trabajos de renovación total de su Casa Grande de Sevilla bajo la dirección del arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera.

Para el Claustro Grande (entre 1600 y 1611), Alonso Vázquez y Francisco Pacheco habían ejecutado un amplio programa pictórico con historias de la fundación de la Orden y su labor redentora de cautivos. Ahora le tocaba el turno a la decoración del Claustro del Refectorio. Esta empresa pictórica, la de ilustrar el segundo claustro con 22 cuadros que narraran la biografía de San Pedro Nolasco, es encomendada por Fray Juan de Herrera a Zurbarán. El pintor, en esta ocasión, se compromete a cumplir los dictados iconográficos de la Orden, siguiendo en todo momento las instrucciones del padre comendador, para lo cual vendrá a Sevilla en 1628.

Son 12 las pinturas existentes en el claustro que nos describen las crónicas más antiguas. A la mano del artista pertenecen, de un modo indiscutible, La aparición de San Pedro crucificado a San Pedro Nolasco (F1) y La visión de San Pedro Nolasco (F2), ambos en El Prado; también La partida de San Pedro Nolasco para Barcelona (Academia de San Marcos de México), La leyenda de la campana (Cincinatti Museum), La rendición de Sevilla (Colección Duque de Westminster), o El Nacimiento de San Pedro Nolasco (Museo de Burdeos).

Otros, como San Fernando entregando la imagen de la Virgen de la Merced, Muerte de San Pedro Nolasco, Milagro de la barca y La Aparición de la Virgen en el coro, atribuidos durante muchos años a Francisco Reyna, son obra del pintor cordobés Juan Luis Zambrano. En los lienzos de este ciclo existe un grado de participación del taller indefinido y amplio. Algunos, como La leyenda de la campana, La rendición de Sevilla, o La visión de San Pedro Nolasco, están firmados; otros no. Ello no altera la irregularidad de la serie.

De todos éstos, tal vez sean los dos lienzos de El Prado aquellos en los que de un modo más fiel se muestran las líneas generales de la mejor pintura zurbaranesca, y ello a pesar de sus notables errores. En ambos aparece el portentoso muestrario de telas tan característico en la más inolvidable producción monástica del maestro.

Es posible que Francisco de Zurbarán nunca llegara a realizar los 22 cuadros claustrales que figuran en el encargo inicial. También es más que probable que, en cambio, realizara para el convento los retratos de personalidades ilustres de la orden destinados a decorar la biblioteca y la llamada "Sala de Láminas". Finalmente, para la Sala de Profundis, el maestro de Fuente de Cantos (Badajoz) pintará una de sus obras más sublimes: su Martirio de San Serapio (Wadsworth Atheneum de Hartford), firmado en el año 1628.

Según la tradición cristiana, a San Pedro Nolasco, padre confesor, cuya festividad celebra la Iglesia Católica cada 13 de mayo, se le apareció la Virgen en Barcelona con el fin de inspirarle la fundación de la orden de la Merced para la redención de cautivos. Santo esclarecido en virtudes y milagros, murió en el año 1256. La Orden sacó unos 70.000 cautivos cristianos de las mazmorras africanas.

 

 

FUENTES: MORENO MENDOZA, Arsenio. Zurbarán, Madrid, 1999, pp. 9-11.

 

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