LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN POR BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO

08/09/2022


 

 

Esta obra del pintor sevillano se encontraba en la capilla de la Concepción Grande de la catedral sevillana hasta que fue ofrecida al mariscal Soult por Juan de Pradas, presidente del cabildo catedralicio de Sevilla, por carta del 18 de agosto de 1810, siendo este "regalo" parte de la solución al conflicto que, durante la ocupación francesa, enfrentó al rey José (José Bonaparte, rey de España entre 1808 y 1813) con el clero de la catedral sevillana, durante el cual Soult habría intervenido a favor de los canónigos.

Pintado hacia 1660 por Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) para la mencionada capilla, este óleo sobre lienzo de 179 x 349 cm posee una ambiciosa composición gracias a la cantidad de figuras que se mueven en la típica diagonal de profundidad del Barroco con un estilo inconfundible. Al dominio del dibujo, de la composición y de los más sutiles aspectos del escorzo se une aquí la ternura femenina de todos los rostros que componen la escena, de sus cuerpos en movimiento, etcétera.

Aunque algunos expertos la consideran de la escuela de Murillo, sin embargo los anteriores caracteres, unidos sobre todo al misterioso y apropiado tratamiento de la luz, que tiñe los colores con un baño cálido que solo el maestro sabía imprimir a sus obras, demuestran la intervención de su propia mano en la monumental pintura. Los niños y los ángeles no podían faltar en el primer término del lienzo, donde el espectador puede advertir con más precisión la gracia la dulzura de sus gestos y la gracia de sus movimientos.

Una vez llevada por Soult a Francia, el mariscal encargó su restauración al pintor Alexis-Nicolas Pérignon. Consta que Soult la ofreció, junto con otros siete cuadros de Murillo, al marchante londinense William Buchanan para su venta en beneficio de las colecciones reales inglesas. También sabemos que, finalmente, la Natividad de la Virgen acabó con otras piezas en la colección de los condes de Grimberghe en Bruselas.

Tras la muerte de los aristócratas, el cuadro fue comprado por Napoleón Héctor Soult, duque de Dalmacia e hijo del mariscal Soult. Fallecido el duque, fue cedida por sus herederos al Estado francés en julio de 1858, junto con otros cuatro cuadros de Murillo, Herrera y Zurbarán con el fin de pagar una deuda estatal, acabando en octubre del mismo año en las colecciones del Museo del Louvre de París, donde actualmente permanece.

 

 

FUENTES

Con información del Museo del Louvre de París.

BALLESTEROS ARRANZ, Ernesto. Murillo, Madrid, Hiares, 2015, p. 29.

 

 

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