RESTAURACIÓN DEL INAH. CRISTO QUEMADO

04/09/2009


 

 

Su rostro refleja el sufrimiento y el cansancio del calvario, pero también el "dolor" causado por las quemaduras de segundo y tercer grado que padeció hace más de 70 años, cuando un descuido provocó que una vela incendiara sus vestiduras y dejara en su "piel" huellas irreversibles que ahora forman parte de su historia.

Se trata de una talla en madera del siglo XVIII que representa a Cristo en una de sus tres caídas camino al Gólgota. En su "epidermis" se observan los estragos del incendio que le dejó gran parte del cuerpo carbonizado, y que hoy especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) restauran para devolverle su esplendor. "No habíamos tenido antes una pieza con este tipo de daños, y con tal grado de calcinación, son pocos los casos conocidos por lo que esta labor ha representado todo un reto", señala Fanny Unikel Santoncini, responsable del Taller de Escultura Policromada de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), lugar donde se realiza la intervención de la obra novohispana.

Perteneciente al Templo de Santa Lucia Mártir, en el municipio mexicano de Jonacatepec, en Morelos, la talla presenta lesiones en la mayoría de su policromía, en la madera que conforma el tórax y que quedó carbonizada, así como en parte de la cruz que carga, que también fue alcanzada por las llamas. "El incidente pudo haber sucedido por una veladora que le colocaron debajo de su pecho, debido a que está en una posición inclinada. Como se trata de un Cristo para vestir, la flama alcanzó la ropa y produjo el incendio de la talla desde su parte baja y se propagó hacia arriba, incluso alcanzó la cruz", detalló la restauradora. "No sabemos a ciencia cierta en que fecha ocurrió el accidente. Por entrevistas, los ancianos de la comunidad nos han dicho que desde que eran niños la escultura ya estaba así, es decir, desde hace más de 70 años", explica la restauradora, luego de referir que tras los daños del incendio, la pieza fue guardada en el coro de la iglesia.

La obra novohispana de mediano formato y un peso superior a los diez kilos, fue enviada a Ciudad de México para su atención, luego de que maestros y alumnos de la ENCRyM estuvieran una temporada en Jonacatepec para efectuar la restauración del retablo mayor, y detectaron el mal estado y abandono del Cristo. "Como medidas urgentes, a su llegada al taller en enero pasado, comenzamos con su limpieza y un proceso de consolidación que ha sido la parte más difícil, por tratarse de madera carbonizada", explica la "cirujana".

 

 

Especialistas en química, biología, historia, diseño, iconografía y restauración, conforman el equipo que se ha dado a la tarea de volver a poner en valor la pieza. Asimismo intervienen alumnos de la ENCRyM dirigidos por los maestros Luis Amaro, Mercedes Murgía y la propia Unikel Santoncini.

A lo largo de seis meses, la labor se ha centrado en consolidar las partes calcinadas. "Ha sido un proceso difícil, porque cuando se trata de madera sana hay cohesión entre las partes estructurales, además de la celulosa que hacen que ésta tenga solidez; sin embargo, en el caso del carbón se carece de conexión entre las partículas y comienza a desprenderse, lo que redunda en la deformación de la figura", detalla la especialista al pormenorizar que, para dar firmeza a las partes calcinadas, se inyectó un material adhesivo que a su vez permite unir éstas con la madera sana. Dicho procedimiento se logró determinar luego de unas pruebas que permitieron precisar los materiales idóneos que cumplieran con tal función. "En estos momentos ya se puede tocar la escultura sin que se pulverice el carbón, y también ya concluimos su limpieza", refiere la restauradora.

Unikel Santoncini adelantó tambié que todavía falta por atender la parte de la policromía y el resane de faltantes, no obstante las partes quemadas seguirán teniendo ese aspecto, aún tras haber culminado la restauración. "Porque el retirarlas y restituirlas sería una falsificación, y también implicaría querer anular parte de su historia", sentenció. De este modo se volverá a tener una vista completa de la obra, es decir de una unidad, a pesar de las "cicatrices" por quemadura. La intervención del Cristo Quemado se prevé concluirla a finales del año para devolverla a la comunidad, donde se espera pueda volver al culto público de antaño.

Por otra parte, la profesora de la ENCRyM indicó que en el Taller de Escultura Policromada también se restaura una talla de madera con la imagen de San Juan Evangelista, procedente del mismo templo y estaba igual de abandonada. La obra, que se estima anterior al siglo XVIII, presenta graves deterioros provocados por el ataque de insectos xilófagos. "Tiene muchos orificios que ya fueron resanados mediante un proceso de relleno con una pasta, que ha permitido consolidarla", expresó. Asimismo, se logró unir la parte derecha del cuerpo que se había desprendido totalmente. Aún se encuentra en curso el trabajo de resane, reintegración y de restitución de un brazo. Entre las peculiaridades de esta escultura en relieve está su forma plana. "Según la hipótesis, se cree que estuvo adosada a un retablo o a alguna estructura mayor", concluyó la restauradora.

 

 

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