EL NIÑO CAUTIVO DE LA CATEDRAL DE MÉXICO
03/02/2025
La imagen fue realizada en Sevilla hacia 1620 y se atribuye a Juan Martínez Montañés. Es una pequeña escultura en madera tallada y policromada que regularmente se encuentra en la capilla de Nuestra Señora de la Antigua, de la Catedral Metropolitana o de la Asunción de Ciudad de México. Su nombre del Niño Cautivo se le otorgó porque, durante su viaje de España a México, cayó en manos de piratas del Mediterráneo y estuvo secuestrado junto con su portador, el racionero Sandoval de Zapata, hasta que en 1622, tras el pago de un rescate en oro, arribó a la Nueva España y pasó a recibir culto en la Catedral Metropolitana. Durante los siglos posteriores, al Niño Cautivo se le ha pedido por los niños desaparecidos, ausentes, raptados o en malos pasos, pero no fue hasta principios de 2000 cuando se le comenzó a venerar como intercesor por la salud de los secuestrados, a efecto de que regresaran bien a sus hogares, de ahí el atributo del grillete que lleva. Aunque la Iglesia no ha otorgado oficialmente dicho patronato al Niño, ello no ha impedido que la fe popular lo haya tomado como benefactor de quienes se encuentran en dichas circunstancias. Es tradición regalarle juguetes cuando se concede la petición. No cabe duda que esta imagen sigue el modelo del Niño Jesús que Martínez Montañés realizó en 1606 para la Pontificia e Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento del templo parroquial de Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla. Con este Niño representado extendiendo las manos repartiendo bendiciones, Montañés penetra hasta lo más hondo del tema, de forma que el pequeño Jesús no es un pretexto para llevar a cabo una maravillosa figurita infantil, sino que está interpretado con honda emoción religiosa. El extraordinario éxito comercial del Niño sevillano del Sagrario hizo que el propio Montañés y, sobre todo, sus oficiales lo replicaran y versionaran constantemente. Así lo exigía la alta demanda de numerosos clientes en parroquias, conventos u oratorios privados, tanto en Andalucía como en América. De esta forma, a partir del referido prototipo, o de bocetos del maestro, los discípulos ejecutaban piezas con más o menos destreza y fidelidad a los mismos, empleando materiales diversos como la madera, el plomo o el barro cocido (terracota), posteriormente policromados. Aunque no fueran de la mano de Montañés, eran y siguen considerados de su producción. |
Foto: Agencia MANL
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