SAN CRISPÍN DE ECIJA (SEVILLA). UNA PROBABLE OBRA DE JUAN DE MESA

José Carlos Pérez Morales y Álvaro Dávila-Armero del Arenal (15/11/2009)


 

 

En la Parroquia de Santa Cruz, en la localidad sevillana de Écija, sobre un pedestal, se ubica una escultura de bulto redondo que representa a San Crispín. Este santo, obispo de Écija, fue decapitado. La diócesis de Écija, tan pujante en el siglo III con la sangre de San Crispín, fructificará con prelados como Gaudencio en el siglo VI, Pelagio y San Fulgencio en el VII y Teodulfo y Arludio en el VIII. En la placa identificativa de la escultura puede leerse "probable taller de Juan de Mesa", situándola en el amplio marco cronológico del siglo XVII e informando que la policromía posiblemente fuera modificada posteriormente a su hechura original. Muy valiosas son las aportaciones que los historiadores José Hernández Díaz, Heliodoro Sancho Corbacho y Alejandro Collantes de Terán, nos otorgan acerca de esta imagen. Citan textualmente "En el último retablo, neoclásico, un Calvario del siglo XVIII y la escultura de San Crispín del primer cuarto de la centuria anterior".

Según consta en el Libro de Acuerdos Capitulares de 1609-1610, custodiado en el Archivo Municipal, "la Ciudad cometió a los Sres. Don Alonso de Zayas Alcalde mayor y Diego de Ayllon Santisteban jurado, para que hagan aderezar la imagen de San Pablo y de San Crispino Santos bienaventurados cuyas festividades hace la Ciudad poniéndolas en toda perfección y que el mayordomo de propios dé para ello los maravedís que montare...". Asimismo en el Libro de Actas Capitulares referente a los años 1603-1605, se acuerda el traslado procesional, en el primero de los años referidos, de la imagen de San Crispín desde Santa María a Santa Cruz.

A pesar de estos reveladores testimonios acerca de la imagen que nos ocupa, tras su detallada contemplación, cuesta creer que se trate de una hechura de comienzos del siglo XVII pues, en base a las actas citadas, debería ser anterior a 1603. En cabildo de 21 de agosto de 1609 se acuerda aderezar las imágenes de San Pablo y San Crispino. Si comparamos las esculturas a las que esta documentación hace referencia, vemos que sus estilos distan mucho. No se poseen noticias de que las realizaciones se ejecutaran a la vez; sin embargo, una efigie que se data entre 1600-1603 es poco probable que, pocos años después, tenga que ser aderezada, lo que nos induce a una fecha de ejecución todavía anterior. La figura de San Pablo apoya nuestras tesis ya que, hoy al culto en la Parroquia de Santa Bárbara, filial de Santa María, se conoce su ejecución en 1575 de manos del artista ecijano Salvador Gómez de Navaja. La representación del santo, portando libro y espada con su iconografía tradicional, se aleja de la del venerado en el primer pilar del Evangelio del templo de Santa Cruz.

Cabe, sin duda, que se trate de un error en la identificación de la propia imagen, más aún sabiendo que en la propia Iglesia de Santa María se conservan efigies de San Crispín y San Fulgencio. De igual modo, no podemos dejar pasar, como bien refiere el historiador Antonio Martín Pradas, que la sillería de coro de la principal parroquia astigitana se debe a los vecinos de Écija Juan de Mesa y Andrés Díaz, que la realizaron entre 1628-1632. Puede ser que esta casualidad de artistas homónimos pueda inducir a error, aunque se sabe que, además del autor de esta sillería de coro, existen otros "Juanes de Mesa" trabajando en el ámbito provincial cordobés en las mismas fechas de la producción del insigne imaginero. De todos modos, al incidir en la denominación "taller de Juan de Mesa" y encuadrar la obra en el primer cuarto del XVII, se hace referencia al maestro cordobés.

 

 

Una vez realizadas las pertinentes puntualizaciones, los que esto suscriben acercan la efigie de San Crispín al quehacer del escultor e imaginero cordobés Juan de Mesa realizándose, para ello, las obligadas comparaciones con otras obras del artista. La imagen mide 188 cm de altura. Se nos presenta ataviado con ropajes obispales y tocado por la mitra. Su cuello adquiere una violenta curvatura hacia delante que, conjuntamente con la expresividad de su rostro, le confieren un majestuoso empaque sagrado. Se atisba una gran llaga que actúa como símbolo de martirio, ya que este obispo fue perseguido y degollado. En base a fotografías antiguas, y según comentan los oriundos de la parroquia, ostentaba una gran daga inserta en la citada llaga sangrante; parece ser que una vez fue lígnea o metálica y, posteriormente, de material sintético. Sostiene con su maltrecha mano izquierda un báculo mientras que la derecha se posa suavemente sobre el pecho con sugestiva e íntima sutilidad. Capa, sotana y túnica interior ostentan un tipo de pliegues muy personal, propia de las diferentes telas. La amplitud de la primera se contrapone con la verticalidad de los de la sotana, mientras los de la túnica descansan de manera natural sobre la superficie, dejando entrever parte del calzado pie derecho.

El 9 de octubre de 1615, Juan de Mesa se compromete con el padre fray Alonso de la Concepción, comendador del convento de San José de la villa de Fuentes de Andalucía (Sevilla), regentado por la orden de mercedarios descalzos, para realizar una hechura de San José con el Niño de la mano, cuya carta de pago se firma a 23 de mayo de 1616. Sin embargo sabemos que se entregó a finales de noviembre de 1615, como se refería en el documento contractual, y que, así mismo, adquirió en febrero tres trozos de madera de cedro. Es probable que existiera un contrato verbal entre los dos antes de la firma oficial del documento; de ahí la premura en la ejecución de la obra, la cual debía hacer íntegramente de su mano. La siguiente obra la firma el 1 de diciembre de 1617, esta vez conjuntamente con el pintor de imaginería Blas Martín Silvestre para otro comitente, Antonio López de Calatayud, contador juez oficial de la Casa de la Contratación de las Indias de Sevilla. Se trata de un simulacro de San Blas, con el fin de ostentar la titularidad del retablo mayor de la iglesia homónima. Aún más, aproximadamente un mes después, el 11 de enero de 1618, vuelve a comprometerse, esta vez con el prior del hospital sevillano advocado de la Paz, fray Juan de Contreras, para la ejecución de un San Carlos Borromeo.

Estas esculturas, San José, San Blas y San Carlos Borromeo se conservan en buen estado y sus composiciones y tipologías van a ayudarnos a relacionar al obispo astigitano al quehacer del cordobés. Acudiendo al obligado referente gráfico podrá comprobarse, sin lugar a dudas, que el atuendo de San Crispín está íntimamente relacionado con los de San Blas y San Carlos Borromeo, y el plegado inferior de sus ropajes puede corresponderse con el del San Nicolás de Tolentino que Mesa ejecutó para el capitán Andrés Marín y que hoy se conserva en el venezolano Museo Arquidiocesano de Mérida. Al igual que el obispo de Sebaste, San Crispín resguarda sus manos mediante guantes, siendo la derecha la más interesante. En estos años, Juan de Mesa realiza un ademán similar al de dicha mano en el referido San José de Fuentes y en el San Carlos Borromeo.

La amplia cronología que los investigadores han adscrito a la escultura, a tenor de la afinidad estilística con las obras expuestas, puede ceñirse un tanto para situar su ejecución entre 1616 y 1619. Por tanto, la efigie de la que se habla en los mencionados Libros del Archivo Municipal no sería la misma que hoy se ubica en Santa Cruz.

 

 

Nota de La Hornacina: Extracto del artículo "El Maestro de las Atribuciones",
publicado en Pasión por Córdoba Cofrade, nº 2, 2008, pp. 5-11.

 

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