FLUIDO

24/06/2012


 

 

Per Barclay (Oslo, 1955) conquistó en los años 90 la escena internacional con un trabajo a caballo entre la fotografía, la escultura y la instalación. Sus instalaciones, incluyen casi siempre líquidos y arquitecturas o contenedores escultóricos, realizadas en interiores y exteriores de edificios, intervenidos con elementos líquidos como el agua o el aceite; y la fotografía, a veces como registro de sus intervenciones, a veces concebida como escultura, son las dos vertientes principales sobre las que trabaja.

Bajo la influencia del también artista noruego Edvard Munch, mientras estudia en Bergen, comienza a trabajar con los conceptos de tensión y dramatismo que están en la base de sus obras. En 1979 deja Noruega para emprender su formación en Italia. Primero en Florencia, donde estudia diseño y fotografía, en 1981 se traslada a la Academia de Bolonia y dos años más tarde a la de Roma. Después de pasar por Nápoles se marcha a Turín donde entra en contacto directo con los artistas del arte povera. Sensible al patrimonio artístico italiano estetiza y suaviza sus obras durante este periodo. Tras vivir en París, en la actualidad reside entre Turín y Oslo.

Su trabajo no puede calificarse como "fotográfico" en el sentido convencional del término, aunque la fotografía sea su faceta más conocida. "No me considero un fotógrafo, y, desde luego, las cuestiones de índole técnica no me interesan en absoluto. Lo que me atrae de la fotografía es el sentimiento de realidad que produce, su capacidad para captar un instante, algo que está realmente ahí". Sus fotos pueden ser leídas como esculturas.

En la línea del conceptualismo, Per Barclay utiliza diferentes soportes expresivos: interiores inundados de líquidos, casas, instalaciones sonoras, formas hinchables, digitalizaciones fotográficas murales..., en el desarrollo de una obra que gira alrededor de una preocupación fundamental: el espacio.

Los sentimientos de amor, ansiedad, violencia o muerte, claves de la vida del hombre, son también constituyentes de la obra de Per Barclay, quien afirma: "El efecto de mi obra es que uno queda siempre en el exterior, la obra no le permite entrar. Esto, crea una sensación de ansiedad y produce cierta violencia, es lo que intento expresar en mi trabajo, la idea de extrema violencia que existe en la sociedad contemporánea".

 

 

El uso de espacios arquitectónicos reflejados en un líquido que actúa como un espejo es un elemento recurrente en su práctica artística. Lugares que producen imágenes, jugando con el contraste y la ambigüedad. Su primer interior inundado (Oil Room o Chambre d’Huile) data de 1989, Lokaal 01. El artista cubrió con aceite de motor el suelo de los aseos de una fábrica abandonada en Breda, Holanda. Al inicio, estos interiores sólo existían para ser fotografiados. La ausencia del hombre es una constante. En estos trabajos, Barclay investiga el potencial óptico de los reflejos arquitectónicos en agua, vino, leche o aceite de motor, creando una superficie reflectante que modifica y altera los espacios, haciéndolos inaccesibles e inalcanzables. Sus obras producen ansiedad pero también deseo, ya que el espectador siente la necesidad de descubrir las profundidades del "otro" espacio. Muchas de sus intervenciones sólo pueden percibirse de forma efímera o desde un punto de vista. Como en las fotos, el observador está obligado a adoptar una posición concreta. Puede mirar sólo desde un punto determinado y se sitúa siempre en el exterior.

La instalación que se muestra en el CAC Málaga, FLUIDO, se ha diseñado específicamente para el lugar que ocupa. El artista interviene el espacio con un contenedor trapezoidal lleno de un líquido negro: aceite, que refleja el espacio arquitectónico que lo rodea. El aceite, es el líquido que proporciona un reflejo óptimo, evocando volumen en vez de superficie. Además es, a la vez, inquietante y bello en su reflejo perfecto de formas y profundidades. Se crea un juego entre el espacio de la habitación y el espacio ilusorio de la superficie reflectante del aceite. En esta ocasión los visitantes pueden transitar alrededor de la instalación.

FLUIDO es una intervención concebida expresamente para la sala central del CAC Málaga. Se trata de un contenedor de PVC, con forma trapezoidal de 23 metros de largo, ocupando casi la totalidad de la sala central. La estructura está pensada para que el espectador bordee su margen exterior. El artista recrea un escenario en el que el elemento dramático está presente. La incertidumbre de no saber lo que hay debajo es otro de los sentimientos que el artista quiere provocar en el espectador, que se encuentra ante una superficie que puede mirar, se puede acercar, pero que no puede tocar. En este sentido, la “cara oculta” de su instalación tiene la misma importancia que lo que queda en la superficie.

El punto de partida de su trabajo es el espacio y las formas de ocuparlo, pero los líquidos que emplea para inundar la superficie tienen una carga de simbolismo, como es el aceite industrial o la sangre. Además de los diferentes líquidos, en sus instalaciones usa soportes y materiales diversos para las estructuras, como son el cristal, el acero o la madera, y pueden estar tanto dentro de los edificios, recreando una casa de cristal con elementos suspendidos en su interior (Untitled, 1993) o en el exterior, al aire libre, en una imagen que plasma un atardecer, el paisaje, la estructura superficial que lo rodea y el color del cielo (Lofoten, 2010). "Mi trabajo quiere representar la tensión cotidiana, aquella especie de ansia que cada uno de nosotros percibe en el contraste entre belleza y confort (...)", cita Per Barclay. 

"La aparente -al menos para el espectador- sencillez de los planteamientos dados en primera instancia, que en apariencia se reducen a una dimensión de sensación estética, choca con la evidencia de una gran preparación y ajuste estructural conceptual. Esa confluencia en un mismo espacio de sencillez y complejidad resulta muy estimulante. En relación a lo conceptual como lenguaje, además, todas las obras de Barclay depositan en ese mismo espectador la semilla de una serie de interrogantes inesperados con respecto a cuestiones sobre las que no está acostumbrado a indagar. A pesar de ese juego de negaciones (temporales, espaciales...) tan presentes en sus planteamientos y que ya han sido abordados, el artista abre un vano interpretativo al espectador, dejando recaer en él toda la responsabilidad de la traducción". Comenta Iván de la Torre en el catálogo de la exposición.

 

Hasta el 4 de septiembre de 2012 en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga
(Calle Alemania, s/n) Horario: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas; lunes, cerrado.

 

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