LA VIRGEN ORANTE ENTRONIZADA DEL MUSEO DEL PRADO Y LOS REVIVALS DEL SIGLO XX

15/05/2021


 

 

En 1971 el Patronato Nacional de Museos adquiere al anticuario Ángel Lucas Villar esta estatua de una Virgen orante entronizada en alabastro policromado de reducidas dimensiones (54 x 33 cm), que en aquella época fue considerada una obra de los primeros años del siglo XVI. La escultura ingresó inicialmente en el Museo Arqueológico Nacional, hasta su llegada al Museo del Prado el 28 de marzo de 1974.

Xavier de Salas, con motivo de la publicación de las piezas adquiridas para el museo entre 1969 y 1977, destacaba que la obra conservaba parte de su policromía en la cara y manos, el pelo dorado y los bordados que decoraban el manto y las mangas. También se reconocía en aquel momento la calidad mediocre del alabastro en que estaba esculpida, sin duda alguna de origen español. Por ello, en la citada publicación se atribuía la escultura a alguno de los maestros del grupo burgalés activo a principios del siglo XVI. El principal valor artístico que entonces se le otorgó fue el de ser un buen ejemplo del arte que se cultivaba en Castilla en el arco cronológico inmediatamente anterior a la entrada de las formas del Renacimiento.

Posteriormente, Ángela Franco Mata, en su artículo sobre la escultura medieval en el Museo del Prado, publicado en 1997 en el Boletín del Museo e Instituto Camón Aznar, incluía la obra dentro del panorama escultórico hispano de finales del gótico. Con los medios disponibles entonces, la atribución se basó en la relación formal que se apreciaba, especialmente en la disposición de sus rodillas, con respecto a otros modelos del siglo XV. Del mismo modo, la túnica de la Virgen orante entronizada parecía seguir la moda de la segunda mitad del siglo XV que se prolonga hasta 1500.

La obra se trasladó al taller de restauración de escultura para su tratamiento en octubre de 2017. Tras una primera inspección visual se observó la falta de calidad en la ejecución para una pieza catalogada como del siglo XV, desde el punto de vista de la policromía, de la calidad del material escogido y de la manera en la que estaba labrado, que se hicieron mucho más evidentes según progresaba el tratamiento de limpieza al que se somete a la pieza. Se procedió a la toma y análisis de micromuestras de la policromía por el laboratorio de materiales del Museo del Prado, que confirmaron las sospechas de su falta de autenticidad.

El resultado de esta investigación se iba a hacer público entre el 24 y 25 de junio de 2021, en el congreso internacional especializado en la materia, "Alabaster as Material for Medieval and Renaissance Sculpture", convocado por el Museo del Louvre de París, conclusiones que se anunciaban en el "abstract" presentado al efecto al comité científico del congreso. Sin embargo, las consecuencias derivadas de la pandemia han provocado el aplazamiento de dicho congreso hasta el próximo año 2022.

En el pasado siglo XX, fecha a la que pertenece la Virgen orante entronizada, especialmente durante sus primeras décadas, era habitual entre los artistas la ejecución de revivals o creaciones que rememoraban épocas anteriores, unas creaciones que casi podemos calificar de arqueológicas, cuyo acabado al estilo románico, gótico, renacentista o barroco era tan perfecto que llevaba como en este caso a confusiones.

Otros ejemplos los encontramos en varias tallas del Museo de Bellas Artes de Sevilla, que se creían románicas y góticas, o en piezas de escultores como Gonzalo Bilbao o Juan de Ávalos, quien reclamó la autoría de muchas obras suyas que circulaban bajo la autoría de Mena u otros grandes artistas anteriores. Por otro lado, el llamado Barrio Gótico de Barcelona solo posee un 10% de originales góticos, siendo el resto reconstrucciones neogóticas llevadas a cabo entre los siglos XIX y XX que han sido confundidas por lo conseguido de su reproducción.

 

 

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