MADAMA BUTTERFLY Y LA ATRACCIÓN POR JAPÓN

25/06/2017


 

 
 

Retrato del actor Ichikawa Danjuro o VII en el papel de Benkei luchando contra Yoshitsune

Utagawa Kuniyoshi
Hacia 1830
Xilografía en color sobre papel
28,8 x 22,9 cm
Museo Sorolla

 

El 20 de noviembre de 1907 se presentó en el Teatro Real de Madrid la ópera Madama Butterfly, de Giacomo Puccini. Ahora, cuando se cumplen 110 años de la representación, y coincidiendo con una nueva programación de la ópera en el Teatro Real, el Museo Thyssen-Bornemisza organiza una pequeña exposición para situar aquel estreno en el contexto de la moda japonista que recorrió gran parte de Occidente en el último tercio del siglo XIX, y de la que Madrid también fue partícipe. La muestra cuenta con el mecenazgo de JTI.

Madama Butterfly y la atracción por Japón. Madrid, 1868-1915 se propone acercar hasta el próximo 27 de agosto la ópera de Giacomo Puccini al público, a través de medio centenar de pinturas, carteles, estampas, porcelanas, fotografías, complementos de moda y libretos teatrales procedentes del Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo ABC de Dibujo e Ilustración, el Museo de las Artes Escénicas del Institut del Teatre y el Centro de Documentación y Archivo de la SGAE, entre otros museos y colecciones.

 

 
 

En las montañas de Tôtomi

Katsushika Hokusai
1831-1833
Estampa
25,2 x 36,5 cm
Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid

 

Tras casi dos siglos y medio de aislamiento, a mediados de la década de 1850 Japón se vio forzado por Estados Unidos a abrir sus puertas a Occidente. Tal cambio de rumbo en la política japonesa desencadenó profundas tensiones internas que propiciaron la restauración del poder imperial durante la Era Meiji (1868-1912). Un poco antes, la fuerte impronta cultural de Japón se empezó a notar ya en Occidente a través de su participación en las Exposiciones Universales de Londres (1862) y París (1867).

James McNeill Whistler, Édouard Manet o Claude Monet fueron de los primeros artistas en sentir la fascinación por el arte japonés, lo que influyó de manera determinante en el curso del arte moderno. Entre los pintores españoles, Eduardo Zamacois y Mariano Fortuny, activos ambos a finales de la década de 1860 y comienzos de 1870 en París, sintieron también una temprana atracción por el arte japonés. Muy próximo a Fortuny, Raimundo de Madrazo participó igualmente de esta pasión japonista introduciendo a veces en sus cuadros motivos orientales como biombos, parasoles o cojines, como en La lectura (Aline Masson, hacia 1880-1885).

 

 
 

Cortesanas en el teatro

Tsunoda Kunisada
1815-1820
Estampa
38 x 25,5 cm
Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid

 

También en Madrid, las clases altas mostraron pronto interés por los objetos de Japón, reemplazando el papel que hasta entonces habían jugado las chinoiseries como símbolo de distinción social. Gabinetes y salones japoneses se pusieron de moda en palacios y mansiones nobiliarias de fin de siglo, como el del palacio de Santoña, la residencia de Cánovas del Castillo o el palacete de Eulalia de Borbón. Incluso el restaurante Lhardy dispuso de un salón japonés, conservado a día de hoy.

Dentro de un coleccionismo de carácter más enciclopédico, también el marqués de Cerralbo atesoró en su palacio madrileño armas, armaduras y otros objetos japoneses adquiridos en subastas celebradas en París, como el juego de recipientes Jubako. Afincado en Madrid desde 1889, el pintor valenciano Joaquín Sorolla contó asimismo en su colección personal con varias obras de origen japonés, entre las que se encontraba un magnífico álbum de grabados surimono que se muestra en Madama Butterfly y la atracción por Japón. Madrid, 1868-1915. Fruto del coleccionismo privado, en la segunda década del siglo XX ingresaron en el recién creado Museo Nacional de Artes Industriales (actual Museo Nacional de Artes Decorativas) diversas estampas y libros, donación del ingeniero y arquitecto Juan Carlos Cebrián, algunos de los cuales se exhiben en la muestra.

 

 
 

Kosima y Kenko

Joaquín Xaudaró
1904
Acuarela y gouache sobre papel
12,2 x 21,5 cm
Museo ABC de Madrid

 

El interés por el País del Sol Naciente aumentó a finales del siglo XIX y comienzos del XX, fruto de la Exposición Universal de Barcelona de 1888 y de las noticias de las guerras sino-japonesa (1894-1895) y ruso-japonesa (1904-05). Las costumbres y modos de vida nipones se hicieron más populares, así como su arte, y pintores activos en Madrid reprodujeron en pinturas, carteles e ilustraciones motivos nipones.

La atracción por Japón alcanzó también el mundo de la moda. Abanicos y sombrillas, como los que se presentan en la muestra, fueron los principales complementos nipones que se utilizaban, además del kimono, cuyo uso fue frecuente en el ámbito privado. La reina regente María Cristina y su hijo Alfonso XIII fueron representados ante el monte Fuji en dos rollos a modo de kakemono: La reina María Cristina ataviada como una dama japonesa (hacia 1894) y Alfonso XIII niño ataviado como un shogun (hacia 1894).

Por otra parte, en el mundo teatral abundaron las operetas de temática japonesa como Ki-ki-ri-ki (1889), La taza de té (1906) o Abanicos japoneses (1909). En 1901, abrió al público un local de variedades apodado "Salón Japonés", y un año después se estrenó en el Teatro Real la ópera Iris, de Pietro Mascagni.

Pero, sin duda, uno de los hitos principales del japonismo madrileño fue el estreno de la ópera de Giacomo Puccini, Madama Butterfly, en noviembre del año 1907. Precedida de su gran fama internacional, fue bien acogida por el público en una época en la que las noticias sobre el país nipón todavía eran escasas. En la muestra se exhiben, entre otros objetos, el programa de mano y la adaptación al español de la obra, además de una serie de siete figurines realizados por Joaquín Xaudaró para la representación.  

 

 
 

Crisantemas

Pedro Sáenz y Sáenz
Hacia 1900
Óleo sobre lienzo
81 x 55 cm
Diputación de Málaga

 

Por otra parte, en el mundo teatral abundaron las operetas de temática japonesa como Ki-ki-ri-ki (1889), La taza de té (1906) o Abanicos japoneses (1909). En 1901, abrió al público un local de variedades apodado "Salón Japonés", y un año después se estrenó en el Teatro Real la ópera Iris, de Pietro Mascagni.

Pero, sin duda, uno de los hitos principales del japonismo madrileño fue el estreno de la ópera de Giacomo Puccini, Madama Butterfly, en noviembre del año 1907. Precedida de su gran fama internacional, fue bien acogida por el público en una época en la que las noticias sobre el país nipón todavía eran escasas. En la muestra se exhiben, entre otros objetos, el programa de mano y la adaptación al español de la obra, además de una serie de siete figurines realizados por Joaquín Xaudaró para la representación.  

 

 
 

Escena costumbrista japonesa. Geishas

Anónimo
Hacia 1900
Fotografía coloreada
9,5 x 14 cm
Museo de las Artes Escénicas del Institut del Teatre

 

Dirección y horarios: Paseo del Prado 8, Madrid.
Lunes, de 12:00 a 16:00 horas; martes a domingos, de 10:00 a 19:00 horas.

 

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