ABANICOS DEL SIGLO XVIII EN LA COLECCIÓN LÁZARO

10/10/2014


 

 
 

La Comedia Francesa

Francia
Segundo tercio del siglo XVIII
País de vitela y papel por el reverso, varillaje de marfil con grillé y pointillé
Museo Lázaro Galdiano de Madrid

 

La muestra Abanicos del Siglo XVIII en la Colección Lázaro, comisariada por Carmen Espinosa, conservadora jefe del Museo Lázaro Galdiano, se compone de una cuidada selección de 24 piezas correspondientes a la edad de oro del abanico, elemento fundamental del adorno personal femenino, signo de distinción y de lujo.

La gran variedad de abanicos que atesoró José Lázaro a lo largo de su vida es una muestra de su incansable búsqueda como coleccionista, de meses e incluso años, para encontrar piezas con las que obsequiar a su esposa, Paula Florido, desde que la conoció en el año 1901.

Los ejemplares expuestos en Abanicos del Siglo XVIII en la Colección Lázaro constituyen un excelente repertorio que permite al visitante apreciar la evolución de este complemento femenino. Se muestran obras tempranas, del primer tercio del siglo XVIII, donde las referencias al barroco clasicista son evidentes; piezas en las que vemos cómo se va fraguando el gusto rococó que dio lugar al abanico galante, fiel reflejo de la vida refinada y placentera de los nobles y burgueses europeos del segundo tercio de la centuria; y otras de estructura sencilla, pero de calidad, que nos adentran en el estilo neoclásico y la moda Imperio.

Las pinturas de los países están realizadas sobre papel o vitela -piel de vaca o ternera, adobada y pulida-, materiales que permiten el plegado, y están inspiradas en asuntos mitológicos, históricos, galantes y pastorales. Los poemas homéricos plasmados en la Ilíada y la Odisea, unidos a la Eneida de Virgilio y Las Metamorfosis de Ovidio, fueron una fuente inagotable para los pintores de abanicos junto a las gestas de Alejandro Magno cuya figura encarnó los ideales de valor, poder y nobleza.

La pintura de los abanicos de estilo Luis XV, identificados con el arte rococó, refleja la creciente hegemonía de la mujer en la vida social, protagonista indiscutible reflejada en la diosa Venus, personificación del amor, la belleza y la fertilidad; en Juno, diosa del matrimonio y protectora de la mujer; o en Onfalia que hizo que Hércules olvidará su valentía abandonándose a los placeres del amor.

 

 
 

Alegoría de las Artes o las cuatro estaciones

Francia
Último tercio del siglo XVIII
País de tela con lentejuelas, con concha o asta, plata, madreperla y brillantes
Museo Lázaro Galdiano de Madrid

 

De la historia religiosa, habitual en abanicos del primer tercio del siglo, se escogieron relatos del Antiguo Testamento, aquellos donde la mujer desempeñó un papel fundamental como Sansón y Dalila, Salomé, Betsabé o la reina de Saba. Por otro lado, a partir del año 1750, a la literatura se unen, como fuente de inspiración para los pintores, el teatro, la ópera y el ballet.

Las pinturas de los maestros Antoine Coypel, Charles Le Brun y sobre todo las de Jean Antoine Watteau y François Boucher, creadores de la fiesta galante y de la pintura pastoral, son otro gran referente para la decoración de los abanicos dieciochescos. Esta riqueza iconográfica se muestra en los abanicos de la Colección Lázaro y queda patente en esta exposición.

Calidad y variedad están presentes en los abanicos de esta muestra, citemos como ejemplo uno francés con la representación de la Alegoría de las Artes o el italiano con una escena de toilette, que figuran entre las más ostentosas de la colección. También podemos deleitarnos con los elegantes varillajes realizados en marfil o carey con trabajo de piqué -técnica italiana adoptada en Francia e Inglaterra que consiste en la incrustación de pequeños fragmentos de oro y plata-, tallados y calados en forma de rejilla o puntos -grillé/pointillé-, a los que se añaden pequeñas láminas de madreperla, plata dorada o corlada, nácar y, en ocasiones, piedras preciosas en el adorno de las palas y en el clavillo -pasador que sujeta las varillas, las fuentes y palas, del abanico-.

La colección de abanicos, compuesta por noventa piezas, es un caso especial entre todas las que conforman la Colección Lázaro. Sus obras, explica Carmen Espinosa, son algo más que objetos de colección, fueron testigos mudos de una relación personal, la de los coleccionistas José Lázaro y Paula Florido: desde que se conocieron, en 1901, y hasta la muerte de Paula en 1932, Lázaro regaló a su esposa abanicos en dos fechas muy señaladas: el 15 de enero, día de su cumpleaños, y el 29 de junio, en que celebraba su onomástica.

Estos abanicos responden al gusto de Lázaro que se esforzó por encontrar las piezas con las que agasajar a su esposa aunque, evidentemente, existió cierta complicidad pues conocía su preferencia por la época de Luis XV y Luis XVI. Los abanicos del siglo XVIII estaban considerados, a comienzos del pasado siglo y aún hoy en los principios del XXI, como verdaderas joyas, muy buscadas y de gran valor.

 

Del 10 de octubre de 2014 al 26 de enero de 2015 en el Museo Lázaro Galdiano (Serrano 122, Madrid)
Horario: lunes y de miércoles a sábado, de 10:00 a 16:30 horas; domingo, de 10:00 a 15:00 horas. 

 

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