JORGE INGLÉS, PINTOR DEL MARQUÉS DE SANTILLANA

04/10/2022


 

 

Pocas personalidades del siglo XV castellano resultan tan atractivas como Íñigo López de Mendoza, el marqués de Santillana (Carrión de los Condes, Palencia, 1398 - Guadalajara, 1458). Noble culto y poderoso, se distinguió tanto por cultivar las letras -fue un destacado poeta e historiador de la literatura y reunió una excepcional biblioteca- como por una activa labor de promoción artística, objeto monográfico de la exposición El marqués de Santillana. Imágenes y letras, inaugurada hoy en el Museo Nacional del Prado de Madrid.

Aunque es probable que nunca viajase fuera de la Península Ibérica, las obras que encargó desde su palacio de Guadalajara revelan un personaje curioso y cosmopolita, perfecto conocedor de las innovadoras propuestas visuales que desde hacía muy poco se habían gestado en Flandes e Italia. Las pinturas que solicitó a Jorge Inglés para la iglesia del hospital de San Salvador de Buitrago de Lozoya (Madrid) o las iluminaciones de los manuscritos de su biblioteca demuestran que fue uno de los pioneros en la introducción de las novedades artísticas foráneas en Castilla.

Los libros de lujo, además de satisfacer una pasión bibliófila egoísta y solitaria, también fueron objetos que otorgaban fama y prestigio a sus propietarios. Consciente de estos valores, el marqués de Santillana recurrió a agentes y redes de intercambio que le permitieron entrar en contacto con algunos de los grandes centros de producción de manuscritos iluminados, y así emular y competir con otros distinguidos bibliófilos coetáneos, como Alfonso el Magnánimo, Íñigo Dávalos o Nuño de Guzmán. De este modo ratificó su liderazgo cultural y estético entre la nobleza castellana del siglo XV.

La iglesia del hospital de San Salvador de Buitrago fue una institución caritativa que el marqués de Santillana fundó para la salvación de su alma. En 1455 dispuso la instalación de tres conjuntos pictóricos: el Retablo de los Gozos de Santa María, en el altar mayor, y dos trípticos, uno dedicado a tres santos caballeros y el otro a tres santos franciscanos, en cada uno de los altares laterales. Su autor fue Jorge Inglés (activo hacia 1455-75), un maestro extranjero cuya atención a los valores escultóricos de las figuras, a los marcados contornos de los rostros y a una efectista iluminación le aproximan a los pintores del mundo germánico que, entre 1435 y 1450, llevaron a cabo una particular traducción de los innovadores modelos flamencos de Campin o Van der Weyden.

Dicho retablo (imagen superior) fue depositado en el año 2011 en el Museo del Prado por Almudena de Arteaga y del Alcázar, XX duquesa del Infantado, e Iván de Arteaga y del Alcázar, XV marqués de Ariza. Esta exposición lo presenta bajo nuevas perspectivas que ponen de relieve su excepcionalidad formal e iconográfica en el contexto de la pintura hispana de mediados del siglo XV.

 

 

Junto al Retablo de los Gozos de Santa María se reúnen de manera excepcional, ya que se encuentran en colecciones particulares, otras cuatro obras de Jorge Inglés, que confirman el protagonismo del marqués de Santillana en la asimilación de nuevas fórmulas pictóricas de inspiración flamenca en Castilla, como el San Jorge y el dragón (imagen superior) de la Leiden Collection de Nueva York. 

Tras los trabajos realizados para el marqués de Santillana, Jorge Inglés desarrolló una larga carrera profesional, de la que solo han llegado hasta nuestros días el Retablo de San Jerónimo de La Mejorada (Valladolid) y el retablo de Villasandino (Burgos), del que El marqués de Santillana. Imágenes y letras expone tres tablas.

Dichas tablas proceden del antiguo retablo de la iglesia de la Nuestra Señora de la Asunción de Villasandino (Burgos), realizado por Jorge Inglés hacia 1470-1480, unos veinte años después del Retablo de los Gozos de Santa María. Desmontado entre los siglos XVI y XVII, la mayoría de sus compartimentos fueron reinstalados en un retablo construido en el siglo XVIII que aún se conserva en la iglesia burgalesa; en cambio, las tres tablas expuestas llegaron en algún momento al mercado coleccionista. El ciclo de imágenes rememoraba el papel fundamental que desempeñaron la Virgen y sus padres, San Joaquín y Santa Ana, en el plan divino de salvación de la humanidad. Como en el Retablo de los Gozos de Santa María, lo presidía una talla septentrional de la Virgen con el Niño, aunque en esta ocasión sedente y flanqueada por dos ángeles.

La exposición El marqués de Santillana. Imágenes y letras es complementaria y paralela a la que, con el mismo título, también se ha inaugurado hoy en la Biblioteca Nacional de España (BNE). Ambas serán clausuradas el 8 de enero de 2023. Entre otras piezas, en la muestra de la BNE se exhiben 11 de los manuscritos más notables de la biblioteca del marqués de Santillana, algunos cerrados para poder contemplar sus encuadernaciones.

Y es que en la gran biblioteca del marqués de Santillana había manuscritos de lujo realizados e iluminados en lugares muy diversos, desde Toledo hasta Florencia. Entre los producidos en Castilla, sobresale un grupo de códices decorados por diferentes miniaturistas anónimos representantes del nuevo naturalismo de raíz flamenca. El más refinado de todos ellos es el Maestro del Paulo Diácono, con sus exuberantes orlas pobladas de animales y figuras y con sus peculiares vestimentas de pliegues quebrados para los ángeles tenantes del escudo del marqués, próximas a las diseñadas por Jorge Inglés en el Retablo de los Gozos de Santa María. Este dominio de la nueva estética septentrional también fue compartido por el Maestro de Brianda de Luna; tanto la figura del rey Juan II en la capital como la orla incluidas en la carta áulica concedida a la nuera del marqués de Santillana ofrecen claros paralelos con miniaturistas borgoñones. 

 

 

 
 
El palacio del Infantado, ubicado en la ciudad de Guadalajara, es un edificio civil de estilo gótico isabelino con elementos renacentistas que fue mandado construir por el marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza y Luna, con trazas de Juan Guas, a finales del siglo XV, si bien fue muy reformado a fines del siglo XVI. Su estilo es absolutamente hispano, aunque parte de la decoración y estructura de balcones o portadas son de corte gótico de tradición flamenca, y otros muchos elementos decorativos y la disposición de vanos en la fachada pertenecen al arte mudéjar. Destacan la fachada principal y el "patio de los leones", ambos realizados en piedra caliza de Tamajón. La fachada principal, orientada a poniente, es una de las joyas del arte gótico civil. Los elementos decorativos más destacados son unas puntas de diamante en toda la fachada. La última planta, que corona la fachada, presenta una galería corrida de balcones y garitones alternados. La puerta principal de entrada al edificio se encuentra en esta fachada, pero descentrada, situada en el extremo izquierdo, correspondiéndose con el patio interior. Está flanqueada por dos gruesas columnas cilíndricas que presentan en su intermedio sendos collarines de cordones entretejidos. El "patio de los leones", precedido por un zaguán, es de forma rectangular y se compone de doble arquería superpuesta, formada de arcos conopiales mixtilíneos en la galería baja; en la galería superior se encuentran arcos similares con un par de entrantes laterales que se complican y quiebran aún más. Las columnas que sostienen la arquería son de orden toscano. Actualmente el edificio alberga el Museo Provincial de Guadalajara, donde se depositan los restos arqueológicos encontrados en la provincia.

 

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