Les mostramos una interesante instantánea de la Catedral de León durante las importantes obras de restauración que sufrió a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El templo metropolitano leonés inició desde el año 1859 un trepidante proceso de transformación que, en poco menos de medio siglo, supuso la metamorfosis del edificio que renovó completamente su estructura y decoración.

Este colosal proceso de restauración fue posible por la nueva significación que alcanzaba la arquitectura medieval durante el siglo XIX después de abrirse camino trabajosamente hasta condensarse en estos edificios una importante carga significativa: el hito que marcó la dirección de los trabajos de restauración de la catedral de León fue la resurrección de la Catedral ideal, la búsqueda del primitivo esplendor de la arquitectura gótica.

Ante la inaplazable necesidad de intervenir en la Catedral para preservar su existencia física, el edificio se convirtió en centro de atención de las instituciones estatales y donde se producirá una incesante experimentación y profundización en el conocimiento de la arquitectura medieval. El siglo XIX dejó una fuerte impronta en la Catedral hasta el punto que es incomprensible su fisonomía y significación actual sin tener en cuenta este febril proceso de radicales transformaciones acometidas durante la segunda mitad de la centuria.

Entre las actuaciones realizadas se encuentran el desmonte de los pilastrones de la cúpula; el desmonte de la propia cúpula, brazo sur del crucero, fachada meridional y bóvedas altas; la reconstrucción de las portadas meridionales hasta la galería del triforio; la reconstrucción del brazo sur del crucero; la restauración de botareles, contrafuertes, torres de contención y arbotantes; la restauración de la galería del triforio; la restauración de las naves laterales y capillas absidiales; la restauración del pavimento, gradas y zócalos; diversas reparaciones en el coro; reconstrucción del hastial occidental del templo; la consolidación del pórtico y la reconstrucción del rosetón; la reparación de la torre de las campanas, y la pavimentación y la reparación del claustro.

Hasta la solemne reapertura del templo metropolitano, en el año 1901, pasaron por la dirección de las obras de restauración de la Catedral de León algunos de los más representativos arquitectos españoles del siglo XIX, caso de Matías Laviña, Juan de Madrazo o Demetrio de los Ríos.