Se trata de una Virgen dolorosa de pequeño formato con la advocación de María Santísima de las Angustias. Actualmente recibe culto en Linares (Jaén), si bien fue adquirida por una familia de dicha localidad, para su devoción particular, en un establecimiento de antigüedades de Sevilla capital.

Es una imagen de candelero para vestir, tallada en madera, con ojos de cristal en su mascarilla. Mide 42 centímetros de altura sin la corona. Sobre esta pieza, propia del culto doméstico, se tenían pocos datos. La Virgen conservaba su rico ajuar de estilo sevillano, compuesto principalmente por manto y saya con bordados en oro, encajes antiguos y diadema del siglo XIX cincelada en plata de ley con doce estrellas.

Recientemente fue sometida a un exhaustivo estudio por parte de una restauradora para comprobar su estado y para reponer varias pestañas, a raíz del cual se descubrió la firma del autor ("Emilio Pizarro Sevilla") en el interior de la imagen, así como que la misma conservaba la policromía, devanadera y articulaciones primitivas, por lo que estamos hablando de una escultura sacra labrada entre el último tercio del siglo XIX y la segunda década del XX que ha llegado hasta nosotros conservada en su estado original.

Emilio Pizarro y Cruz (Sevilla, hacia 1854/1920), también llamado por la historiografía cofrade Emilio Pizarro de la Cruz, fue un prolífico escultor e imaginero en la Sevilla del cambio de siglo. Para la Semana Santa de su ciudad natal realizó obras como el antiguo misterio de la Hermandad del Baratillo o las figuras del desaparecido paso alegórico del Sagrado Corazón de Jesús de la Hermandad de las Siete Palabras.

Fue Pizarro también muy activo a la hora de restaurar antiguas imágenes sevillanas en su taller de la calle Daoiz, caso de la Virgen de la Esperanza Macarena, la Virgen del Valle o la Virgen de la Amargura. En muchos casos, más que restauraciones hay que hablar de reformas integrales, hasta el punto de que obras como el Dios Hijo del paso alegórico del Sagrado Decreto (Hermandad de la Trinidad) se consideran de su autoría.

No sabemos si María Santísima de las Angustias fue un boceto de dolorosa de Pizarro para alguna hermandad de penitencia o una imagen concebida desde un primer momento por el artista para el culto doméstico o conventual. En cualquier caso, el descubrimiento de su autoría constituye una gran noticia para el mundo de la imaginería ya que se rescata una interesante obra de un importante escultor de siglos pasados.

Como hemos dicho antes, la imagen cuenta con un rico ajuar entre el que también se encuentran antiguas enaguas, ricos encajes de bruselas y al punto de aguja, prendas bordadas en oro y ricas joyas, caso de una presea repujada y enriquecida con broches y una diadema repujada por el orfebre sevillano Bernet.

La bendición de la imagen tuvo lugar el pasado 20 de octubre en el convento que las Hermanas de la Cruz tienen en Linares. No podía ser de otra manera, pues así se mantenía el carácter conventual de este tipo de efigies marianas, realizadas por autores como Emilio Pizarro para el culto privado, bien de particulares o de congregaciones religiosas como la fundada en 1875 por la religiosa sevillana Santa Ángela de la Cruz.