El San Antonio de Padua (1737) del templo parroquial de San Lorenzo Mártir en la localidad italiana de Quiliano (Savonia, Liguria) es una obra de Anton Maria Maragliano (1664-1739), inédita hasta hace solo algunos años. Fue encargado por Giovan Battista Gariglio, comerciante activo entre Génova y España, en agradecimiento por las gracias recibidas al escapar de peligros y por enfermedades curadas. La escultura fue donada a la parroquia con la condición de que fuera llevada en procesión el 13 de junio de cada año, promesa que se mantuvo hasta la década de 1950.

De tamaño natural, la figura se halla representada según la iconografía barroca que muestra la aparición del Niño Jesús al santo de origen lisboeta, quien viste el hábito franciscano de fraile menor ceñido por una cuerda con tres nudos, símbolo de pobreza, castidad y obediencia, atributos constantes en su iconografía. En su mano derecha sostiene un libro, sobre el que se encuentra el Niño, y en el que aparece la inscripción "Si quaeris miracula" ("Si buscas milagros"), palabras iniciales de la oración en honor a San Antonio de Padua compuesta por Fray Giuliano la Spira en 1233.

La escultura está tallada en bulto redondo, en madera maciza de tilo. Se aprecia la diferencia entre el Niño Jesús y el rostro y las manos del santo, definidos por una talla muy fina y cuidadosa, y el hábito de San Antonio, tallado de forma esencial. Estas diferencias de estilo son atribuibles a la colaboración del maestro Maragliano con alumnos y otros trabajadores, impuesta por los innumerables encargos del artista. Curiosamente, San Antonio usa zapatos cerrados en lugar de sandalias, contrariamente a la costumbre franciscana. Es posible que, debido a la falta de talladores expertos o a los plazos de entrega ajustados, se decidiera simplificar la talla de los pies descalzos con sandalias en zapatos. El cinturón es de madera tallada, salvo algunas piezas restauradas integradas en cuerda. Las últimas páginas del libro están compuestas por dos hojas de pergamino superpuestas, escritas y pintadas para conferirle mayor realismo. Toda la obra está cubierta con una preparación de yeso y cola animal que, además de servir de base para el color, rellena y disimula las pequeñas imperfecciones del soporte de madera. La policromía es de excelente calidad, con un efecto brillante, liso y compacto gracias tanto a la preparación bruñida como a los pigmentos aplicados.

La obra fue restaurada en Florencia por los profesionales del Opificio delle Pietre Dure debido principalmente a una importante plaga de insectos xilófagos. Por su uso procesional sufrió varios daños accidentales: pérdida de tres dedos de la mano derecha del Niño y de pequeños fragmentos en dos pliegues salientes del hábito del santo y en las páginas del libro de pergamino, así como numerosos arañazos, tanto en la superficie de la ropa como en las carnaciones. Además, los deterioros y las repentinas variaciones termohigrométricas que sufrió la escultura en las procesiones contribuyeron al desprendimiento y contracción de la madera, provocando la formación de grietas, pérdidas de pintura y numerosos levantamientos, que determinaron la decisión de repintar casi por completo la superficie de la obra en dos ocasiones, una en el siglo pasado y la otra más antigua.

Los trabajos de restauración consistieron principalmente en la desinsectación de la carcoma, fijación de elementos originales, eliminación de repintes con recuperación de las colores originales en el manto del Niño, azulado como la base polícroma, y las carnaciones de ambas figuras (el repintado del hábito se conservó, a pesar de su baja calidad, debido a las numerosas lagunas en la policromía subyacente original y a la similitud entre los dos colores), limpieza de los elementos metálicos que sujetan la figura a la base, reintegración de lagunas y aplicación de Barniz Regal Mat como protección.