EL PRESEPE DEL RE

25/12/2009


 

 

 

El Castillo de Venaria es un complejo arquitectónico compuesto, entre otros elementos, por el palacio, los jardines y las caballerizas. Ubicado en la localidad italiana de Venaria Reale (Turín), fue construido entre 1658 y 1679 por el maestro Amedeo di Castellamonte como residencia real de la Casa de Saboya en el Piamonte.

En estas fechas, Venaria exhibe al público, bajo un diseño de Nicola Maciariello y el equipamiento de Nicolò Giacalone, el llamado Belén del Rey (Presepe del Re), un conjunto de 120 figuras napolitanas de los siglos XVIII y XIX. Parte de la colección de estatuillas del belén se formó durante la Mostra di Etnografia Italiana, celebrada en Roma, en el año 1911, con motivo del Cincuentenario de la Unificación de Italia.

El etnólogo Lamberto Loria (1855-1913) fue el padre de la colección y de esta exposición que tiene lugar anualmente, preocupado de la pérdida de la tradición belenística en Italia a causa de la creciente urbanización y los cambios profundos que estaban teniendo lugar en la sociedad del siglo XX. En pocos años, con la ayuda de un grupo de colaboradores locales, Loria fue capaz de recoger cerca de 30.000 objetos, incluyendo alrededor de 1.000 piezas del belén napolitano, y cientos de trajes de todas las regiones italianas.

Las 120 figuras, dispuestas en una encantadora puesta en escena ubicada en la sacristía de la Capella di Sant'Uberto, el espacio sacro del recinto real de Venaria, se fechan entre mediados del siglo XVIII y principios del XIX. Están compuestas de un maniquí de estopa, cabeza de terracota (en su mayoría), con ojos de cristal, y miembros de madera (también en su mayoría). Los trajes, en general, son originarios de la época. El embalaje de la ropa se dejaba a los sastres, mientras que otros artesanos elaboraban pasamanerías con hilos de oro y plata. Los sombreros son de cuero o arcilla. Hasta el último detalle (botones, collares, pendientes) es valioso.

 

 

El belén napolitano, de cuna culta, se caracteriza por la riqueza de personajes que recrean escenas cotidianas, con tiendas, casas, mercados, etcétera, y abundancia de alimentos (frutas, verduras, pescado, carne de cordero y de cerdo) y animales, los cuales eran recreados con las mismas técnicas y atenciones empleadas para los humanos. Se despliega así toda una antología de rostros, personajes, expresiones y oficios de la época. Los grupos étnicos representados recuerdan las famosas embajadas orientales en la Corte de los Borbones.

De formas caprichosas y decadentes, como era costumbre en el Setecientos, el Presepe del Re muestra innumerables símbolos del arte popular tradicional, como la taberna, el pozo, el puente, la fuente, la cascada, el castillo o el molino. Incluso algunos pastores ofrecen un simbolismo no siempre fácilmente descifrable.

Para albergar el grupo de la Sagrada Familia, en lugar de la típica cueva, podemos admirar una especie de templo antiguo con dos columnas. Esta representación, que sigue plenamente los diseños napolitanos del siglo XVIII, simboliza las ruinas del mundo pagano y de sus dioses, en aras del crecimiento del cristianismo.

 

 

 

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