EL BUDISMO Y EL ARTE INDIO

Carlos Cid Priego (25/08/2009)


 

 

El budismo inspiró a los artistas indios una nueva sensibilidad, piadosa y caritativa. Sustituyó los dioses grandiosos y abstractos del brahmanismo primitivo por una humanidad divinizada, una realización plástica de los ensueños místicos. El punto de vista del artista búdico es muy diferente, por ejemplo, del griego; para él la belleza ideal no es la física, sino la expresión del espíritu divino. Descuida los detalles anatómicos y sólo se preocupa de la expresión del rostro. Es un arte sutil, que por su idealismo recuerda al arte gótico de Occidente. El escultor búdico era un gran creyente, pasaba las noches en profunda meditación y sólo ponía manos a la obra cuando estaba henchido de inspiración ultraterrena. También los artistas medievales oraban antes de trabajar.

La mayoría de las estatuas de Buda le representan en la posición llamada subactiva; es decir, con la pierna derecha cruzada bajo la izquierda, la cintura estrecha, la espalda ancha y la musculatura poco acusada. Casi siempre, Buda hace un gesto simbólico; los principales son de meditación, enseñanza o argumentación, afirmación e iluminación suprema. En el primero, cruza con abandono una mano sobre otra; en la argumentación, la mano derecha se eleva con la palma hacia afuera, mientras la mano izquierda señala los dedos de la derecha; para el gesto de afirmación, la mano derecha de Buda se levanta con la palma hacia fuera, con los dedos juntos, en una postura llamada por el pueblo indio abhaya ("no temer"); por último, el gesto de la iluminación suprema es dejar caer la mano hasta tocar el suelo; si la palma de la mano de Buda queda hacia arriba, es símbolo de la caridad.

Después de las estatuas de Buda, las que más abundan son los llamados bodhisatvas o "Budas Futuros", que representan a los hombres que han alcanzado tal perfección espiritual que sólo les falta una reencarnación para convertirse en Buda, acabar con las eternas transmigraciones y hallar la paz absoluta en el nirvana. Son hombres que están desligados de todo, que no odian, que no conocen ni las penas ni el deseo, y que son indiferentes a la alegría y al dolor. Casi siempre, los bodhisatvas o "Budas Futuros" tienen una apariencia juvenil y su cabeza se adorna con un moño que pronto se convierte en tiara. Igual que Buda, quedan enmarcados por un nimbo.

 

 

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