LA BARBERÍA

Con información de Elías Rodríguez Picón (11/12/2013)


 

 

La última obra fotográfica del artista onubense parece una recreación fotográfica de las barberías de antaño, como la recogida por el escritor mexicano Artemio de Valle-Arizpe en su obra Calle Vieja y Calle Nueva: "unas sólidas tenazas de hierro con las que afianzaban brutalmente la muela dañada y eso era, ¡Jesús de mi alma!, zarandear de aquí para allá y de allá para acá con inconcebible fuerza cerril a la desventurada víctima, con el noble fin de que se le aflojara, y después de mucho e inútil forcejeo y de grandes y repetidos jalones, salía la muela casi con quijada y todo, entre los largos berridos del desgraciado que tuvo el heroico valor de ponerse en semejantes manos y que sin contenerse se iba de las aguas". (Ciudad de México, 1949)

 

 

A partir de la edad media los barberos no solo se ocuparon del corte de cabellos, sino también de otras funciones propias de la medicina, como las sangrías, la extracción de muelas o la curación de úlceras. En nuestro país tales prácticas se mantuvieron hasta bien entrado el pasado siglo XX, como podemos observar en la instantánea que nos ocupa, de acusado efecto pictórico y ambientada en los años de la posguerra española.

 

 

Todo el escenario ha sido creado por Elías Rodríguez Picón empleando un exterior fabricado en aglomerado con texturas de yeso y pintura, para así crear el efecto de rústica casa pintada de blanco, muy típica de Andalucía. Se han utilizado objetos existentes -incluidas las tenazas, compradas en una tienda de antigüedades- a excepción del sillón donde el sacamuelas tortura al paciente, diseñado por Rodríguez Picón y construido por su padre, carpintero de profesión. Al igual que en obras anteriores, el hijo del artista sirve de modelo; en este caso hace del niño que, con el tirachinas y junto a un amigo de gamberradas, está a punto de sublevar el estropicio.

 

 

Escrito Relacionado en este

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com