LA VIRGEN DE LA ANTIGUA EN LA PROCESIÓN DEL CORPUS DE GRANADA

11/06/2020


 

 

El Corpus Christi ha sido considerada la fiesta de las fiestas. Una de las celebraciones de la cultura popular tradicional más vivas, solemnes, antiguas y participativas del calendario festivo, con gran protagonismo de la imaginería festiva. Hablamos de una fiesta cívico-religiosa de calle, de transformación del espacio público, de colores, de olores, de lucimiento y exaltación pública de la Eucaristía.

En el Corpus, antiguamente, estaba todo el mundo: gremios, cofradías, corporaciones, parroquias, órdenes religiosas, congregaciones... Una gran manifestación popular que arraigó fuerte entre el pueblo, y que no ha estado exenta de conflictos entre el poder civil y el eclesiástico.

La fiesta del Corpus en sus orígenes tenía una función aleccionadora sobre las Sagradas Escrituras. Con las diversas representaciones se mostraban escenas de la historia sagrada, donde el bien y el mal adoptaban varias formas. De la procesión del Corpus surgieron varios elementos folclóricos, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días: gigantes, águilas, dragones, bueyes, diablos...

Los adornos florales, los altares en calles y plazas, los damascos y cubrecamas en balcones y ventanas, y la gran solemnidad de todos los actos eran la expresión de la gran festividad del Corpus. Aunque mantiene su vigencia, la fiesta, actualmente, ha perdido la vitalidad y la importancia que tuvo décadas y siglos atrás.

En Andalucía, uno de los Corpus más importantes es el de Granada. La fiesta fue instituida por los Reyes Católicos al conquistar la ciudad, inspirándose en el Corpus de Sevilla, el más rico de la época. Fray Hernando de Talavera, primer arzobispo de Granada, sacaba las zambras moriscas en una procesión con carros móviles a la que llegaron a asistir todos los gremios y todas las parroquias de la ciudad y la vega.

 

 

 

Este año, con motivo de la situación de pandemia actual por el coronavirus, la solemne procesión eucarística de la catedral con la custodia plateresca ha tenido lugar esta mañana únicamente en el templo metropolitano, con procesión por la nave central y adoración para rezar especialmente por las víctimas del COVID-19 y sus familias. El Santísimo Sacramento ha sido llevado en unas sencillas andas por miembros de distintas corporaciones de hermandades sacramentales, en una custodia que fue propiedad de Isabel la Católica.

También durante la semana del Corpus ha quedado expuesta en la catedral una nueva obra del escultor granadino Ángel Asenjo Fenoy, copia fiel de la Virgen de la Granada, antigua patrona de la ciudad que recibe culto en el templo metropolitano. El confinamiento ha impedido que la imagen de Asenjo fuese bendecida y procesionada el pasado mes de mayo, tal y como estaba previsto.

Se trata de un encargo por deseo expreso del arzobispo y el cabildo catedralicio para organizar una cofradía diocesana en torno a esta devoción mariana formada por los más jóvenes. Se prevé también que la imagen reciba culto en la catedral, que procesione el último sábado del mes de mayo y que peregrine a otras localidades granadinas vinculadas con la reconquista.

La obra de Asenjo mide 198 cm de altura al igual que el original. Ha sido tallada en madera de cedro con policromía al óleo, dorados en oro fino y estofados al temple. Muestra también la técnica del "picado en lustre" en sus ropajes, una compleja variante del cincelado aplicada con gran pericia por Asenjo.

 

 

 

La original Virgen de la Granada (fotografías inferiores) es una imagen íntimamente vinculada a los primeros años de la nueva andadura cristiana de la ciudad. Fue sin duda la efigie que canalizó la religiosidad mariana en la nueva Iglesia granadina nacida de la reconquista. Se piensa incluso que presidió los primeros emplazamientos provisionales de la catedral, en concreto el templo de Santa María la Mayor mandado erigir por fray Hernando: de hecho, fue el lugar del primer enterramiento del arzobispo. El día de la toma de Granada procesionaba acompañada de reliquias en una procesión que revestía gran simbolismo.

En esta bella imagen se representa a la Virgen con el Niño en brazos, en cuya mano izquierda sostiene una granada, símbolo de victoria, clara alusión al triunfo de la reconquista. Es la más antigua iconografía que, traída a Granada por los ejércitos cristianos, ha recibido ininterrumpidamente culto público desde los mismos días de la toma de la ciudad. La tradición cuenta también que fue donada por la reina Isabel I a la catedral.

El original es una talla en madera policromada, anónima del arte flamenco o alemán del siglo XV. Consta que era revestida con tejidos naturales -su riquísimo ajuar se conserva en el museo catedralicio-, que en origen tenía el cabello dorado, al gusto de la estatuaria gótica de la zona, y que fue repolicromada en época barroca; en el siglo XVIII, concretamente, por el célebre artista granadino Torcuato Ruiz del Peral. Hace aproximadamente un año fue restaurada por Dionisio Olgoso, para lo cual la escultura fue bajada de su altar y escaneada, obteniéndose unas plantillas que han servido para la ejecución de la referida copia de Ángel Asenjo.

La Virgen de la Granada tiene su sede en una de las capillas laterales del templo catedralicio, cercana al altar mayor. Actualmente, está presidiendo las celebraciones litúrgicas catedralicias durante el tiempo de adviento. Las coronas de la virgen y el niño son de Diego Cervantes, platero de la catedral, cinceladas en plata dorada en 1654. El actual retablo barroco es del maestro sevillano Pedro Duque Cornejo (1714-1719), quien realizó su traza, ensamblaje y esculturas, inspirándose en el retablo de Santiago de la catedral granadina.

 

 

 

FUENTES

AA.VV. Vida de fray Fernando de Talavera, primer Arzobispo de Granada, Universidad de Granada, 1931 p. 88.

AA.VV. Guía de fiestas populares de Andalucía, Junta de Andalucía, Sevilla, 1982, pp. 357-358.

https://www.lahornacina.com/semblanzasduquecornejo.htm

 

 

 

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