LAS RESTAURACIONES DE LA VIRGEN DE GRACIA Y ESPERANZA (SEVILLA)

30/09/2006


 

 

La imagen de la Virgen de Gracia y Esperanza, titular de la sevillana Cofradía de San Roque, acaba de ser intervenida por los restauradores José Ángel del Valle Serrano y Victoria Fernández Espejo, quienes ya restauraran la imagen del Nazareno titular de dicha corporación para la pasada Semana Santa de 2006.

Los trabajos sobre la talla, que mide 160 cm de altura y es original del escultor sevillano José Manuel Rodríguez Fernández-Andes (1938), quien cobró por ella 4.300 pesetas, han consistido en la limpieza superficial de la policromía, realización de un nuevo candelero, eliminación de varios elementos metálicos en la mascarilla y su sustitución por espigas de madera, y establecimiento de un nuevo sistema de sujeción para la corona.

Los rigurosos criterios científicos de conservación han hecho que esta última restauración difiera enormemente de la llevada a cabo por el escultor Sebastián Santos en 1961. Más cercana a la remodelación practicada con fines devocionales, Santos afinó el óvalo de la Dolorosa, le retocó los labios y los párpados para agrandarle los ojos, le aplicó nueva policromía y le hizo nuevo candelero, reemplazado ahora por otro de nueva factura.

La Virgen de Gracia y Esperanza responde al tipo de Dolorosa Niña, cuyo rostro, a pesar del dolor, denota cierta paz y serenidad, tal y como se puede apreciar en la relajación de los arcos superciliares, apenas sin arrugas ni fruncimiento alguno. Inclina la cabeza hacia la derecha y dirige dulcemente la mirada hacia el suelo, en señal de pesadumbre. Los párpados quedan semicerrados; y los ojos de cristal, con el iris de color castaño oscuro, enmarcados por cejas trazadas con tiralíneas. Las pestañas son de pelo natural las superiores y pintadas las inferiores. Cinco lágrimas de cristal, representativas de las Cinco Angustias de María, corren por sus mejillas: tres en la derecha y dos en la izquierda. La nariz es recta, la boca está entreabierta y el redondeado mentón ha sido modelado sin hoyuelo. El cuello apenas presenta detalles anatómicos salvo la hendidura del bocado de Adán. El cabello se encuentra tallado en la madera y las carnaciones han sido aplicadas en semibrillo.

Pertenece al tipo de imágenes denominadas de bastidor. Sus manos aparecen extendidas, portando la izquierda un manípulo, en alusión a la compasión popular, y un rosario la derecha. En líneas generales, la composición es equilibrada y serena, prevalenciendo el gusto por la belleza idealizada en detrimento de la expresividad dramática. En las fotografías, podemos observar el antes y después de la intervención. A la izquierda, la talla original de Fernández-Andes, y a la derecha la Virgen una vez retocada por Sebastián Santos.

 

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