EL CRISTO DE LOS GASCONES DE SEGOVIA

29/03/2007


 

 

La iglesia de San Justo, constituida en los arrabales sur de Segovia y declarada Bien de Interés Cultural en 1996, además de poseer un extraordinario conjunto de pinturas murales de época románica, ha sido tradicionalmente conocida por guardar en su interior la imagen del Cristo de los Gascones. Se trata de una curiosa escultura románica realizada en madera policromada, con brazos articulados -los actuales no son los originales-, y que según la tradición trajeron viajeros gascones sobre una yegua ciega que murió repentinamente en las puertas de la iglesia. Seguramente, el origen de la leyenda conecta con el hecho histórico de la repoblación de Segovia, que comienza en el siglo XI, para alcanzar su auge en tiempos de Alfonso VIII (1158-1214), momento de prosperidad económica que se corresponde con la construcción de gran número de iglesias románicas.

El Cristo pertenece al modelo iconográfico que toma sus referentes de las tradiciones centroeuropeas que conmemoraban el ciclo de Pasión. Eran figuras articuladas, construidas expresamente para ser utilizadas en ceremonias litúrgicas de Semana Santa, que a su vez están imbricadas en los orígenes mismos del teatro medieval. La ceremonia fundamental entre todas ellas, era la que recordaba su entierro y posterior resurrección a través del rito conocido como Depositio-Elevatio-Visitatio, recogido en el Liber Ordinarius de Essen. En España los antecedentes más remotos nos acercan hasta tierras del viejo reino de Mallorca a finales del siglo XIII, pero hubo que esperar hasta los dos siglos siguientes para que el rito se extendiera por Cataluña y Valencia, y en mucha menor medida por Castilla. La tradición continúa viva en numerosísimos lugares a lo largo de la geografía española, como Bercianos de Aliste en Zamora o Villavicencio de los Caballeros, en la provincia de Valladolid.

Con bastante probabilidad, el Cristo conservado en San Justo fue utilizado en este tipo de ceremonias, si no se talló específicamente para ello. La articulación de los hombros y brazos permitiría descenderlo de la bóveda del presbiterio, donde aún hoy son visibles los orificios que servían para colgar la figura, depositándolo en un sepulcro que se mostraría vacío como prueba irrefutable de su Resurrección. La primera referencia documental que describe la procesión del Cristo de los Gascones, aparece en el Libro Inventario de la Cofradía, y está fechada el 12 de abril de 1628. Existen además numerosos testimonios conservados acerca de procesiones realizadas con la que fuera la imagen más venerada de Segovia, a la que acudían en rogativa la Ciudad, la Tierra y el Cabildo de la Catedral en casos de grave calamidad pública (sequía, hambre, peste, guerras o temporales...).

Nao d’amores, compañía de consolidada experiencia en el repertorio dramático renacentista, se encuentra representado estos días en el Teatro de la Abadía de Madrid una recreación libre de la ceremonia litúrgica que solía representarse en el templo segoviano, para la cual se construyó el Cristo de los Gascones, una de las piezas más significativas del patrimonio artístico de Segovia, de ahí que estén utilizando una réplica de la misma.

 

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