DOS LIENZOS FLAMENCOS EXPOLIADOS POR LOS NAZIS EN PONTEVEDRA

26/02/2021


 

 

El Museo de Pontevedra localizó el pasado año entre sus fondos un díptico formado por una Dolorosa y un Ecce Homo expoliados en Polonia durante la ocupación nazi de la II Guerra Mundial. Las dos piezas, atribuidas en principio al pintor holandés Dieric Bouts (Haarlem, hacia 1410/1420 - Lovaina, 1475), habían llegado al museo de la localidad gallega a través de la colección Fernández López, pero la división de rastreo de bienes expoliados del Ministerio de Cultura polaco las identificó como parte de las obras robadas por lo que ahora, según confirmó el vicepresidente, César Mosquera, serán devueltas a sus legítimos propietarios.

La noticia de la identificación como bienes expoliados surgió durante el confinamiento por la pandemia cuando Mariusz Wisniewski, del Departamento de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia, contactó con el Museo de Pontevedra para interesarse por el díptico. Según la documentación que aportaba, las dos piezas pertenecían a la colección de la princesa Czartoryski en Goluchów que había sido robada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Además de por el Gobierno polaco, el díptico ha sido reclamado por los descendientes de su primer propietario, el príncipe Wladislaw Czartoryski, dueño del castillo de Goluchów donde se produjo el saqueo alemán. Al respecto, Mosquera ha señalado que el Museo de Pontevedra devolverá ambas piezas a quién indique el Ministerio de Cultura, entidad que tiene la competencia para gestionar este tipo de asuntos a nivel estatal.

El museo recibió una carta de los representantes de la familia heredera, actuando en nombre del príncipe Adam Karol Czartoryski, la condesa Maria Helena Zamoyska, el conde Zdzislaw Zamoyski y el conde Adam Zamoyski, que aseguran ser sus legítimos propietarios. Según explican, la colección recuperada del castillo pasó en su momento al Estado polaco, pero las dos piezas encontradas en el Museo de Pontevedra no estaban incluidas en la relación de venta por lo que, a su entender, deben serles entregadas directamente a los herederos directos. Una vez recibida la carta, el museo derivó el asunto a los servicios jurídicos de la Diputación de Pontevedra y también al Ministerio de Cultura. "Es un recurso que parece difícil de prosperar. Según los convenios internacionales sobre arte expoliado en la II Guerra Mundial las piezas se van a devolver muy probablemente al Gobierno polaco para que este, después, se arregle con la familia", apuntó Mosquera, quien recordó el código deontológico de museos del ICOM (Consejo Internacional de Museos).

Ambas pinturas, tras salir de Varsovia en 1944, reaparecieron en el comercio de arte de Madrid en 1973. Las pinturas ingresaron en el Museo de Pontevedra como depósito del coleccionista José Fernández López y, desde 1994, son propiedad tras la compra de su colección (313 pinturas de autores y cronología diversas) gracias a la colaboración de la Diputación de Pontevedra, la Xunta de Galicia y el Ayuntamiento de Pontevedra.

El museo desconoce dónde y en qué momento fueron adquiridas por Fernández López, pero todo parece indicar que pudo haberlo hecho en uno de los establecimientos de la familia Maragall, la Sala Parés de Barcelona o la Galería El Cisne de Madrid, de las que era cliente habitual.

Con la finalidad de disponer de un peritaje especializado, se contactó con Ana María Diéguez Rodríguez, especialista en pintura flamenca y actual directora del Instituto Moll (centro de investigación de pintura flamenca radicado en Madrid y referencia para esta temática), quien apuntó como impresión preliminar que se trata de las mismas obras expoliadas.

Como hemos apuntado, el díptico está atribuido al pintor holandés Dieric Bouts, principal representante de la Escuela de Lovaina, y constituye un buen ejemplo de una exitosa tipología creada por Bouts, de la que se conservan numerosos ejemplares en museos y colección particulares, realizados por el artista o bien por su taller e imitadores. Su valoración ronda los 23.000 euros cada pieza, al hacer una estimación en base al precio pagado por toda la colección Fernández López (600 millones de pesetas) integrada por 313 obras.

El Museo de Pontevedra abrió ayer una instalación temporal con los cuadros de la Dolorosa y el Ecce Homo. Las piezas, junto con una descripción breve explicativa y un código QR para saber más de su historia y trayectoria, estarán a disposición del público en la sala 1 del Edificio Castelao hasta el momento de su restitución a la legítima propiedad.

Mosquera destacó que es "una pena que tengamos que deshacernos de estos cuadros, pero es una alegría colaborar a reparar el expolio nazi", en relación a su devolución, a la que el Museo se comprometió desde un inicio. En estos momentos, explicó el nacionalista, el Museo está esperando la decisión del Ministerio de Cultura sobre el futuro de los cuadros. Destacó que en estos momentos a Abogacía del Estado está estudiando la situación para emitir informe y, mientras no se efectivice la devolución y se aclare a quién se le entregan, el díptico quedará en el Museo de Pontevedra. "Nosotros somos terceros de buena fe, con toda la disposición para colaborar, y no nos crea ninguna distorsión ni estamos a disgusto con que las obras estén aquí. Se va sabiendo más de ellas y van a estar bien acogidas y bien tratadas mientras dure el proceso", destacó Mosquera.

El director del Museo, Xosé Manuel Rey, indicó que, a raíz de esta instalación temporal, desde el punto de vista histórico-artístico hay novedades sobre unas piezas inicialmente atribuidas a Dieric Bouts, mas a raíz del informe emitido por la experta del Instituto Moll, quien casi con total seguridad ha afirmado que pertenecen a algún miembro del taller de su hijo Albrecht Bouts (Lovaina, hacia 1452/1460-1549). Esto las dataría en un período más tardío del siglo XVI, algo que encaja también con la cronología y el tipo de marco tan significativo con casetones y textos sostenidos por ángeles que presentan.

Las dos obras fueron también analizadas en el Museo de Pontevedra con un programa D- Strech utilizado normalmente para las pinturas rupestres que, modificando las gamas de colores, permitió desvelar textos escritos en las traseras de los marcos, donde se aprecian frases en latín y datos en relación con su origen alemán.

 

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