EL CRISTO DE LA CARIDAD DE FUENGIROLA

Sergio Cabaco y Jesús Abades (14/07/2007)


 

 

Las principales virtudes de los imagineros contemporáneos están reflejadas en esta imagen, singular tanto por sus resultados como por su origen, ya que fue realizada con tan sólo 23 años por el malagueño José María Ruiz Montes.

Pese a que, a primera vista, pudiera parecer lo contrario, el Cristo de la Caridad de Fuengirola (2005) tiene menos de Montañés o Mesa que de Ávalos o Benlliure, de manera que la inevitable deuda que arrastran los imagineros andaluces con dos de las figuras claves de su acervo artístico queda tamizada por el seguimiento de las huellas de unos creadores con credo escultórico propio.

A ello hay que sumar la introducción de fórmulas estéticas propias de los modelos actuales, realizada con un acierto tal que la escultura, además de rechazar la servil reproducción en su ejecución, introduce un soplo de aire nuevo en la iconografía del que muchas versiones coetáneas carecen.

El drama del Crucificado aparece concentrado en tres puntos principales: la sensual cabeza implorando perdón al padre, el torso agonizante y lacerado, y la tirantez de unos brazos a punto de romperse en el madero por el peso de un cuerpo que pronto quedará inerte. Todo ello interpretado al mismo tiempo con una carga de espiritualidad y una sensibilidad que hoy en día han quedado relegadas poco menos que a la categoría de rarezas.

 

 

Fotografías de Alejandro Cerezo

 

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