CORONA DE ESPINAS

Con información de David Segarra Pérez (11/03/2013)


 

 

La corona de espinas hace referencia a la Flagelación, un episodio de la Pasión de Cristo que tuvo lugar tras el interrogatorio del prefecto romano Poncio Pilato, cuando éste pregunto a Jesús "¿Eres tú el rey de los judíos?". Tras la respuesta afirmativa, los soldados, burlándose de tal aseveración, le pusieron una clámide púrpura y una caña a modo de cetro, y tras sentarle, hincaron en su cabeza una corona trenzada con espinas de Judea, convirtiendo a Cristo, con estos atributos, en un caricaturesco rey de carnaval, al que escupieron y aclamaron de manera burlona arrodillándose ante él y exclamando "¡Salve, rey de los judíos!".

El tema se difundió a partir de la Edad Media, sobre todo a raíz de que San Luis, rey de Francia, comprara en 1239 la reliquia de la corona de espinas que depositaría en la Sainte Chapelle de París, y fue muy popularizado por los misterios, las representaciones religiosas que tenían lugar en el interior de las iglesias. Sería también, como la Flagelación, un tema favorito de reflexión para místicos y teólogos, sobre todo el momento y el objeto de la coronación de espinas que era descrito y representado de una manera cada vez más dramática.

Santa Brígida de Suecia, con la precisión que le caracteriza a la hora de describir los tormentos de Cristo, señalaba en sus célebres Revelaciones que dicha corona descendía hasta el centro de la frente, y que la sangre corría con tanta abundancia que llenaba los ojos y las orejas de Jesús. Resulta muy frecuente, sobre todo a partir del periodo barroco, la representación de dicha escena pasionista con Jesús cabizbajo y conteniendo el dolor, reflejando así la resignación con que recibe en su cabeza la importante corona de espinas que le ajusta, con fuerza y crueldad, un soldado que suele estar situado detrás suya con los brazos levantados.

 

 

Recientemente el escultor sevillano David Segarra ha realizado una corona de espinas para el Crucificado de la Misericordia, titular cristífero de la llamada Hermandad de los Dolores del municipio sevillano de La Rinconada. Hablamos de una talla labrada en 1965 por Francisco Velasco Barahona.

Se trata de una pieza exenta de la imagen; esto es, con carácter portátil, no una pieza fija. En la elaboración de una corona de espinas lo ideal es hacerla otorgándole cierta personalidad, de ahí que el procedimiento haya sido ir distribuyendo y adaptando las distintas ramas sobre el volumen del perímetro craneal de la mencionada imagen, confiriéndole a la corona el carácter formal deseado.

La corona ha sido llevada a cabo con resina epoxídica, dotada de presencia y consistencia, rematada con espinas naturales de acacia, planta con la que se cree fue trenzada. Este moldeable material permite una total adaptación al volumen craneal, proporcionando un resultado muy satisfactorio.

La policromía de la corona se ha realizado al óleo, en tonalidades tierras-verdes y con valoración de matices. El sistema de anclaje a la cabeza del Cristo fue colocado la pasada semana por su autor -para así quedar colocada de cara a la estación de penitencia del próximo Sábado Santo-, quien en estos momentos se encuentra finalizando la fase del estofado y policromía de cuatro cartelas destinadas al canastro procesional de la popular imagen roldanesca de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la sevillana Hermandad de la O.

 

 

FUENTES: BENITO GOERLICH, Daniel. Herencia Pintada: Obras Pictóricas
Restauradas de la Universitat de València
, Valencia, 2002, pp. 215-216.

 

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