Tras la Asunción en cuerpo y alma de la Virgen al cielo, se produce su glorificación por la Santísima Trinidad como Soberana de Cielos y Tierra, en definitiva su proclamación como Reina y Señora de todo lo creado. LA CORONACIÓN DE LA VIRGEN (VILLAMARTÍN - CÁDIZ)
13/08/2006
Tras la Asunción en cuerpo y alma de la Virgen al cielo, se produce su glorificación por la Santísima Trinidad como Soberana de Cielos y Tierra, en definitiva su proclamación como Reina y Señora de todo lo creado.
Simbolizando la divina distinción de María nos encontramos con la corona, atributo con el que suele ser representada frecuentemente en alusión a su realeza, triunfo y poder.
La iconografía habitual del instante muestra a Dios-Padre y Dios-Hijo imponiendo la corona a María en presencia del Espíritu Santo. En ocasiones, la presea es ceñida por ángeles con la Tríada de testigo.
María en el pasaje de su Coronación, del que deriva el acto canónico que distingue a señeras imágenes marianas, ha sido denominada también como Nuestra Señora de las Tres Avemarías en honor a un piadoso rezo, y existen incluso ejemplares en imaginería de la Virgen sola o sosteniendo al Niño que reciben la advocación de Virgen Coronada.
En la fotografía, tomada durante su reciente restauración, pueden observar una espléndida representación escultórica en altorrelieve de la Coronación de María. Se halla en el retablo mayor de la Parroquia de Nuestra Señora de las Virtudes, del municipio gaditano de Villamartín, cuya decoración escultórica fue contratada en el año 1678 con el célebre escultor sevillano Pedro Roldán, quien también realizó los altorrelieves de los Cuatro Evangelistas y las efigies de bulto redondo de San Pedro, San Pablo, San Joaquín, Santa Ana, San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
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